Casimiro Curbelo rebajó la alerta por el fuego pese al riesgo de que se reactivara
15 agosto, 2012
M. Á. MONTERO
El Ejecutivo canario que preside Paulino Rivero —enfrentado con el
Gobierno central a cuenta de la tardanza en reaccionar ante la gravedad
del incendio de La Gomera— rebajó paradójicamente el pasado miércoles el
nivel de alerta y gravedad del fuego que desde hace diez días azota la
isla, y que ha provocado miles de desalojos y la calcinación del 12 por
ciento de su superficie. La rebaja del nivel de alerta se produjo «a
solicitud del Cabildo insular», según puntualizó entonces el consejero
de Seguridad del Gabinete regional, Javier González Ortiz, y el fuego
pasó del nivel 2 al nivel 1. Es decir, las tareas de extinción quedaban
en manos del Cabildo que preside el socialista Casimiro Curbelo.
De esta forma, y apenas dos días antes de que las llamas se reactivasen y
obligasen a la evacuación de miles de ciudadanos, el Ejecutivo de
Paulino Rivero (que tiene la competencia en materia de lucha contra los
incendios) cedía la responsabilidad de las tareas de extinción a la
corporación insular gomera. Ambas instituciones dieron por
«estabilizado» y «acotado» el fuego, pese a la catástrofe ecológica
producida sólo unos días después.
Rivero ha insistido en la necesidad de establecer una base permanente de hidroaviones
El exsenador Curbelo, quien renunció a su cargo tras su disputa con la
Policía a la salida de una casa de citas de Madrid pero al que el PSOE
mantuvo en la presidencia del Cabildo, informaba el miércoles, día 8, de
que el incendio evolucionaba de forma «satisfactoria» y de que pasaba
de nivel 2 a nivel 1. Dos días después, el viernes, el fuego se reactivó
en tres frentes y obligó al cabildo y al Ejecutivo regional a activar
de nuevo el nivel 2. A partir de entonces, los acontecimiento se
precipitaron hasta desembocar, en las primeras horas del lunes, en la
evacuación de 3.000 vecinos de Valle Gran Rey, el segundo municipio más
poblado de la isla.
Una y otra administración, Gobierno autonómico y cabildo, han criticado
una pretendida tardanza en el envío de los medios aéreos por parte del
Estado. Rivero ha insistido en la necesidad de establecer una base
permanente de hidroaviones en el archipiélago y Curbelo se mostró ayer
muy duro con el Ejecutivo estatal, pese a que las competencias en
cuestión han sido transferidas a las comunidades autónomas.
El ministro de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, y la delegada del
Gobierno en la región, María del Carmen Hernández Bento, se afanaron
ayer en aclarar que la responsabilidad recae sobre la Administración
autonómica, titular de la competencia, y en que el Estado se limita a
portar los medios de que dispone cuando se le solicita.
Vuelta a casa
El incendio dio ayer cierto respiro a sus habitantes. Aunque el fuego
sigue fuera de control, alrededor de 4.000 personas pudieron regresar a
sus casas, incluidos los residentes en Valle Gran Rey, el municipio que
tuvo que ser desalojado en las primeras horas del lunes por la cercanía
de las llamas.
La escena que se han encontrado a su vuelta los 3.000 evacuados de la
localidad turística en nada recuerda, sin embargo, a la que guardan los
muchos visitantes que cada año disfrutan del municipio. Cerca de 40
viviendas han sufrido los rigores del incendio; una veintena de ellas
aún pueden salvarse, otras tantas hay que levantarlas de nuevo. Huertos
destrozados y animales calcinados rematan la tristeza de muchas
familias.
Además, aún permanecen fuera de sus hogares más de un millar de gomeros,
los habitantes de Las Hayas, Los Loros, Banda de Las Rosas y de varios
núcleos de Vallehermoso, 200 de los cuales pernoctan en los improvisados
albergues.
Respecto del parque nacional de Garajonay, principal preocupación del
dispositivo contraincendios tras la seguridad de las personas y de las
poblaciones, los daños son «significativos».
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