20120929

Toca una buena purga


 
El poder es un ''arreglo'' entre los políticos y la oligarquía que está detrás del escenario. Siempre fue así; el franquismo no dio paso a la democracia, sino al poder de unos pocos. El español medio, mientras no falte para comer, siempre ha obedecido al que manda, sea un gobierno democrático o dictatorial. No existe cultura de participación ciudadana y en el subconsciente colectivo subyace un antiguo ''miedo reverencial'' por todo aquello que simbolice ''poder''.
El mayor error de las generaciones jóvenes ha sido pensar que estábamos en una democracia; corrupta, pero una democracia al fin y al cabo. Nos engañaron. La corrupción no es tanto personal como institucional. El fallo está en el corazón del sistema. Y el grado de democracia que existe es bastante bajo: nula separación de poderes, política sectaria de medios de comunicación y dictadura de los partidos (ley electoral que favorece a los partidos de 'El Sistema', financiación pública de los mismos y nula democracia interna).
La ciudadanía ha dado por fin el paso hacia adelante. No se trata (o no sólo) de las manifestaciones, los disturbios o el 15-M. Es algo mucho más profundo; la desafección por ''los de arriba'' y por toda la arquitectura del sistema no tiene vuelta atrás. El régimen del 78 está muerto y no existe relevo generacional posible dentro del marco institucional, jurídico, económico y social en el que estamos. No es una transición: es una ruptura.
Llegado este punto, el problema que se plantea es un conflicto de intereses a gran escala. Los españoles estamos de acuerdo en lo más básico y rechazamos mayoritariamente el poder oligárquico de nuestra clase política y toda forma de corrupción. Pero, sin embargo, tenemos ideas e intereses opuestos; la descomposición social ya se intuye y los fanatismos entran en juego. En ese escenario sí son posibles confrontaciones civiles.
Dudo que haya una guerra; nos salva la integración en la UE y demás organismos supranacionales. La inversión en España ha sido masiva (ej. infraestructuras). A nadie le interesa que el país se desestabilice dando lugar a un escenario bélico o a confrontaciones civiles serias. Estamos en manos de nuestros acreedores y ellos sí tienen el poder para evitar esa ''vuelta de tuerca'' que precipite acontecimientos que nadie desea. Debe haber una ruptura con el pasado político y la ciudadanía debe tomar el control; pero la ''corruptocracia'' debe desmontarse desde arriba y con ayuda de la UE. Si los políticos cometen el error de regatear a la sociedad los cambios democráticos que ésta demanda, el proceso podría ser desestabilizador y violento. La crisis económica es profunda y el ambiente no es el más apropiado para la serenidad que se necesita en el proceso.
Lo dramático en esta situación es que todo esto a la clase dirigente le suena a chino. Demasiados años en la poltrona y demasiada pérdida de contacto con la realidad. Demasiado dinero fácil para nuestra economía y mucha, pero mucha corrupción. Y mucha impunidad. Parecen dispuestos a gobernar al ritmo de los acontecimientos, no tienen rumbo y no hay ningún plan de futuro. Si la UE no actúa pronto y con determinación podría acabar todo muy mal...


Dado que "el grado de democracia que existe es bastante bajo: nula separación de poderes, política sectaria de medios de comunicación y dictadura de los partidos", habría que limpiar todo ésto para salir bien de la situación.

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