Que el sistema financiero tiene problemas es notorio, pero el baile de
cifras intenta confundirnos. Si sumamos todo los recursos que absorberán
desde ahora hasta fin del año que viene entre recapitalizaciones y
aportaciones del Banco Malo, el agujero negro de la banca se habrá
llevado otros 100.000 millones.
Aunque el contribuyente pueda estar tranquilo porque el Gobierno se las
ha ingeniado para no poner de forma directa el dinero, la verdad es que
el agujero bancario (principalmente procedente de las antiguas cajas)
tiene proporciones descomunales y aún hay que inyectarle el 10% del PIB
para estabilizarlo, más o menos.
Si nos damos cuenta de la cantidad de dinero que se compromete en las
operaciones de saneamiento y que ciertamente se hurta de otros empleos
más provechosos para la actividad económica y el empleo, no tenemos más
remedio que concluir que tal forma de acaparar los recursos financieros
es una de las causas de la recesión que vivimos. Si sumamos el efecto
expulsión que está induciendo la política fiscal del Gobierno, la
recesión es una consecuencia tan lógica como nefasta, cuya salida no es
sencilla y precisará tiempo, porque entre unos y otros están arrasando
el sistema productivo.
¿Hay que pasar por esto? La respuesta es que quizás a estas alturas sí,
pero sólo por la ineptitud de quienes han regido la industria
financiera, sobre todo las cajas de ahorros, y los destinos del país. Si
nos fijamos, ciertamente son los mismos, ya que los políticos han
estado metiendo sus sucias manos en las cajas y en el presupuesto del
Estado, con las consecuencias en uno y otro caso que todos conocemos.
Cuando el público se queja de los políticos se muestra tibio, porque no
hay grey que haya causado más males y que haya sabido autodepurarse tan
poco como para dejar en puestos de alta responsabilidad a los más
ineptos, corruptos y viciados seres que jamás hayan gobernado este
longevo pero desafortunado país.
Nos quieren hacer creer que el saneamiento del sistema financiero saldrá
del crédito a la banca concedido por Europa y que toda esa operación no
nos costará un euro, pero nada más lejos de la realidad. El Banco Malo
acaparará otros 60.000 millones del ahorro del público que no se
transformará en créditos para nadie, sino en financiar el desastre
inmobiliario que la codicia de unos y otros ha creado.
Si a esos 60.000 millones sumamos la disposición de al menos 40.000 del
crédito a la banca, sale la bonita cifra de 100.000 millones que se
habrán enterrado tan sólo para limpiar las tuberías del sistema. Veremos
si cuando estén limpias alguien consigue un euro para mantener su
negocio, si es que cuando le llegue ese euro aún sigue abierto. Porque
en este país, hemos pasado del erre que erre, al ERE que ERE.
Saldremos, pero mientras tanto seguirán echando a gente de sus casas,
seguirá la cola del desempleo y la clase media seguirá volatilizándose y
engrosando las capas más deprimidas de la sociedad. Pero la banca
tendrá sus 100.000 millones porque nos tiene a todos cogidos por... los
Gobiernos.
Antes de que termine 2013, la banca se habrá tragado otros 100.000 millones
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