20130225

Benidorm, ladrillo de oro

Benidorm, ladrillo de oro

Benidorm, pese a la que está cayendo, sigue siendo el contrapunto a la crisis del ladrillo. Así lo demuestran dos datos. Uno, que la ciudad sigue teniendo las viviendas más caras de la Comunidad Valenciana, como refleja el precio que mantiene por metro cuadrado, 1.945 euros (media de 2012), según datos del último informe emitido por la Sociedad de Tasación. Y dos, en apenas tres años el Ayuntamiento ha doblado el número de licencias otorgadas para rehabilitar las fachadas de sus edificios, de 22 en 2010 ha pasado a 43 en 2012, según datos facilitados por el concejal de Urbanismo, Vicente Juan Iborra.

Al contrario que en otros municipios, la frenética actividad para poner a punto las fachadas no es producto de una obligación promovida por el Ayuntamiento, sino que llega desde la propia iniciativa privada. José Luis Camarasa, arquitecto jefe del Ayuntamiento de Benidorm, lo explica como un efecto producto de la "inteligencia social". "Las sociedades de tasación mantienen el precio del metro cuadrado de Benidorm muy alto y esto no pasa desapercebido para los propietarios, que quieren mantener el valor tanto en la vivienda residencial, como en los alquileres y en la planta hotelera, y saben que es más barato reparar lo que tienen que arriesgar su patrimonio" en otras inversiones que aún les generen dudas. Pero el arquitecto jefe municipal va más allá. Según Camarasa, hoy por hoy, "el dinero está mucho más seguro rehabilitando un edificio en Benidorm que en cualquier banco".

Por este motivo actualmente es casi imposible no toparse con varios edificios de envergadura vestidos con andamios para lavar su imagen si uno pasea por la ciudad. Una circunstancia que choca al suceder en un tiempo en el que la morosidad se acrecienta dentro de las comunidades de vecinos, y también porque parte de estos edificios no han cumplido aún los 50 años que marca la ley para que las fincas empiecen a pasar, obligatoriamente, inspecciones periódicas cada cinco años.

Según fuentes municipales, la morosidad se capea gracias a que, al ser grandes comunidades, la mayoría asume el gasto de aquel vecino o vecinos que no puedan asumir su parte, bien de forma pactada, o bien optando por reclamar después, vía judicial, el importe correspondiente. Por ello, en Benidorm solo se ha producido un caso en el que el Ayuntamiento ha tenido que ejecutar de oficio una obra privada (en el edificio Las Terrazas), al contrario que en otras localidades donde si ha tenido que intervenir la Administración.

Por otra parte, en Benidorm no se espera a que el edificio esté muy deteriorado para actuar. Al menos así lo explicaba Camarasa, quien recordaba que "la gente sabe que es más barato mantener que reparar", y por eso lo hace.

La rehabilitación, según la ley

La Ley Urbanística Valenciana establece que los propietarios de toda edificación catalogada o de antigüedad superior a 50 años deben promover, al menos cada cinco años, una inspección a cargo de un facultativo competente para supervisar su estado de conservación. Del resultado, ha de expedirse un certificado que describa los desperfectos y las medidas prioritarias a realizar.

Medidas especiales en municipios con cascos antiguos singulares o en deficiente estado
La otra cara de Benidorm en la Marina Baixa son Vila Joiosa y Altea, cuyos Ayuntamientos han tomado la iniciativa dada la singularidad de sus cascos antiguos. En el caso de La Vila el Ayuntamiento aprobó en 2008 una Ordenanza reguladora de la Conservación y de la Inspección Técnica de Edificios para mejorar su núcleo histórico actuando ante la antigüedad de sus edificios, las infracciones urbanísticas detectadas y el deficiente estado en que se encontraban varios solares (la ordenanza llegó tras el derrumbe de varias casas). Desde entonces el Ayuntamiento obliga a pasar inspecciones a los vecinos y a ejecutar sus resultados. Este segundo aspecto ha conllevado la inversión extranjera, pero también la venta de inmuebles por parte de vecinos del barrio de toda la vida y la ejecución subsidiaria de las obras, cuya minuta luego se reclama. Pese a la ordenanza, el Consistorio no da ninguna subvención para estas actuaciones desde 2009.

Al contrario, en la villa blanca la Concejalía de Urbanismo acaba de lanzar ayudas para pintar fachadas del Casco Antiguo de Altea y Altea la Vella. Con un presupuesto de 18.000 euros, la Concejalía anima a sus vecinos a adecentar al menos por fuera las pequeñas edificaciones para "combatir la imagen estética negativa que da el estado de abandono en los inmuebles". El reto: "Terminar la legislatura con todos sus edificios de blanco", según Carolina Punset. r. lópez

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