El Gobierno frena el crecimiento de las grandes petroleras durante cinco años
El Gobierno frena el crecimiento de las grandes petroleras durante cinco años
El
Gobierno parece dispuesto a promover una mayor liberalización del
sector de las gasolineras del país. Y pretende hacerlo facilitando la
apertura de nuevas estaciones de servicio en destinos que hasta ahora
sufrían mayores restricciones legales (singularmente centros comerciales
y polígonos industriales) e impulsando la llegada de nuevos operadores
que puedan plantar cara a las grandes petroleras que operan en el país y
que tienen un control manifiesto del sector.
El Consejo de Ministros de la pasada semana aprobó una batería de
iniciativas en este sentido, que recogían a grandes rasgos casi todas
las recomendaciones que para el sector había realizado la Comisión
Nacional de Competencia (CNC) en un reciente informe. Entre otras
iniciativas, el Ministerio de Industria busca fomentar la entrada de
nuevos competidores al sector de las estaciones de servicio al limitar
temporalmente la apertura de nuevas instalaciones a los grupos con mayor
peso en el mercado de cada provincia española.
En
concreto, el Gobierno prohíbe sumar nuevas gasolineras, ya sean propias
o abanderadas, a las petroleras que ya cuentan con más de un 30% de
cuota de mercado en cada provincia. Esta suerte de
moratoria, tal y como se recoge en el real decreto, tiene una duración
de cinco años, aunque el Ejecutivo subraya que podría revisar los plazos
de la prohibición impuesta en función de la evolución del sector.
Repsol, la más afectada por la prohibición
En el mercado español hay algo más de 10.300 estaciones de servicio,
según los registros de la Asociación Española de Operadores de Productos
Petrolíferos (AOP) con datos al cierre de 2011. Repsol (con sus marcas
Repsol, Campsa y Petronor) controla un 35% de los puntos de venta, con
un total de 3.600 por toda España. Cepsa cuenta por su parte con casi
1.500 gasolineras, un 14% del total. Los otros rivales siguen a los dos
grandes muy de lejos: BP, con más de 670 estaciones, controla el 6,5%;
la portuguesa Galp tiene una red de 613 gasolineras; y Disa mantiene una
cómoda posición en el mercado canario con más de 540 instalaciones.
Las cuotas de mercado de cada uno de los operadores por provincias no
son públicas. E incluso la propia Comisión Nacional de la Energía se
cuida de hacer públicos los datos de las cuotas desagregadas por
compañías incluso a nivel estatal (el último informe de la CNE sobre el
sector está lleno de blancos en sus gráficos y tablas, y repleto de
apuntes de 'Confidencial' en el texto). Sin embargo, fuentes del mercado
apuntan que la prohibición aprobada por el Gobierno impedirá a Repsol
abrir nuevas gasolineras en la mayoría de las provincias españolas, al
superar esa cota del 30% en buena parte de los mercados provinciales.
El grupo presidido por Antonio Brufau sería el más afectado por la
moratoria, pero también verían limitado su crecimiento Cepsa en algunas
provincias (singularmente en Andalucía y Canarias) y Disa en el mercado
de Canarias. En paralelo, algunas fuentes indican que probablemente
también Meroil podría ver limitada sus planes de expansión en algunas
provincias catalanas.
Objetivo: contener el precio de los combustibles
Con
las nuevas medidas, el Ministerio de Industria busca dar entrada a
nuevos operadores en el mercado español y lo hace constriñendo la
capacidad de expansión y de influencia de las grandes compañías
tradicionales. El departamento de José Manuel Soria
quiere promover la apertura de nuevas gasolineras, pero pone coto a las
grandes petroleras para que la llegada de nuevas compañías avive la
competencia en un sector falto de ella y conseguir así una contención de
los precios de los combustibles, que el año pasado marcaron continuos
máximos históricos en abril y durante el verano. Ésta es la teoría, ya
se verá si tiene éxito en la práctica.
La Comisión Nacional de la Competencia y la Comisión Nacional de la
Energía vienen criticando desde hace años la falta de competencia en el
sector de las estaciones de servicio y las barreras de entradas a nuevas
compañías, al tiempo que se quejaban del incremento de los márgenes de
las petroleras (del 20% desde 2007) a unos ritmos que difícilmente
encajan con el desplome del consumo que ha provocado la crisis. El
Ejecutivo sigue ahora algunas de las recomendaciones de ambos organismos
y busca una mayor liberalización en el negocio para contener los
precios, dado su fuerte incidencia en el alto nivel de inflación actual.
En
este sentido, el Gobierno no solo acota las posibilidades de
crecimiento de las grandes petroleras impidiendo abrir nuevas
estaciones, sino que también pretende matizar su influencia en las
gasolineras con que ya cuentan. Y es que el real decreto prohíbe a las
petroleras recomendar el precio de venta a sus estaciones abanderadas y
también reduce la duración de los contratos de suministro exclusivo
entre las petroleras y las estaciones (actualmente tienen un plazo
generalmente de cinco años, y ahora pasan a ser de un año prorrogable
por otros tres a petición de la propia gasolinera).
Una medida, esta última, que puede acabar levantando ampollas en el
sector por la complicación de adaptar en un plazo de doce meses todos
los contratos vigentes y la posibilidad de que contravenga la normativa
europea.
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