20130224

Emarsa se gastó 9.000 euros en 18 bolígrafos para los miembros del consejo

Emarsa se gastó 9.000 euros en 18 bolígrafos para los miembros del consejo

Tercera declaración de la secretaria del gerente de la depuradora, Esteban Cuesta. La comparecencia de Soledad Gálvez perdió ayer algo de interés respecto a sus dos jornadas precedentes. No obstante, todavía dejó alguna perla significativa del despilfarro en la planta de Pinedo. En este caso, relacionada con los regalos que recibieron los miembros del Consejo de Administración de Emarsa: unos bolígrafos, a 500 euros la pieza.

Hasta la fecha se conocía un gasto de 9.000 euros en la joyería Armando Martínez. En principio, se habló de unos Mont Blanc. Sin embargo, hasta la fecha nadie había vinculado el dinero, el regalo y lo más importante: su destinatario.

La secretaria aclaró que esa factura -que no tiene el sello del departamento de contabilidad- se corresponde «con unos bolígrafos que iban grabados con las iniciales de cada consejero». De hecho, fue la propia Gálvez la encargada de enviar los nombres por fax al establecimiento. El ordenanza de la planta se ocupó de ir a recoger los obsequios. La secretaria precisó que el encargo se hizo por orden de Esteban Cuesta.

El resumen del testimonio de Gálvez apunta en una única dirección crítica. Todos los dardos van dirigidos hacia el gerente de la depuradora y el informático. En cambio, se desvincula por completo del presidente de Emarsa, Enrique Crespo pese a que reconoció amistad con su hermano Carlos Crespo. Los tres son de Manises.

Una nueva muestra de lo anterior se produjo ayer. Admitió que le «constaba» que Cuesta «adjudicaba a dedo» las contrataciones, porque no veía más que a «amigos». Sin embargo, aclaró que que desconocía si Cuesta consultaba los contratos con el expresidente Crespo.

Sobresueldos

Gálvez ha relatado esta semana los sobresueldos que recibían algunos responsables de la planta. Las cantidades se entregaban en efectivo. La secretaria comentó ayer que también Adolfo Polo, jefe de medioambiente en Emarsa, recibía de Cuesta sobres con 300 euros «para comida de un caballo». Al parecer, el gerente tenía un equino en Valencia, un dato que hasta la fecha no se conocía. Tampoco el lugar donde cuidaban al animal.

Aprovechó la secretaria para negar la supuesta mala relación de los hermanos Cuesta. Se les acusa de cobrar comisiones de empresas que facturaban a Emarsa a través de una firma familiar. Definió a José Ramón, en palabras de su hermano Esteban, como una persona «bastante limitada» y que él le tenía que sacar «las castañas del fuego de toda la vida».

La testigo fue preguntada de nuevo por esa supuesta conspiración contra el gerente, que consistía en reunir información contraria a sus intereses. La propuesta partió de un trabajador que admitió haber llegado a la depuradora a través de esta especie de extorsión. Ante el riesgo de que fueran despedidos, al desaparecer el departamento de administración, planeaban reunir datos con los que presionar a Cuesta «para conseguir un nuevo empleo en otro sitio».

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