20130224

¿Quién vigila al helicóptero de Sol?

¿Quién vigila al helicóptero de Sol?

No es difícil imaginar a los habitantes del centro de Madrid cada vez que concluye una marcha reivindicativa como al capitán Willard en la primera escena de 'Apocalypse Now': insomnes, con la mirada perdida en el techo y percutidos por el estruendo de un rotor. Sólo que el 'The end' de The Doors no acaba nunca en la Puerta del Sol y los aledaños del Congreso. Un helicóptero de la policía supervisa desde el cielo el desarrollo de cada gran movilización ciudadana.

Las concentraciones masivas se han multiplicado desde el estallido de la crisis económica y raíz del 15-M. Hasta 74 protestas fueron autorizadas en una sola semana de mayo por la Delegación de Gobierno en Madrid. El helicóptero, en época de ventanas abiertas por las altas temperaturas, sobrevoló entonces la zona. También durante el 29-S y hasta hoy, con las sucesivas 'mareas' provocadas por los recortes del Gobierno.

¿Quién vigilará al vigilante?, se preguntaba al poeta romano Juvenal. ¿Qué sucede cuando quien genera el ruido es quien debe controlarlo? La Policía tiene siempre disponibles varios helicópteros en la base aérea de Cuatro Vientos. Allí hay un hangar con medios aéreos que incluyen también avionetas incautadas a narcotraficantes o a personas detenidas por corrupción.

El modelo de helicóptero más usado por la Policía Nacional es un modelo EC-135 bimotor conocido internamente como 'Cóndor'. Los helicópteros autorizados para sobrevolar ciudades deben tener dos motores, por si falla uno de ellos. Se supone, además, que este modelo es mucho más silencioso que los que se usaban hacen años, pero lo cierto es que en mitad de la noche sus aspas resuenan por toda la ciudad.

'Afecta al descanso'

Cada hora de vuelo del helicóptero, según fuentes del sector, cuesta 2.200 euros entre combustible, personal, etc. Por eso sólo suele salir a requerimiento de sus superiores o de los dirigentes políticos. El 'Cóndor' vuela generalmente con tres personas: un piloto, un copiloto y un técnico que maneja la cámara. La Policía solía utilizar este medio para persecuciones de delincuentes, porque desde la altura puede guiar a los coches patrulla, pero ahora se utiliza mucho más para controlar las manifestaciones y protestas desde el aire.

Según fuentes consultadas, la cámara del helicóptero es tan potente que desde una altura considerable es capaz de hacer legible la matrícula de una coche o incluso la cara de una persona. La Policía usa el aparato en las manifestaciones para hacer estimaciones de asistentes, aunque las discusiones que se generan siempre en relación a este punto hacen que generalmente no se hagan públicas esas cifras. También se utiliza para indicar a los antidisturbios, por ejemplo, si hay algaradas en una protesta, o si hay algún grupo que se desvíe de los recorridos autorizados.

Desde la Asociación de Vecinos de Chueca, víctimas del bullicio que ya de por sí genera un barrio donde "hay más bares que portales", un representante admite que el ruido del helicóptero "no es el único, pero es una fuente más: afecta al descanso". El aparato de la Policía, que cuenta con un perfil paródico en Twitter, contribuye así a la "saturación del Distrito Centro". Una situación que lleva denunciando insistemente el colectivo y que viene propiciada no solamente por los establecimientos de ocio, sino también por el botellón y por diversos episodios de vandalismo relacionados con este fenómeno callejero, como la rotura de cristales y la quema de contenedores.

Menos crítica se muestra sin embargo la Asociación de Vecinos Ópera-Austrias, que admite que "el esporádico tránsito de helicópteros, si bien produce evidentes molestias, no es ni mucho menos la principal fuente de contaminación acústica que sufrimos los vecinos, ni está entre nuestros objetivos el reclamar que se deje de patrullar una zona que sufre continuas aglomeraciones de personas y manifestaciones".

Por encima del límite de la OMS

La Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica aprobada el 25 de febrero de 2011 vino a actualizar la Ordenanza de Protección de la Atmósfera contra la Contaminación por Formas de Energía. La nueva normativa reconocía y venía a responder a "la amplitud en la definición legal del concepto de contaminación acústica", entendiéndose ésta como "la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el medio ambiente".

El texto, publicado en el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid el 5 de abril de 2011 (núm. 6406 pág. 8) y en el de la Comunidad de Madrid 6 de abril de 2011 (núm. 105 pág. 163), avisaba también de la necesidad de dotar del "marco regulatorio básico" para intervenir en las denominadas zonas de protección acústica especial (ZPAE). Una propuesta contra la que se ha movilizado desde el primer momento la Plataforma Empresarial del Sector Ocio de Madrid.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaba en 2010 establecer el límite de ruido nocturno en 40 db (decibelios). Ecologistas en Acción denunció el pasado mes de abril que ese máximo se rebasaba en España, con valores límites registrados de 55 dB (noche) y 65 dB (día) para zonas residenciales. La ONG, además, hizo especial hincapié en la situación de Madrid, donde el 15% de la población sufre niveles medios de ruido durante el día por encima de los 65 dB.

Ya en febrero de 2008 la capital había alcanzado niveles de ruido insoportables. La Agencia Europea de Medio Ambiente señala que el riesgo para la salud a medio plazo debido al ruido es "muy superior a los del tabaquismo pasivo y la contaminación de aire por ozono y partículas, temas que reciben mayor atención por las administraciones".

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