¿Quién vigila al helicóptero de Sol?
No es difícil imaginar a los habitantes del centro de Madrid cada vez
que concluye una marcha reivindicativa como al capitán Willard en la
primera escena de 'Apocalypse Now': insomnes, con la mirada perdida en
el techo y percutidos por el estruendo de un rotor. Sólo que el 'The
end' de The Doors no acaba nunca en la Puerta del Sol y los aledaños del
Congreso. Un helicóptero de la policía supervisa desde el cielo el
desarrollo de cada gran movilización ciudadana.
Las concentraciones masivas se han multiplicado desde el estallido de la
crisis económica y raíz del 15-M. Hasta 74 protestas fueron autorizadas
en una sola semana de mayo por la Delegación de Gobierno en Madrid. El
helicóptero, en época de ventanas abiertas por las altas temperaturas,
sobrevoló entonces la zona. También durante el 29-S y hasta hoy, con las
sucesivas 'mareas' provocadas por los recortes del Gobierno.
¿Quién vigilará al vigilante?, se preguntaba al poeta romano Juvenal.
¿Qué sucede cuando quien genera el ruido es quien debe controlarlo? La
Policía tiene siempre disponibles varios helicópteros en la base aérea
de Cuatro Vientos. Allí hay un hangar con medios aéreos que incluyen
también avionetas incautadas a narcotraficantes o a personas detenidas
por corrupción.
El modelo de helicóptero más usado por la Policía Nacional es un modelo
EC-135 bimotor conocido internamente como 'Cóndor'. Los helicópteros
autorizados para sobrevolar ciudades deben tener dos motores, por si
falla uno de ellos. Se supone, además, que este modelo es mucho más
silencioso que los que se usaban hacen años, pero lo cierto es que en
mitad de la noche sus aspas resuenan por toda la ciudad.
'Afecta al descanso'
Cada hora de vuelo del helicóptero, según fuentes del sector, cuesta
2.200 euros entre combustible, personal, etc. Por eso sólo suele salir a
requerimiento de sus superiores o de los dirigentes políticos. El
'Cóndor' vuela generalmente con tres personas: un piloto, un copiloto y
un técnico que maneja la cámara. La Policía solía utilizar este medio
para persecuciones de delincuentes, porque desde la altura puede guiar a
los coches patrulla, pero ahora se utiliza mucho más para controlar las
manifestaciones y protestas desde el aire.
Según fuentes consultadas, la cámara del helicóptero es tan potente que
desde una altura considerable es capaz de hacer legible la matrícula de
una coche o incluso la cara de una persona. La Policía usa el aparato en
las manifestaciones para hacer estimaciones de asistentes, aunque las
discusiones que se generan siempre en relación a este punto hacen que
generalmente no se hagan públicas esas cifras. También se utiliza para
indicar a los antidisturbios, por ejemplo, si hay algaradas en una
protesta, o si hay algún grupo que se desvíe de los recorridos
autorizados.
Desde la Asociación de Vecinos de Chueca, víctimas del bullicio que ya
de por sí genera un barrio donde "hay más bares que portales", un
representante admite que el ruido del helicóptero "no es el único, pero
es una fuente más: afecta al descanso". El aparato de la Policía, que
cuenta con un perfil paródico en Twitter, contribuye así a la
"saturación del Distrito Centro". Una situación que lleva denunciando
insistemente el colectivo y que viene propiciada no solamente por los
establecimientos de ocio, sino también por el botellón y por diversos
episodios de vandalismo relacionados con este fenómeno callejero, como
la rotura de cristales y la quema de contenedores.
Menos crítica se muestra sin embargo la Asociación de Vecinos
Ópera-Austrias, que admite que "el esporádico tránsito de helicópteros,
si bien produce evidentes molestias, no es ni mucho menos la principal
fuente de contaminación acústica que sufrimos los vecinos, ni está entre
nuestros objetivos el reclamar que se deje de patrullar una zona que
sufre continuas aglomeraciones de personas y manifestaciones".
Por encima del límite de la OMS
La Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica
aprobada el 25 de febrero de 2011 vino a actualizar la Ordenanza de
Protección de la Atmósfera contra la Contaminación por Formas de
Energía. La nueva normativa reconocía y venía a responder a "la amplitud
en la definición legal del concepto de contaminación acústica",
entendiéndose ésta como "la presencia en el ambiente de ruidos o
vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que
impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo
de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que
causen efectos significativos sobre el medio ambiente".
El texto, publicado en el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid el 5
de abril de 2011 (núm. 6406 pág. 8) y en el de la Comunidad de Madrid 6
de abril de 2011 (núm. 105 pág. 163), avisaba también de la necesidad
de dotar del "marco regulatorio básico" para intervenir en las
denominadas zonas de protección acústica especial (ZPAE). Una propuesta
contra la que se ha movilizado desde el primer momento la Plataforma
Empresarial del Sector Ocio de Madrid.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaba en 2010 establecer
el límite de ruido nocturno en 40 db (decibelios). Ecologistas en
Acción denunció el pasado mes de abril que ese máximo se rebasaba en
España, con valores límites registrados de 55 dB (noche) y 65 dB (día)
para zonas residenciales. La ONG, además, hizo especial hincapié en la
situación de Madrid, donde el 15% de la población sufre niveles medios
de ruido durante el día por encima de los 65 dB.
Ya en febrero de 2008 la capital había alcanzado niveles de ruido
insoportables. La Agencia Europea de Medio Ambiente señala que el riesgo
para la salud a medio plazo debido al ruido es "muy superior a los del
tabaquismo pasivo y la contaminación de aire por ozono y partículas,
temas que reciben mayor atención por las administraciones".
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