¿Puede ocurrirnos a los españoles lo de Chipre? Por supuesto que sí
La sorpresa por la actuación del Eurogrupo ante la crisis de Chipre ha
sido mayúscula. Uno puede entender el hartazgo de Alemania y otros ante
el despilfarro y la corrupción escandalosa de las élites griegas y
chipriotas, adquiriendo mansiones, yates, coches deportivos y rodeándose
de todo el lujo posible con el dinero de sus contribuyentes, y que
hayan querido mandar un aviso inequívoco de se acabó la fiesta, a ellos y
a “los países del Sur”. Pero una cosa es eso y otra muy distinta la
forma caótica en que han abordado el problema, hundiendo las bolsas
mundiales e infligiendo pérdidas cien veces superiores al rescate de
Chipre. Y yo no voy a llorar por los pensionistas y los ciudadanos
chipriotas que también se beneficiaron, porque el Gobierno de corruptos y
despilfarradores fue elegido libremente por ellos, nadie les obligó:
sólo tienen lo que votaron.
Han abierto la caja de Pandora y las consecuencias son imprevisibles. De
un plumazo han puesto en entredicho las mismas raíces del sistema
bancario, a saber, que los depósitos eran seguros. Es lo que nos faltaba
a los españoles, porque somos los siguientes en la lista: la confianza en que los depósitos “son sagrados” se ha desvanecido.
De todas formas, lo absolutamente inaceptable -aparte de las enormes
pérdidas que su caótica actuación esta generando- es el haberles
permitido llegar hasta aquí. Es la incompetencia inaudita de Eurostat,
dando por buenas como en España o en Grecia las cifras falsas ofrecidas
por los Gobiernos. Es el camelo oceánico de los stress test, contra los
que he clamado desde aquí y que certificaron en 2011 la solidez de los
bancos españoles y de los chipriotas. Es el haber seguido financiando el
despilfarro con la barra libre del BCE sin el menor control.
Simplemente no tienen derecho a cerrar los ojos a la evidencia y
facilitar el dinero a unas élites políticas y financieras totalmente
corruptas, para que devuelvan hasta el último euro a las cajas y bancos
alemanes. Y después, con el país endeudado hasta las cejas, romper la
baraja y decir que hasta aquí hemos llegado. Es lo que va a ocurrir con
España y no hay derecho. No hay derecho a que el Eurogrupo haga como que se cree la cifra de déficit de Rajoy, cuya falsedad es manifiesta.
No hay derecho a que el BCE facilite financiación ilimitada a unos
bancos rapaces y corruptos que se llevaron más de 6.000 millones en 2012
en un carrytrade obsceno, para comprar decenas de miles de millones de
deuda soberana y mantener el despilfarro de unos políticos más rapaces y
corruptos aún, arruinando así a varias generaciones de españoles.
La huida de capitales de los “países del Sur”, con España a la cabeza,
está servida. Según Morgan Stanley, “lo probable es que los ahorradores
ajusten su inversión reduciendo sus depósitos y transfieran su dinero
desde España e Italia al centro de la UE. Si yo fuera un ahorrador
español, no dormiría tranquilo”, afirma el famoso analista
norteamericano Dennis Gartman. Desde luego, habría que ser un
irresponsable para no tratar de proteger los ahorros de toda una vida. Y
con un mentiroso compulsivo como Rajoy, completamente incapaz de hacer
frente a nuestros graves problemas, tanto económicos como políticos,
poner los ahorros a salvo no sólo es un acto racional, sino que lo
irracional sería no hacerlo.
Hacia la confiscación de nuestros ahorros
No hay nada más discriminatorio ni más inmoral que la confiscación de
los ahorros de los más humildes, ahorros que se encuentran en su
totalidad en depósitos bancarios, y esta es la nueva línea de acción de
este Gobierno, cuyo afán confiscatorio parece ilimitado. De Guindos
afirmó el martes por la mañana que los depósitos españoles “son
sagrados”, y por la tarde Montoro anunció un impuesto sobre los mismos
para financiar el despilfarro de las comunidades autónomas. ¿Pero en
manos de qué locos peligrosos estamos?, ¿cómo podemos dejar los ahorros
de nuestra vida en manos de unos mentirosos y unos trileros? El
desprecio hacia los ciudadanos es total.
De momento, sólo un 0,2%, un expolio de 2.400 millones de euros a los españoles más humildes.
¿No iban a recortar las primas a sus amigos los multimillonarios de las
renovables y los monopolios? No sólo son unos ineptos y unos corruptos:
son absolutamente despiadados. La persecución emprendida por el
Gobierno de Rajoy contra el ahorro de los pobres (los depósitos) es para
no creérsela. Primero subieron los impuestos sobre sus rendimientos
hasta el 27%, la cifra más alta de Europa. Después limitaron su
rentabilidad al 1,5% para favorecer a la banca, pero no limitan sus
escandalosos tipos de interés. Sumando las dos medidas, los ahorradores
pierden ya, anualmente, en torno al 2% en términos reales.
Pero esto no es todo. Los accionistas de los bancos nacionalizados han
perdido todo, sólo 400.000 en Bankia. Los de los bancos fuertes, más de
un 60%. Los tenedores de preferentes y bonos, en su mayoría gente muy
humilde engañada miserablemente, hasta el 60%. Y nadie ha respondido de
nada. Por ello, la pregunta que deben hacerse los españoles es: ¿puede
producirse en España la confiscación de una parte de los ahorros y un
corralito que impida sacar el resto del dinero? La respuesta es
inequívoca: por supuesto que sí. Lo de Chipre ocurrirá en España antes de 2015 si es que nos intervienen este mismo año.
Aunque no por los bancos, que también, aunque su balance sea sólo tres
veces el PIB, sino por la insostenibilidad de la deuda y de su
crecimiento imparable en un marco de desplome económico.
Esto no es juicio de valor, son matemáticas comprobables por cualquiera
que sepa sumar. Primero, la deuda pública total de España (es decir, los
denominados pasivos en circulación, no la deuda computable que sólo
recoge una parte) es ya del 107% del PIB, si hacemos como que nos
creemos la cifra oficial. Si ponemos la real, sería del 118%. En Chipre esta cifra era del 90%. Peor
aún, en 2013 se están batiendo todos lo récords, están endeudando a
varias generaciones de españoles a una media de 6.000 millones a la
semana: 77.500 millones desde enero, el récord histórico de todos los
tiempos y 16.000 millones más que en el mismo periodo del año anterior y
el doble de los ingresos fiscales no financieros estimados, incluida la
participación de las CCAA y Administraciones locales. Y, en esto, ni un
solo euro, ni uno solo, va destinado ni a la economía productiva ni al
crédito a las familias.
La previsión oficial para 2013, teniendo en cuenta los 23.000 millones
con que vamos a regar a las CCAA para que sigan despilfarrando o para
financiar desde el Estado la independencia de Cataluña que se ha pedido
(11.000 millones, algo a lo que el cobarde de Rajoy está dispuesto para
aplazar un año el referéndum), es de 230.000 millones. Pero eso es sólo
si nos creemos que las necesidades netas de financiación van a ser de
73.000 millones, que es la cifra oficial. La cifra real suele ser el
doble, en concreto los 23.000 millones, que subirán a 40.000. Nos
endeudan como si el dinero fuera el confeti de Ana Mato, pero con ser
las cifras absolutas alucinantes, lo más grave es que están creciendo
vertiginosamente: un 19,4% en 2012 frente a un 9,3% el año anterior. La
carga de la deuda es ya inasumible, más de 40.000 millones en 2013 y
casi 50.000 en 2014. Estamos gobernados por dementes. Y, en línea con
ello, la economía cayendo aceleradamente, al 3,2% interanual, según la
cifra oficial del cuarto trimestre de 2012.
Y no se equivoquen con la prima de riesgo: baja sólo por la barra libre
del BCE. El último informe de Bank of América-Merrill Lynch concluye dos
cosas. Primera: la banca española, principal compradora de nuestra
deuda soberana, no tiene liquidez suficiente para seguir comprando deuda
al ritmo actual. Segunda, Moody´s y S&P degradarán a bono basura la
deuda soberana del Reino de España en el segundo semestre. Gobierno,
banqueros y monopolistas, los mismos que decían en 2008 que no había
crisis, dicen lo contrario y que en el segundo semestre empieza la
recuperación. ¿A que no dicen eso Amancio Ortega o Juan Roig? ¿De dónde
narices sacan tamaña patraña? ¿De dónde va a venir el impulso para pasar
de una caída del 3,2% hoy a positivo con más impuestos, menos crédito,
menos renta disponible y más paro? No tienen vergüenza, ni la han tenido
nunca.
Como aún así -ni siquiera así- tienen dinero para financiar todo el
despilfarro, van a sacarlo de donde lo hay con más impuestos sobre los
depósitos y recortando las pensiones. Blancabáñez y los ocho enanitos
van a “estudiar” la viabilidad de un sistema de pensiones inviable -en
lugar de “estudiar” la viabilidad de mantener a más de dos millones de
enchufados, 3.000 empresas públicas, diputaciones, 30.000 coches
oficiales, oficinas de lujo, etc. Pero ya saben: “Eso ni se
plantea”, Rajoy dixit. El resultado, como no puede ser de otra manera,
será un recorte de entre el 10 y el 20%. Da igual cómo lo vistan: ese
será el efecto útil.
Y todo para pagar un sistema despilfarrador y corrupto hasta la médula
al que Montoro, en contra de lo prometido una y otra vez, no ha puesto
ningún freno. En 2012 varias CCAA gastaron casi el doble de lo
ingresado, y lo que ahora se está debatiendo no es el recorte del
despilfarro, sino el déficit a la carta y las nuevas ayudas a recibir:
60.000 millones en 2012 y 40.000 en 2013, porque con los 23.000
iniciales no tienen ni para empezar. ¡No pueden seguir votando a estos
forajidos! Si alguien piensa que esto puede mantenerse muchos meses más,
es que tiene más moral que el Alcoyano.
De cómo poner a salvo sus ahorros
¿Cómo protegerse entonces ante una situación así, que Montoro ya ha
empezado a ensayar? Para ella ha creado el instrumento perfecto: un
impuesto sobre los depósitos, primero al 0%, ahora al 0,2 % y luego a lo
que les venga en gana. Y ni siquiera necesitan someterlo a votación en
el Parlamento. La primera medida absolutamente imprescindible para
proteger sus ahorros de estos expoliadores es mantener en casa, o en una
caja fuerte no bancaria, el dinero equivalente a las necesidades de al
menos un año. La segunda, deshacer todos los depósitos a plazo y convertirlos en depósitos a la vista. Y
ello aunque pierdan todo o parte de los intereses ya acumulados. Pueden
perder mucho más si no lo hacen, porque los depósitos a la vista les
permiten rapidez de acción y, si ocurre lo peor, será de súbito. En los
depósitos a plazo están completamente atrapados. No hacer nada es correr
un riesgo inasumible y hacérselo correr a sus familias.
La segunda es proteger el resto, y aquí las opciones dependen de la
cantidad. Para fijar ideas dividamos los ahorros en los de más de
100.000 euros o los de menos. Si es menos, mi recomendación es hacer
tres partes. Una, las necesidades de un año en billetes, imprescindible
como ya he explicado. El resto, a partes iguales, una invertida en deuda
española a seis meses y la van renovando, y otra en deuda a dos o cinco
años norteamericana o alemana. Pero antes pregunten en varios bancos lo
que cobran por comprar, por mantener –aquí te cobran hasta por
respirar– y por vender, y vayan al más barato. Si el resultado final es
que pierde, entonces la mitad en billetes y la mitad en deuda a seis
meses. ¡No acepten garantizados!
Si tienen más de esa cifra hagan lo que han hecho ya los ricos: primero
en billetes el dinero para un año, y el resto dígale a su banco que
quiere colocarlo en una filial suya fuera de España. Hasta hace unos
meses invitaban a hacerlo a todos sus clientes VIP, ahora es lo
contrario. Si se niegan, vayan a otro banco. En el límite, si nadie
quiere gestionárselo, cojan un avión. Por cien euros tienen la ida y
vuelta, y vayan a Londres, París o Berlín. Abran una cuenta en un banco
local de primer nivel -HSBC, Societé o Deustche Bank- con otros cien
euros y al volver transfieran allí todos sus ahorros. Si un buen número
de personas hiciera esto, el resultado no sería precipitar la ruina de
España, sino que estos salteadores de caminos tendrían que dar marcha
atrás. A la casta política, financiera y monopolista, despilfarradoras y
corruptas, las iba a financiar su tía.
‘Pro memoria’: La aportación española a los rescates ha sido:
9.792 millones para Grecia, 4.500 para Irlanda, 6.000 para Portugal y,
ahora, 1.200 para Chipre.
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