20130610

Así dejaron los 'okupas' el piso de Julia en Torreforta

la vivienda es una gran inversión, si.. y lo mismo que la "okuparon" podrían haberla alquilado y dejar de pagar al primer mes.. disfruten lo votado..



Así dejaron los 'okupas' el piso de Julia en Torreforta

Julia Gil pudo volver a entrar el viernes en su piso de Torreforta, después de haber ganado el miércoles el juicio para que quienes lo ocupaban fuesen desalojados. El piso fue ocupado en agosto de 2012, y Julia presentó ese mismo mes la demanda


 
Uno de los dormitorios, con la cama rota, el colchón desaparecido y ropa esparcida por el suelo. Foto: Lluís Milián


La ocupante del piso fue condenada a una multa simbólica de 2 euros al día durante dos meses (60 euros, en fin) por el delito de usurpación de inmueble, y también a indemnizar a Julia con todos los desperfectos.

 El viernes, la propietaria pudo al fin acceder al inmueble de la calle Francolí de Torreforta y lo que se encontró fue desesperante. Suciedad y desorden, aunque llevados a límites animales, fueron casi lo de menos. Lo más indignante para ella son los desperfectos en muebles, paredes, pintura y demás.

Es verdad que, según mandato judicial, la condenada debe indemnizar por el valor de todos esos desperfectos, pero es igual de cierto que la laxitud legal en estos casos suele dejar actitudes así impunes: y es que basta con declararse insolvente –y a ver quién demuestra lo contrario– para que no exista ninguna salida. ¿Cómo no va uno a volver a ocupar otro piso al día siguiente de ser desalojado, si se asegura casi un año de vivienda gratis y la condena es finalmente nula?


El reto de recuperar su casa

Casi un año después, la justicia dio ayer la razón a Julia Gil, ya que su piso de Torreforta lleva ocupado desde agosto de 2012

Desde agosto de 2012 lleva ocupado el piso de Julia Gil, residente en Madrid pero propietaria de una vivienda en Torreforta a la que viene «de vez en cuando», especialmente en periodos vacacionales: «En Semana Santa, en verano, los puentes...» Hace casi un año supo, por una vecina, que había gente habitándolo.

«Enseguida puse la demanda, era aún agosto. Lo primero que hice fue ir a comisaría, pero me dijeron que ellos no podían hacer nada, que eso tenía que ir a través del juzgado. Y que ni se me ocurriera intentar entrar en mi casa, que podía ser peor», cuenta.

El suyo no es un caso aislado. La situación de dificultad de muchas familias y la abundancia de pisos vacíos han propiciado un auge en las ocupaciones. Sólo que en el caso de Julia, no se trataba de un piso vacío por mera especulación, sino de una segunda residencia en la que pasaba largas y frecuentes temporadas.

«Yo ni fui al piso ni intenté hablar con ellos ni nada. Sólo un día que nos encontramos tuvimos unas palabras. Yo iba por la calle con mi vecina y ella me dijo: ‘Mira, ésa es la que ha ocupado tu piso’. Hablé con ella, y admitió que había ocupado el piso. Que les habían dicho que estaba vacío y habían decidido ocuparlo. Y que no se iban a ir, por supuesto».

La demanda siguió su interminable curso hasta que ayer el juzgado dictó sentencia. Una sentencia de conformidad, por cierto: es decir, que la okupa acepta las acusaciones del fiscal y, a cambio, se le impone la pena rebajada en un tercio. De modo que ha sido condenada por un delito de usurpación de inmueble a una multa de dos euros al día durante dos meses. En total: 60 euros.

También se la condena a pagar las costas del procedimiento, y a indemnizar a Julia por los daños que haya causado en la vivienda y por el consumo de suministros que haya realizado. Además, y lo más importante, se la obliga a abandonar el piso en dos días «bajo apercibimiento de lanzamiento». Habrá que ver si Julia termina cobrando alguna de las indemnizaciones.

Pero, por lo menos, le han devuelto el piso. Que es suyo. Casi un año después. Cosas de esa sobreprotección legal de la que goza el artículo 18.2 de la Constitución, cuando dice que «el domicilio es inviolable». Claro que es un derecho básico y hay que protegerlo. Pero hay otros derechos. Y, sobre todo, hay casos y casos.

No hay comentarios: