El loco mundo de las ayudas
[con la casa ya comprada preguntamos en Disminuidos Físicos de Aragón y
me dieron una respuesta que ya he escuchado varias veces: “Tienes un
salario superior al Mínimo Interprofesional, no vas a recibir ayudas”.
Así es. Resulta que en este país si un retrón trabaja y gana un salario
medio digno ya no merece ninguna ayuda. Supongo que los señores y
señoras que redactan estas normas consideran que en el momento de firmar
un contrato me nacen brazos de los hombros y mis piernas se transforman
en las de Beckham. Pues no.
Me sucedió algo similar en 2008. Por entonces no tenía todavía ayudas de
la Ley de Dependencia. Durante los años anteriores mis padres habían
cobrado unos 800€ por tener un hijo retrón a cargo. Al comenzar a
trabajar, esta ayuda se esfumó. De nuevo: ¡¡¿¿WTF??!!
No me extraña que pocos retrones de los de verdad trabajen. Yo voy cada
mañana a una redacción porque me gusta, pero si hago las cuentas no
salen. En cierto modo, hay que restar a mi salario lo que dejo de ganar
-lo que mis padres dejan de ganar- por estar trabajando. Esa cifra -no
muy grande, se lo aseguro- es mi verdadero sueldo.]
[ Una última contradicción en las ayudas. No me van a dar un euro para
poder adaptar mi casa pero puedo ahorrarme una pasta si compro un coche
que jamás voy a conducir. Un retrón con un 33% de discapacidad (un
retrón “de pega”) puede cambiar de coche cada 4 años y no pagar el
impuesto de matriculación.
Es el eterno problema de este país: hay dinero y hay ayudas pero están muy mal repartidas.]
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