políticos pontificando..
Espanya és divisible
La advertencia sutil pero pública de David Cameron al gobierno español
sobre el referéndum y Cataluña tuvo un efecto rápido. Pocas horas
después y a través del ministro de Asuntos Exteriores, el gobierno de
Rajoy respondió al primer ministro británico diciendo que España no era
divisible.
Caramba, qué argumento más peculiar. España no es divisible es una oración estructurada gramaticalmente para parecer un hecho. Como 'el sol sale por el este' o 'la lluvia proviene de las nubes'. Pero con una diferencia básica. Estas últimas frases son hechos, o sea, cosas que pasan tanto si nuestra opinión es favorable como si no. Y la frase de Margallo, no. Es una opinión, quizá benevolente y todo, pero es una opinión que no resiste ni la mínima análisis factual.
No hablo de un pasado remoto. Sería divertido de invocar aquel artículo primero de la constitución de Cádiz que decía que España
era 'la reunión de los españoles en ambos hemisferios', por cierto
también indivisible ya entonces. Entonces Buenos Aires, Lima o La Habana
eran una parte indivisible de España, y ahora todo el mundo puede
comprobar que esto ya no es cierto. Pero irnos en tanto tiempo atrás
a alguien le puede parecer injusto. Por lo tanto, lo dejaremos en un
tiempo más razonable, al menos para mí: mi vida.
Cuando yo nací, un lugar que se llamaba Bata era parte indivisible de España y un lugar que se llamaba Villa Cisneros era parte indivisible de España.
Cuando presentas argumentos con la rotundidad con que lo hace el
ministro Margallo es de esperar que la prudencia más elemental te obligue
a tener los hombros guardadas para saber responder con un mínimo de
coherencia a las cuestiones que vendrán después. Pero él va al grano, y
pronuncia una frase como ésta aunque no puede ignorar que la España
actual es más pequeña que la España que él mismo nació. Porque, en su
vida y en la mía, partes de lo que entonces era España, provincias que
me habían hecho estudiar en la escuela y que teníamos pintadas en el
mapa de la pared, han dejado de serlo.
Un hecho que, por cierto, Margallo debería tener especialmente en cuenta, porque fue precisamente su mentor político,
Manuel Fraga, quien intentó primero de evitar la independencia de la
Guinea española, concediéndose hay un estatuto de autonomía, y luego no
tuvo más remedio que negociar la secesión. Secesión que España no pudo
evitar, como tampoco pudo evitar que Sidi Ifni volviera a Marruecos o que el Sahara Occidental fuera invadido.
De modo que el hecho contrastado por la realidad no es que España sea
indivisible sino lo contrario: que España es divisible. Porque ha
pasado, ha dividido. Si España fuera, por alguna esencia sorprendente,
una nación indivisible, esta indivisibilidad tanto valdría hacia delante
como hacia atrás y, por tanto, no habría dividido nunca. Si un día, un
solo día, el sol hubiera salido por el oeste, en algún momento de la
historia y en algún lugar, eso ya anularía la norma. Y la salida del sol
por el este dejaría automáticamente de ser un hecho y de ser
indiscutible.
Por ahora, sin embargo, la salida del sol
pertenece a la categoría de los hechos demostrados e irrefutables. Y la
indivisibilidad de España, sólo en la categoría de las opiniones -
siempre discutibles, ya saben.
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