No hay motivos para ser optimistas
En los últimos días el Gobierno se ha empeñado en transmitir un mensaje de optimismo sin fundamentos sobre la economía española.
Quieren hacernos creer que lo peor de la crisis ya ha pasado y que en
los próximos meses comenzará por fin la recuperación económica que tanto
ansiamos. Sin embargo, hasta la fecha, los brotes verdes brillan por su
ausencia.
Las declaraciones de Cristobal Montoro aireando sin razones que ya
estamos saliendo de la crisis o del titular de Economía, Luis de
Guindos, anticipando que la caída del PIB sería muy cercana al 0 % este
trimestre, hay que cogerlas con pinzas y darles la credibilidad que se
merecen con el horizonte puesto a medio y largo plazo, es decir,
ninguna.
Me parece una aberración a la inteligencia humana que nuestros
representantes políticos intenten normalizar la situación económica del
país para intentar hacernos creer que los problemas económicos tan
graves de los que se ha hablado durante los últimos meses ya se han
resuelto cuando son plenamente conscientes de que esto no es así.
No hay motivos para ser optimistas con una tasa de desempleo que
afecta a más de una cuarta parte de la población activa del país (más de
la mitad en el caso de los jóvenes). Tampoco hay motivos para ser
optimistas mientras asistimos impasibles al crecimiento desorbitado y exponencial de la deuda pública de nuestro país. ¿Acaso este crecimiento es sostenible a largo plazo?
Del mismo modo, no podemos ser optimistas a sabiendas de que la corrupción
se ha incrustado en las raíces propias del sistema: partidos políticos,
agentes sindicales, grandes empresarios, banqueros, personajes
públicos, etc. Nadie se salva.
¿Y qué me dicen de la riqueza de las familias? Los salarios están estancados y pese a ello quieren reducirlos aún más, lo que se traduce en que la demanda interna esté de capa caída y la inversión empresarial no de señales de mejoría. Ya lo recordaba nuestro compañero Jesús Martínez hace unos días:
“Si la inversión pública para estimular la economía está casi descartada,
ante el agujero en las cuentas de las administraciones, y la renta de
las familias seguirá decreciendo con muchas de las medidas planteadas…
¿Quién va a sostener el consumo en este país? Si se sigue minando la
capacidad adquisitiva de los consumidores, ¿quien va a seguir impulsando
la rueda?”
No digo que sea imposible salir de la crisis. Créanme, antes o después
lo conseguiremos. Sin embargo, hoy por hoy, la situación no es mucho
mejor que hace unos meses. El Gobierno tiene una visión completamente
distorsionada de la realidad y no hace sino seguir el manual del
político que trata de apaciguar a las masas. A mi juicio, no creo que
este sea el camino para resolver nuestros problemas. En asuntos económicos, las mentiras piadosas no son buenas compañeras de viaje.
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