Si eres activista en contra de algo, en realidad trabajas a su favor
Estar en contra de algo es en realidad centrar nuestra valiosa energía, atención y tiempo en aquello que deseamos erradicar.
Nos quita fuerza vital y desvía nuestro interés desde aquello que
deseamos defender y fomentar hacia lo que deseamos combatir. Una marcha
contra la violencia o contra el secuestro alinea una multitud de
energías y la atención de una masa en torno a lo que no deseamos ver en
nuestro mundo. Además de eso el sentimiento general es de enojo, de
resentimiento, de rabia hacia quienes perpetúan la violencia. En lugar
de eso, cuando nos reunimos en torno a la paz el sentimiento es de fe,
de esperanza, de unión y transparencia.
...
El subconsciente no reconoce el no. Si lo desean
comprobar hagan el intento de no pensar en una pelota azul. De igual
manera cuando hacemos activismo “en contra” o “anti” estamos alimentando
a nuestra mente (la materia prima de todas nuestras realizaciones) con
las palabras de aquello que no deseamos en nuestro mundo. Y es más
grande el impacto aun (exponencialmente más grande) cuando dos o más
personas están unidas en torno a esa consigna que va en contra de algo.
Mi invitación entonces es a practicar ACTIVISMO POSITIVO, aquel
enfocado en un resultado positivo. Ese es el realmente efectivo, el que
moviliza nuestro lenguaje, nuestra mente y nuestra energía en torno y
hacia aquello que deseamos ver y vivir.
La energía está en todas partes pero sólo fluye allí donde ponemos nuestra atención.
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