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Los captores de las tres esclavas liberadas en Londres dirigan una secta maoísta

Los captores de las tres esclavas liberadas en Londres dirigan una secta maoísta

La pareja de ancianos detenida el jueves pasado bajo la acusación de esclavizar y explotar laboralmente a tres mujeres durante 30 años llegó al Reino Unido en los 60, y fundaron en los 70 un colectivo maoísta que la prensa británica califica de secta. Los presuntos captores han sido identificados por la BBC como Aravindan Balakrishnan, de 73 años, y su mujer Chanda, de 67, ambos de origen indio y tanzano.

Balakrishnan, conocido como el «camarada Bala», formó parte del comité de dirección del Partido Comunista británico, pero fue expulsado en 1974 porque su facción «intentó ponerse por encima de la disciplina del partido». En 1976, cayó por primera vez bajo el radar policial al formar un centro «okupa» maoísta en Brixton, al sur de Londres, el mismo barrio en el que fueron liberadas el mes pasado, según trascendió la semana pasada, sus tres esclavas: una británica de 30 años, una mujer irlandesa de 57 y otra de origen malasio de 69 años.

Vivían como un «colectivo» en torno a una «ideología compartida», ha explicado Scotland Yard, que todavía no ha confirmado la identidad de la pareja detenida. Según la ONG que se encarga de atender a sus «esclavas», les sometieron a «abuso físico y mental durante 30 años».

Un caso muy complejo


Balakrishnan y su mujer dirigían desde los 70 un grupúsculo cerrado y opaco, el Instituto de Marxismo-leninismo de los Trabajadores Pensamiento Mao Tse Tung, desde el que reclutaban mujeres en ambientes izquierdistas a través de conferencias, charlas y sesiones de cine-club. La mayoría, según explica un experto al «Evening Standard», eran estudiantes extranjeras con dificultades en adaptarse a la vida en el Reino Unido.

«Eran un grupo muy reducido, muy cerrado, bajo el liderazgo del 'camarada Balakrishnan'», y la mayoría de sus miembros eran extranjeros», explica Steve Rayner, un profesor de la universidad de Oxford que investigó el grupo en los 70. «Se negaban a aceptar la legitimidad del Estado y mantenían una actitud hostil hacia el establishment y hacia el resto de la extrema izquierda de la época», asegura. «Su ideología estaba profundamente desconectada de la realidad», dice Rayner, que en su día describió al grupo como secta milenarista.

Este lunes ha trascendido también que la pareja estaba conectada a trece pisos en Londres, que usaban, según creen los investigadores, para intentar despistar la acción policial. Scotland Yard tiene destinados casi 40 agentes de su unidad de lucha contra el tráfico de personas al caso, y han realizado registros durante todo el fin de semana. Se estima que hay entre 4.000 y 6.000 víctimas de la trata de personas en Reino Unido, viviendo en condiciones de esclavitud.

«Me siento como una mosca atrapada en una telaraña», explicaba una de las esclavas de Brixton, conocida como Rosie. «Mi vida es un tormento», decía a Marius Feneck, un vecino a quien habría escrito cientos de cartas. Este lunes se ha sabido que las autoridades municipales del distrito de Lambeth estudiaron el caso de Rosie en 2010 y 2011, por lo que crece la polémica sobre una posible negligencia de los servicios sociales.

La primera advertencia les llegó hace 15 años, cuando la policía les pidió investigar a Rosie ante la sospecha de que nunca había pisado el colegio. Fuentes de Lambeth aseguran que se trata de una operación «extremadamente compleja», y que están todavía «escarbando bajo la superficie» del caso.

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