20140129

'Benefits Street', el reality show de Channel 4 que escandaliza en Reino Unido

no se sabe si sale algún hispanistaní, siempre tan dispuestos a conseguir subsidios y paguitas..





'Benefits Street', el reality show de Channel 4 que escandaliza en Reino Unido

Los titulares proclaman que la economía británica vuelve a navegar viento en popa. Pero lo cierto es que uno de cada tres niños en Birmingham vive por debajo del umbral de la pobreza. Y en lugares como James Turner Street, hasta el 90% de los vecinos se aferra al salvavidas de las ayudas sociales.

El Canal 4 de televisión eligió a conciencia esa calle para ilustrar el declive económico y social de Gran Bretaña en plena recesión. Durante dos años, los productores, presentadores y cámaras de la televisión convivieron con más de 130 vecinos para dar vida a una serie -mitad documental, mitad 'reality show'- que intentaría reflejar las penurias del día a día en uno de tantos barrios marginales.

Nunca les dijeron cómo se iba a titular la serie, y ahí empieza según los vecinos el "engaño". El caso es que Benefits Street (La calle de los subsidios) se ha convertido en el fenómeno televisivo del momento y ha dado pie a una polémica de insospechado alcance político.

Miles de espectadores se han sumado a la petición popular de su retirada (a través de change.org) alegando que el programa trata de un modo denigrante a los vecinos y es el equivalente al "porno de la pobreza". La serie ha servido de paso para reavivar la hoguera de los recortes y ha dado argumentos al ministro de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith, para justificar "la inaplazable reforma de los servicios sociales".

Y en esto va la policía de Birmingham y lanza una redada en plena calle de los subsidios. Cinco personajes de la popular serie acaban entre rejas, empezando por Samora Roberts, conocida como Black Dee, uno de los rostro más visibles de la serie (y una de las voces más críticas también).

A Black Dee, 32 años, se le acusa de traficar con crack y con diamorfina (heroína purificada) y de poseer varias armas sin licencia. Tina Thomas, que el primer episodio de la serie mostraba su plantación de cannabis en su patio trasero, ha sido también detenida, al igual que Ian Wright, Monique Walker y Marvin Scott, todos ellos por tráfico de drogas.

Las presiones han ido a más de por los dos extremos: quienes la critican por promover la delincuencia y los comportamientos antisociales y quienes la consideran como un arma de propaganda al servicio del Gobierno de Cameron para justificar sus políticas de austeridad.

Pese a la polémica causada por las detenciones y la amenaza de acciones legales, el Canal 4 ha decidido seguir adelante con la emisión, alegando el "interés público" de la serie y la audiencia récord desde la emisión de los Juegos Paralímpicos en el 2012.

El impacto social de Benefits Street ha sido tal que uno de sus productores, Ralph Lee, ha tenido que dar la cara ante el programa Newsnight de la BBC para justificar su decisión de seguir adelante con el show contra viento y marea. "No es cierto que hayamos traicionado a los vecinos de James Turner Street", declaró Lee. "Estuvimos casi un año trabajando con ellos, antes de empezar a grabar. Consultamos con ellos sobre lo que podíamos o no utilizar, y tuvimos el consentimiento de todos los que aparecen finalmente en la serie".

"Fuimos claros y transparentes sobre la naturaleza del programa", asegura Lee. "Todos sabían por qué iban a estar ahí y cuál sería el producto final". El productor reconoce sin embargo que los vecinos no sabían que el título final iba a ser Benefits Street, con toda la carga política que conlleva. "Fue una decisión de última hora, que fue tomada tan sólo semanas antes de la emisión. Nadie en el equipo sabía cuál iba a ser el título final. No es cierto que a los vecinos se les dijera que se iba a titular Community Spirit (Espíritu de Comunidad)".

Desde la primera entrega, consagrada al jardín clandestino de cannabis, la atención de la serie se centró precisamente en lado más oscuro de la calle James Turner. En el segundo episodio, uno de los protagonistas es Danny, un ladrón de poca monta que exhibe ante las cámaras su alijo de cinco chaquetas robadas en un centro comercial, con la esperanza de venderlas por 250 libras (300 euros).

El último capítulo, dedicado a la inmigración, ha servido para incendiar uno de los debates más intensos de los últimos meses. El rumano Stefan Stana, de 20 años, aparece ante las cámaras con su esposa de quince años, Madalina Balasa, con la que tiene ya un hijo nacido en Birminghan: "Sé que esto puede asustar a la gente en Inglaterra, porque mi esposa es una menor". La policía local ha abierto una investigación y amenaza con volver cualquier día a la calle de la discordia.

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