20140420

La doble cara de la inmigración española en Alemania

y ésa es la "generación más preparada", y la mitad no tienen estudios superiores (ni medios, ni inferiores.. porque cuando la época del ladrillo cualquiera dejaba la escuela para ponerse a ganar "pasta"..)


La doble cara de la inmigración española en Alemania

Según los datos publicados en la prensa nacional española, casi la mitad de los nuevos inmigrantes españoles en Alemania tienen estudios superiores finalizados -un 14% más que en 2005 si tenemos en cuenta los datos que ofrece el Instituto para el Mercado del Trabajo de Nuremberg (IAB)-


“Tenía asumido que no iba a tener un trabajo cualificado nada más llegar”, nos cuenta Daniela (cuyo nombre real prefiere ocultar) una periodista de 26 años que trabaja de cara al público, cuyo nivel avanzado de alemán -adquirido en la Escuela Oficial de Idiomas- le permitió optar a un puesto de trabajo. “El inglés aquí no sirve, y si no hablas alemán lo llevas bastante crudo”, indica.


Sudor a falta de estudios


Al otro lado del pastel se hallan los emigrantes españoles que no tienen estudios superiores. Para ellos, el emigrar no solo supone una oportunidad, en ocasiones lo ven como única vía de escape para sobrevivir.

Vanesa Muñoz es una sevillana de 31 años que emigró a Gelsenkirchen en 2011 junto a su hijo de siete años. Allí les esperaba su marido, quien se había desplazado tres meses antes con un contrato de trabajo como montador de membranas en el estadio de fútbol del Shalke 04. Vanesa tardó casi dos años en encontrar un puesto de empleo en una empresa que ofrece servicios de limpieza al equipo germano. ”Estamos a gusto porque sabemos que aquí nuestro hijo de 7 años tendrá un futuro el día de mañana, cosa que en España ya está siendo casi imposible”, confiesa Vanesa.

Vanesa: "Me casé en el consulado español porque no tenía seguro médico"

El aprendizaje del idioma es la gran barrera a superar para este perfil de emigrantes, a quienes les resulta más costoso que a personas acostumbradas a estudiar. “Los cursos son caros y dejan mucho que desear. Estoy aprendiendo más por supervivencia que por otra cosa”, añade.

Además del idioma, son muchas las diferencias sociales y civiles entre ambos países. Una de las más destacadas es el sistema sanitario alemán, totalmente privatizado. A colación de ello, Vanesa comenta: “Me casé en el consulado español porque no tenía seguro médico”.

Entre las grandes ventajas del país teutón se halla en su legislación laboral. Para Armando, vigués residente desde 1988 que ha trabajado de soldador y de tornero, “se respeta al trabajador”. “A diferencia que en España”, matiza.

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