en Francia el asunto se vive como un asunto de Estado..
Siemens irrumpe en la batalla para comprar el grupo francés Alstom
El Gobierno de París cancela la reunión con el presidente de General Electric
El grupo alemán Siemens entró ayer en la batalla por la compra de la
filial energética del francés Alstom, poniendo freno a su adquisición
por parte del gigante estadounidense General Electric (GE). El mismo día
en que, según la prensa, debía cerrarse el acuerdo con GE por unos
9.400 millones de euros, la empresa alemana anunció su interés por hacer
una oferta. El Gobierno francés, que no veía con buenos ojos la
operación con la firma estadounidense, aprovechó este sobresalto de
última hora para aplazar las reuniones previstas con el presidente de la
compañía norteamericana, Jeffrey Immlet, que había viajado a París para
cerrar el trato. Hoy se pronunciará sobre las ofertas. El presidente,
François Hollande, reunió a la plana mayor del Ejecutivo para analizar
el asunto. Por la noche, Alstom comunicó que mantenía su “reflexión
estratégica” y comunicaría una decisión el miércoles, periodo durante el
cual sus acciones quedarán suspendidas de cotización en Bolsa.
Siemens había anunciado en un breve y lacónico comunicado publicado a
primera hora de la mañana haber trasladado a Alstom “su disposición a
intercambiar sobre cuestiones estratégicas relativas a una futura
cooperación”, sin más precisiones. Según el diario Le Figaro, el grupo
alemán ofreció a la dirección del francés retomar su actividad
energética, que representa en torno al 70% de su negocio y un volumen de
facturación de unos 14.000 millones de euros, contra “la mitad de su
rama de transporte” y una suma por definir.
La oferta, confirmada a otros diarios, no sería todavía formal pero lo
suficientemente detallada para permitir frenar la operación que Alstom
se disponía a cerrar con GE y a oficializar este mismo lunes, según la
prensa. La idea sería crear dos gigantes europeos, uno del transporte y
otro de la energía: Alstom mantendría así la construcción de los trenes
de alta velocidad TGV, por la que es más conocida, a los que sumaría los
de Siemens y las locomotoras, y Siemens se quedaría con el negocio
energético. El alemán promete dar garantías Francia en lo referente a la
estratégica actividad nuclear de Alstom.
Ante este ya inesperado anuncio —“una divina sorpresa”, recalcaba el
digital Mediapart—, el ministro de Economía, Arnaud Montebourg, aplazó
la reunión que tenía prevista con el presidente de General Electric para
“disponer del tiempo necesario para examinar seriamente las propuestas”
en la mesa, según France Presse. “Dado lo que está en juego
estratégicamente para la industria y la economía francesa, el Gobierno
no aceptará que se tome una decisión, sea cual sea, en la precipitación y
sin la instrucción conjunta con los intereses de la nación de opciones
alternativas”, añadió el Ministerio de Economía.
El Estado francés, que en 2004 rescató a Alstom de la quiebra haciéndose
con el 21% de sus acciones —e irónicamente, oponiéndose entonces a su
compra por parte de Siemens—, no dispone de participaciones en el grupo
desde 2006. Pero al tratarse del sector clave de la energía, el Gobierno
tiene que aprobar cualquier transición. Por la mañana Montebourg
manifestó por escrito a Immelt su enfado al no haber sido consultado
sobre la operación y aconsejó negociar con el Ejecutivo antes de un
anuncio oficial.
Desde que la prensa filtró el miércoles el proyecto de GE de hacerse la
filial de energía de Alstom por unos 9.300 millones de euros, París ha
advertido que seguía de cerca el caso, preocupada por las consecuencias
que podría tener sobre la toma de decisión de un sector estratégico y
sobre el empleo de los 18.000 trabajadores de Alstom en Francia. La
operación estaba ya bien avanzada, y el consejo de administración del
francés tenía previsto aprobarlo el domingo por la noche para
presentarlo oficialmente este lunes por la mañana. Bouygues, principal
accionista con en torno al 30% del capital, estaba en principio de
acuerdo con la transacción.
El grupo francés afronta desde 2013 una fuerte caída de sus pedidos, en
particular en su sector clave de las centrales térmicas. Sus últimos
resultados semestrales, publicados en noviembre, anunciaban una caída
del 22% de su volumen de negocio semestral, hasta los 9.300 millones.
Sus deudas habían crecido en un año de 2.800 millones a 3.200 millones.
Sobre todo, el grupo enfrentaba un free cash-flow negativo de 511
millones..
La oferta alemana tiene la ventaja para París de que daría cuerpo al
proyecto de crear un gran “Airbus francoalemán de la energía” que el
presidente François Hollande anunció a principios de año. Sin embargo,
la operación podría tener consecuencias nefastas para el empleo, una de
sus preocupaciones, debido a los numerosos doblones entre los dos
grupos.
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