20141126

Nicolás, te van a fregar

la casta parece preocupada..


Nicolás, te van a fregar

El vocablo «pícaro» empieza a usarse en el Guzmán de Alfarache y nunca habían sido denominados con esa palabra los de la púrpura. Me caen muy bien los pícaros de Madrid que vendían su esqueleto para sobrevivir; y no sólo el suyo, sino el de su mujer o el de su suegra. Y así ocurría -según Federico Bravo- que mucha gente caminaba por el foro sin saber que los huesos que sostenían su cuerpo no eran suyos.

El pequeño Nicolás no era un pícaro clásico, sino un conseguidor que se movía en el hampa de la política, un ultra-pijo de banderita. Como don Pablos, a pesar de ser cani, siempre tuvo pensamientos de caballero. No es un tontilán, aunque acabará en el trullo. Lo van a fregar. Muy pronto, Félix Sanz, previo informe de la Abogacía del Estado, presentará una querella en el juzgado contra él. Iba a ser hoy mismo, pero se retrasa por cuestiones burocráticas. Las 3.500 personas que trabajan en el CNI, y que están en misiones donde se juegan el pescuezo, no pueden defenderse de las infamias; carecen de portavoces; cuentan con la ley y una sola persona visible.

Le reconozco ingenio al pequeño Nicolás, dándole a la larga, colándose en los palacios y haciendo negocios con la astucia de los granujas y embaucadores. Por él van a caer cabezas al cesto. El que lo tiene peor es García-Legaz.

Quizá el caso no hubiera tenido tanto efecto si no viviéramos en plena catarsis, en la apoteosis de la corrupción, cuando se descubre que con amigos en el poder se pueden hacer negocios. Nicolás ya era un alevín de político. Borraba denuncias, prometía licencias, montaba desayunos, se decía sobrino de Aznar y para demostrarlo se sentaba con los pies en la mesa de los secretarios de Estado.

El renacuajo se convirtió en cocodrilo creciendo en las cloacas. Siendo un adolescente le crearon el cargo de jefe de las juventudes de Moncloa-Aravaca, donde años después, en unas primarias de ayuntamiento entre Álvaro Ballarín y José Carril, apoyó al primero, su protector, y dirigió una campaña de desprestigio contra Carril. Llevó a Arturo Fernández a la presidencia de la CEIM. No se le recuerda en ninguna causa justa. En el chalé de El Viso, rodeado de machacas, pudo llegar a ser alguien grande, porque había prometido a unos promotores que le darían una obra en la Ciudad de la Seguridad de Madrid.

El pícaro suele contar su vida en primera persona, y así lo hizo en EL MUNDO y en televisión. Como reportero, aplaudo la exclusiva; reconozco que hemos hecho un flaco favor al Estado, pero no somos funcionarios, sino periodistas. Al contrario de los pícaros, su argumento no es el hambre, sino el poder, y para lograrlo negaba su origen. Viene de una humilde familia del barrio de la Prosperidad, es nieto de un coronel del Ejército. Sus sueños eran más bien pobres: ser un apparatchik del PP. Lo utilizaron para que buscara gente joven de relleno en los mítines. Esa efebocracia consiste en poner un arco de chorbos alrededor del líder para refrescar la imagen del partido.

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