para el que no tenga cuenta, aquí está:
LAS 16 CLAVES DEL PERFECTO PROGRE (Manual Progre Inside) +HD
# 1. El rebelde obediente.
El progresista cree ser un revolucionario y un opositor al Sistema, sin
ser consciente de que los valores progresistas que defiende ya se
difunden por los medios de masas, las universidades, todo el sistema
educativo, la propaganda estatal, la UE, la ONU, todo tipo de ONGs con
subvenciones millonarias…de hecho, en primer lugar esa es la razón por
la que él mismo es progresista. Si hubiera nacido en la Alemania nazi
sería el primero en alzar el brazo. Si se opone al Sistema, lo hace
simplemente para pedirle doble ración del mismo.
# 2. Libertad de expresión sí, pero solo para nosotros.
El progresista siempre se presentará como defensor a ultranza de la
libertad de expresión, sin embargo, solo para los puntos de vista que él
considere tolerables y cuando no lo son, entonces pide que sean
perseguidos como “delitos de odio”. Esto es completamente incompatible,
ya que hasta las peores dictaduras otorgan libertad de expresión para
dar opiniones con las que el régimen está de acuerdo.
# 3. Si ganamos es la voluntad del pueblo, si no es así, no nos representan.
Si su partido gana las elecciones, se trata de la voluntad del pueblo
que se debe respetar por el resto. Si el partido contrario las gana, no
nos representan. Esta forma de interpretar la democracia no es un rasgo
exclusivo del progresismo, pero sí son los progresistas los que
reproducen hasta el paroxismo este comportamiento.
# 4. Las mujeres son iguales que los hombres, pero necesitan cuotas reservadas como si fueran disminuidas.
El progresista es un infatigable defensor de que la mujer tiene la misma
capacidad que el hombre para hacer cualquier trabajo, pero a la vez que
pide unos requisitos físicos menos exigentes (en las oposiciones para
acceder a trabajos como policía o bombero) y plazas de trabajo
reservadas para ellas (en trabajos cómodos y bien pagados, nunca en la
mina o en la obra), metiéndolas por tanto en la misma categoría que los
disminuidos físicos y psíquicos.
# 5. Si la mujer consigue algo por sus propios méritos es que es superior, si no, es que está oprimida.
Cuando las mujeres destacan en un determinado ámbito, el progresista no
pone reparos en reconocer que es debido a que en ese campo son
superiores a los hombres. Sin embargo, si en otro ámbito están
subrepresentadas, culpan de ello a la opresión de los hombres sobre la
mujer.
# 6. Las razas no existen, pero el racismo sí.
Para el progresista, todos somos iguales y las razas no existen, pero en
cambio sí que creen que deba existir un delito que castigue la
discriminación por motivos raciales. ¿Entonces, si no hay razas cómo se
podría alegar discriminación racial? Esta pregunta tan sencilla no se
les ha pasado por su progresista mente.
# 7. El multiculturalismo es fuente de problemas en África pero en Europa es el objetivo a alcanzar.
Según los progresistas, una de las principales causas de las constantes
guerras en África está en el colonialismo, que fijó fronteras
artificiales con escuadra y cartabón incluyendo así en un mismo Estado a
diferentes tribus y etnias, lo que es causa de conflicto. Pero en
Europa defienden que se haga lo mismo: meter a diferentes etnias bajo un
mismo Estado mediante la inmigración, lo cual ellos mismos acaban de
reconocer que es fuente de conflictos, aunque aquí al contrario que en
África lo consideren algo positivo e incluso necesario.
# 8. Hablar de superioridad racial de otras razas está bien, si es de la propia, es racismo.
Para un progresista, no supone ningún problema hablar de la superioridad
física de los negros y no perder ocasión en mencionar, de una forma muy
homosexual, el tamaño de su pene. Pero ese mismo progresista, si
escucha a alguien hablando de la superioridad intelectual de los
blancos, no tardará en acusarle de racista. Este mismo doble rasero se
aplica a los grupos supremacistas según la raza a la que pertenezcan, si
es supremacista blanco se le considerará una banda criminal que debe
ser ilegalizada, mientras que si es supremacista negro se dirá que son
luchadores contra la discriminación y por sus derechos, o como poco se
les intentará disculpar en base a la supuesta discriminación y falta de
integración que sufren.
# 9. No quiero vallas en Melilla pero sí en mi casa.
El progresista considera la existencia de fronteras vigiladas y
protegidas (si no no serían fronteras) una aberración en contra de los
Derechos Humanos, mientras vive en una casa con cerradura, barrotes,
alarma y perro, o vigilante de seguridad si puede permitírselo.
# 10. Todas las identidades etnoculturales del mundo deben ser preservadas menos la mía.
El progre es defensor acérrimo de las culturas del mundo, que deben de
ser respetadas y preservadas, con la única excepción de la suya propia,
que es algo carca, paleto y atrasado que debe desaparecer borrada por
los vientos de la globalización. Los indígenas amazónicos tienen todo el
derecho del mundo a mantener su demografía, cultura, costumbres y
tierra, pero los europeos no pueden mantener las suyas.
# 11. Todas las religiones deben ser respetadas menos el cristianismo.
El mismo progre que se escandaliza cuando ve un crucifijo en una clase
de colegio y pide la religión (cristiana) fuera de las escuelas, no
tiene problemas en aceptar demandas de los musulmanes como servir comida
halal en el comedor escolar, poder llevar el velo o incluso clases de
religión islámica. Son sus costumbres y hay que respetarlas.
# 12. Tuitear mi oposición al saqueo de las multinacionales desde un Iphone.
El progresista dice estar en contra de las multinacionales y del saqueo
del Tercer Mundo, pero no tiene problemas en usar y consumir
compulsivamente sus productos como Twitter, Facebook, Apple, ropa y
productos agrícolas como piña o chocolate, sin entender que esas
multinacionales no existirían si no tuviesen consumidores como él.
Tampoco se molesta en comprobar que lo que consume no haya sido
recolectado por niños esclavos.
# 13. Americanizado anti-americano.
El progresista suele declararse anti-EEUU, sin darse cuenta de que él
mismo está culturalmente americanizado, empezando porque el propio
progresismo tiene su origen en universidades de EEUU y está íntimamente
ligado a la influencia americana en el mundo, y siguiendo con la música
que escucha, la moda según la que viste y las palabras en inglés que
escribe en Facebook o Twitter, entre otros.
# 14. En contra de los ricos (excepto si me caen bien o soy yo).
El progresista detesta a “los ricos”, sin embargo nunca define a partir
de qué patrimonio se es entra a formar parte de ese club de Señores
Burns, no sea que él entre en esa categoría (algo bastante común).
Cuando el rico en cuestión es progresista, algo también bastante común,
independientemente de los yates y pisos que tenga deja de formar parte
de ese grupo y cualquier crítica hacia él será respondida con palabras
como “envidioso” y cualquier acusación de delito fiscal será considerada
un “ataque a su persona”. Así tenemos a gente como el especulador
George Soros, progresista y una de las personas más ricas del mundo, el
difunto Hugo Chávez, que llegó a amasar una riqueza extraordinaria en el
gobierno, o a escala local, el Gran Wyoming con sus 15 pisos en Madrid y
Juan Carlos Monedero, evasor de impuestos con una fortuna que le sitúa
en el 1% de los más ricos del mundo mientras habla de establecer
salarios máximos.
# 15. Elitistas que van de obreristas.
Como consecuencia de su poso ideológico marxista, el progre tiene
mitificada a la clase trabajadora, de la que cree ser su defensor a la
que inconscientemente desprecia y ningunea desde su torre de marfil de
clase alta. Llama “canis” a los obreros, los acusa de ser xenófobos,
incultos y atrasados, a la vez que defiende medidas que les perjudican
directamente como la inmigración masiva y luego se extraña porque no
voten a sus partidos ni traguen con sus dogmas. Esto no es más que
clasismo puro y duro, ya que el progresista rara vez pertenece a la
clase obrera.
# 16. Tolerancia hacia el intolerable.
El progresista se congratula de ser “intolerante contra la
intolerancia”, cuando en realidad es tolerante hacia el intolerable. El
delincuente multireincidente, el inmigrante ilegal y todo tipo de lumpen
indeseado en la mayor parte del mundo pasan a ser el ojito derecho del
progresista, que no los ve como culpables sino como víctimas de la
sociedad y quiere darles todo tipo de facilidades (con tu dinero) para
“reinsertarles”.
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