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BCE, enésimo subsidio a los bancos
Cuando apenas han pasado tres meses de la última inocentada del Banco
Central Europeo (BCE), la autoridad monetaria, otra vez más, nos vuelve a
sorprender con una nueva broma. ¡No!, ya no se conforman con subsidiar a
bancos quebrados mediante inyecciones masivas de financiación barata,
bajo el pretexto de reactivar el ciclo crediticio. El nuevo chiste es
más audaz, la barrabasada va más allá.
Ahora que ya está claro que el problema del sistema bancario es de
solvencia, y no de liquidez, quitémonos la careta, y ¡sigamos rescatando
con dinero de todos los europeos sus estropicios! Además, los voceros
mediáticos y sus economistas, aquellos que no aún no se han enterado que
el dinero es endógeno, nos venderán por enésima vez las bondades de las
medidas.
El BCE se compromete a comprar deuda bancaria vinculada a préstamos e
hipotecas, usando el mismo pretexto que en 2011, reactivar el ciclo del
crédito. ¡Pero si la cantidad de activos tóxicos en balances bancarios y
operaciones fuera de balance es estratosférica! ¡Va a dar igual lo que
hagan! Ganaron tiempo con los famosos préstamos LTROs, pensando que el
ciclo se iba a reactivar. Pero como ya avisamos desde estas líneas, en
recesión de balances la política monetaria es inefectiva. ¿Qué hace
falta para que les entre en la cabeza esta idea tan elemental? Y ahora
quieren volver a ganar tiempo. El ciclo del crédito seguirá sin
reactivarse.
La única reforma estructural real y valiente que se debería haber
implementado era una reestructuración del sistema bancario global.
Debería haberse reducido su tamaño acorde con la economía real, a costa
de su gerencia y acreedores, que, por cierto, inicialmente eran los
mismos que ahora están acumulando más riqueza que nunca, financiados por
una ciudadanía cada día más pauperizada y hastiada.
Los Banqueros Centrales no saben
La realidad económica no es la que nos cuentan. Está siendo muy cruel,
despiadada, dominada por una acumulación de riqueza en pocas manos, el
hundimiento de las rentas salariales, un empobrecimiento masivo,
déficits públicos descontrolados, endeudamientos récord de las
principales potencias mundiales. Lo único que se ha producido es una
nueva burbuja financiera, la madre de todas las burbujas, generada por
los Bancos Centrales, los responsables últimos de donde estamos y de lo
que va a suceder.
Desde un punto de vista teórico, la ortodoxia legitimó la interpretación
neoconservadora que Milton Friedman y Anna Jacobson Schwartz hicieron
de la Gran Depresión, y se han equivocado y de qué manera. La política
monetaria y su “helicóptero” no era la solución.
Por mucho que los bancos centrales inyecten liquidez a bancos zombies, o
compren deuda pública o privada en el mercado secundario, el impacto en
la economía real es nulo, el dinero no circula, se queda en el circuito
bancario para otros propósitos. La velocidad de circulación se hunde.
Se trata de la percepción errónea de que inundando de dinero al sistema
se reactivará el ciclo económico.
Esta política irresponsable se basa en la Teoría Monetaria de Milton
Friedman, cuyas hipótesis de partida son falsas. Lo estamos comprobado
ex-post. El principal efecto de un cambio en la base monetaria, como
consecuencia de la expansión cuantitativa de los balances de los Bancos
Centrales, es cambiar la velocidad monetaria y los tipos de interés a
corto plazo. Sin embargo, una vez que los tipos de interés a corto plazo
caen a cero, las expansiones adicionales en la base monetaria
simplemente inducen un colapso proporcional en la velocidad de
circulación del dinero, y la economía entra en la trampa de la liquidez.
¡Ya estamos ahí! Pero les da igual.
La ignominia va más allá
Paralelamente, se está produciendo una brutal expansión de la deuda
pública en la práctica totalidad de las democracias occidentales, con el
fin de financiar a terceros y sanear sus desaguisados. Detrás del
incremento de la deuda pública no se pretende sostener el empleo, los
ingresos, las pensiones, la seguridad de una vivienda, tener unos
estándares salariales mínimos, o el derecho a una educación digna como
elemento de mejora social. ¡No!, no hay nada de eso. Sólo se protege a
la “superclase”. El empecinamiento en la implementación de políticas
fracasadas hace que el problema no sea de incompetencia económica, que
también, sino de instinto de clase.
Y ese instinto de clase hace que ahora haya que revertir ciertas
políticas fracasadas. Como ya la senda de la deuda soberana en Occidente
es insostenible, utilicemos la expansión monetaria para mantener los
privilegios de las élites. Ahora que hay una brutal sobrevaloración de
activos, paremos la devaluación salarial. Para las élites es necesario
que la reversión a la media de la variable (Riqueza Neta/Rentas) no se
produzca vía hundimiento de mercados, es decir, de su riqueza, sino
generando rentas. ¡Ya es tarde! ¡Habéis destrozado todo, ya no hay
posibilidad de arreglo!
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