es lo que pasa cuando se deja en manos de ineptos sin ningún tipo de conocimiento ni responsabilidad las decisiones claves de un país.. ejemplos a miles..
disfruten lo votado..
Emigración fiscal: las empresas huyen
Cada vez que leo esas estimaciones de cuento de la lechera sobre
ingresos fiscales futuros si subimos los impuestos a los ‘ricos’ o a las
grandes empresas, me sorprende la ingenuidad de pensar que se va a
quedar aquí alguien a esperar el expolio. Nunca he visto una sola
estimación de esas que refleje una posible pérdida de actividad
económica. Todas parten de la base de que nada cambiaría. Y me consterna
lo poco que miramos al exterior. Porque a los aristócratas del gasto
público siempre les parece que usted gana mucho y que ellos gastan poco.
Y que “aquí no va a pasar”.
Pues bien, desde hace años, el fenómeno de emigración fiscal, los
inversion deals de Estados Unidos, es algo que deberíamos analizar, y
con preocupación, en esta Unión Europea que ya sufre el goteo de
empresas fuera de su territorio –lo que yo llamo el “Depardieu
silencioso”-. Por favor, ténganlo en cuenta porque corre el peligro de
acelerarse.
¿Qué es un 'inversion deal'?
Imagine que tiene usted una empresa y le cobran unos impuestos muy
altos. Adquiere o se fusiona con otra en un país más amigable
fiscalmente y traslada la sede corporativa a dicha nación. Así, el nuevo
grupo, además de todas las razones estratégicas para unirse, se
beneficia de un mejor trato fiscal. Lo acaba de hacer Burger King.
No es fácil de conseguir. La empresa fusionada debe tener menos del 80%
de su accionariado dentro de los Estados Unidos, y al menos un 25% de la
actividad del nuevo grupo debe generarse en la nueva sede social.
¿Se hacen sólo por no pagar impuestos?
Este es un gran error mediático. El problema, en gran parte de los
casos, no son sólo los impuestos que se pagan, sino la burocracia y
trabas para generar actividad económica. Gran parte de las empresas que
han dejado Estados Unidos por Canadá o Irlanda también lo hacen porque
las condiciones para su actividad son más atractivas.
Dada la complejidad de hacer el cambio de domicilio social, estas
transacciones suelen tener una lógica estratégica muy clara. Las
fusiones ‘criticadas’ por el gobierno de Estados Unidos desde 2004 han
creado más de 6 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y a
nivel global generan mayores ingresos fiscales en los países donde
operan, según UBS (“A New Wave of Tax Inversions”).
Por lo tanto, una gran parte de la queja de la administración Obama no
es justificable desde el punto de vista social, sólo desde la
perspectiva recaudatoria de su país. Según el Congreso, entre 2015 y
2024 se podrían perder unos 19.500 millones de dólares de ingresos
fiscales. No hablan de cuánto se podría ganar bajando cinco puntos el
impuesto de sociedades. Una cantidad equivalente si asumimos los mismos
márgenes y beneficios generados en 2014 y un 1,6% anual de crecimiento
del Producto Interior Bruto (PIB).
Esa preocupación “por ingresos perdidos” no existiría si bajasen los
impuestos. Pero eso no se les ‘ocurre’. ¿Es una carrera a cero? Pues
claro que no, ya que las empresas funcionan con muchos baremos de riesgo
y oportunidad. Si la fiscalidad es competitiva, no se van por pequeñas
diferencias. Hay muchos factores relevantes.
¿Se pueden evitar legislando?
En Estados Unidos el impuesto sobre sociedades es uno de los más altos
de la OCDE. En vez de reducirlo, se implementaron leyes para evitar las
fusiones emigratorias, una en 1983 y otra, muy dura, en 2004. El
congreso impuso su “Acta de Creación de Empleo Americano” de 2004
(American Jobs Creation Act). Por supuesto, en poco tiempo se dispararon
los inversion deals. Entre 2007 y 2014 se han llevado a cabo más
‘emigraciones’ de empresas saliendo de Estados Unidos que en todo el
periodo 1981-2003, según el Congressional Research Service.
La represión legislativa y las llamadas al patriotismo, incluso
proclamas inflamatorias de “boicot” a las empresas, no han funcionado.
Sin embargo, en vez de facilitar una transición a un entorno fiscal y
legislativo más competitivo, y sólo una mejora de 5 puntos habría
bastado, la solución que propone la Administración Obama es legislar de
nuevo. Y no va a funcionar.
¿Por qué debemos temerlo en Europa?
Cuando contamos con el dinero de los demás para mantener el gasto
hipertrofiado, al menos deberíamos cuidar a nuestra gallina ponedora. Y
el riesgo en Europa de una oleada de emigraciones es alto.
Primero, nos engañan con mensajes recaudatorios hablando de “la baja
tributación de las grandes empresas”. Es falso que las grandes empresas
tributen un 6%. Más del 89% tributa por encima del 27% tras excluir las
minoraciones por doble imposición, según los datos del Informe Anual de
Recaudación 2013 de la Agencia Tributaria.
Además, en el Eurostoxx 50 la enorme mayoría de las grandes empresas se
han comportado como “seguridades sociales encubiertas”. Superan en un
17-20% en media a sus comparables norteamericanas en número de
empleados. De hecho, si se analiza con respecto a ingresos, en algunos
sectores, como telecomunicaciones, infraestructura o energía, las
empresas europeas cuentan con una media de hasta un 30% más de empleados
que sus competidoras estadounidenses o británicas. Las empresas del
S&P 500 (Estados Unidos) se encuentran en una situación de caja y
deuda mucho más sólida que sus comparables europeas.
Adicionalmente, y si consideramos todas las cargas –verdes, regionales,
locales, tarifas sociales, etc- las mayores empresas europeas pagan en
impuestos hasta un 40% de su beneficio operativo nacional. Por darles un
ejemplo, la segunda mayor empresa industrial española paga en nuestro
país el equivalente al 51% de su Ebitda generado en el territorio
nacional.
Esa combinación explosiva de menor productividad y fiscalidad creciente
no ha generado aún un gran número de ‘emigraciones’ como en Estados
Unidos por tres razones:
En Europa, las grandes empresas mantienen una nada desdeñable
simbiosis con los estados. Y esa es, en parte, la razón por la que
tienen más empleados y tienen objetivos menos exigentes de rentabilidad y
retorno al accionista.
Muchas grandes empresas europeas suelen tener ‘activos cautivos’. Es
decir, es difícil trasladarse a otro país cuando se tienen enormes
activos regulados o concesiones.
Una cuestión ‘cultural’. Gestores que llevan muchos años, incluso
décadas, desarrollando una carrera entre una y otra empresa local. Por
ello tienen un incentivo personal ‘nacional’. No tienen nada más que ver
las rarísimas ocasiones en las que los consejeros delegados y
directivos de las empresas son extranjeros.
Pues bien, si contando todas esas ‘barreras’ el goteo de externalización
de actividades es inexorable, piensen lo que puede ocurrir si se
imponen las propuestas de aumentos de impuestos del cuento de la
lechera. Veremos, igual que ocurrió en Estados Unidos en 2004, un éxodo
empresarial sin precedentes. Obama contaba con una fidelidad al
recaudador nacional eterna, y además creciente. Se equivocó. Europa, que
parte de una situación fiscal –incluyendo todos los tributos- mucho más
onerosa, no puede hacer lo mismo.
No podemos poner puertas al campo. Pensar que vamos a evitar la
internacionalización y optimización fiscal con represión es un enorme
error. Los ingresos fiscales crecen con la actividad económica, no por
decisión de un comité.
Los impuestos, queridos amigos, son el pago de un servicio, no el rescate de un secuestro. Algún día lo recordaremos.
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