Inditex: presente en 80 países, deuda con los bancos 6 millones euros.. y sin vivir al calor del BOE..
ECI: presente en España y en Portugal, 5000 millones de Euros de deuda con la banca (por algo será, eso no es un simple tropezón).. y como parece que los tontos nacionales (los que prestan dinero a causas perdidas) se acaban, ahora quieren encontrar otros 5.000 millones de Euros de tontos extranjeros.. para seguir financiando un modelo que está demostrado que no funciona.. ¿acaso cambiamos el modelo? no, no lo cambiamos.. buscamos más dinero.. luego vendrán los lamentos..
disfruten lo invertido..
Pizarro quiere romper los tabúes dentro de El Corte Inglés: salida al exterior
EL GRUPO NECESITA LIQUIDEZ PARA SU EXPANSIÓN
Aseguran los más viejos del lugar que Ramón Areces solía resumir su
modelo de gestión en los albores de El Corte Inglés con dos principios
básicos: “Sentido común y geografía”, decía el fundador de los grandes
almacenes. Este mismo y alardeado axioma deberá ser el leitmotiv que
inspire ahora a Manuel Pizarro para afrontar con todas las consecuencias
los grandes tabúes que dominan el equity story de la más importante
empresa española de distribución, con permiso de Amancio Ortega y su
reino de Inditex.
El Corte Inglés necesita un proceso de adaptación al cambio que no podrá
abordarse sin romper los moldes que han etiquetado a la empresa como
una marca de excelencia mundial, pero chapada a la antigua y con unos
procedimientos de gestión anquilosados en el tiempo. La aversión a la
financiación ajena y el temor a una expansión allende las fronteras han
enquistado la estrategia operativa al mercado doméstico en una especie
de Santiago y cierra España, que ha dejado a la entidad indefensa ante
la descomunal crisis de consumo en nuestro país.
“Cuando llueve, llueve para todos”, comentaba hace unos años con cierto
deje de amargura Isidoro Álvarez, reconociendo así implícitamente el
quebranto que la recesión estaba produciendo en la actividad tradicional
de El Corte Inglés. El viejo imperio de la distribución comercial en
España las ha pasado canutas durante los últimos seis años, que se han
llevado por delante casi un 20% de la facturación y hasta una cuarta
parte de los beneficios. Para una compañía que trabaja amparada en
márgenes estrechos con elevados volúmenes de ventas, la atonía del
mercado ha supuesto un disparo a bocajarro en la línea de flotación del
negocio.
Superados los peores momentos de la tormenta parece que ahora empieza a
escampar pese a que los resultados del útlimo ejercicio, cerrado en
febrero de este año, tampoco son para tirar cohetes. Al menos, El Corte
Inglés ha frenado la sangría de beneficios, que han aumentado un 6,2%
apoyados en las muletas de sus créditos fiscales y ha reducido la caída
de las ventas a sólo el 1,8%. El trasatlántico ha modificado su
velocidad de crucero con el fin de recuperar sus niveles de
rentabilidad, estableciendo un punto de inflexión en lo que ha sido el
modelo secular de su gestión empresarial.
Punto de inflexión en la última junta general
El Corte Inglés ha asimilado la lección, consciente de que los tiempos
cambian aunque los valores deban permanecer inmutables. En eso consiste
precisamente el reto de Manuel Pizarro, outsider de lujo fichado como
asesor presidencial y que ahora ha reforzado su papel dentro de la
empresa tras ser investido como miembro del consejo de administración.
El expresidente de Endesa es el encargado de abrir un nuevo cuaderno de
bitácora que despeje futuros horizontes sin derramar las viejas esencias
que todavía rezuman como sentimiento de lealtad, y a mucha honra,
dentro de la casa.
El baño de modernización que ha empezado a insinuar el propio Isidoro
Álvarez en la junta general del último domingo de agosto va a poner a
prueba la asignatura de geografía a la que aludía Areces. El Corte
Inglés se propone llevar a cabo un plan de expansión que se traducirá en
un esfuerzo de internacionalización para adaptar el perímetro de la
compañía al mercado global. Toda una catarsis en la mentalidad
carpetovetónica de una compañía que lo ha sido todo en la Península
Ibérica, incluyendo un poquito en Portugal, pero que ahora no tiene más
remedio que saltar los Pirineos y cruzar algún que otro mar si no quiere
convertirse en una estatua de sal dentro del panorama empresarial
español.
os pinitos de El Corte Inglés en el exterior no han sido muy halagüeños
como pone de manifiesto la fallida aventura en Estados Unidos con la
compra de la red de tiendas Harris hace ya más de treinta años. Tras un
largo proceso de tribulaciones en forma de pérdidas continuas y
constantes, Harris terminó fusionándose en 1997 con la cadena regional
californiana Gottschalks en lo que se presentó como una huida hacia
delante que realmente no dejaba de ser una venta encubierta. A la
postre, ni lo uno ni lo otro porque la compañía resultante terminó
llevando los libros al juzgado con una suspensión de pagos que se
convirtió en el preludio de una liquidación en toda regla.
El mal sabor de boca que dejó esta lamentable experiencia escaldó a los
ejecutivos de El Corte Inglés, que hasta hace poco no volvieron a
plantearse la posibilidad de soltar amarras en el mercado internacional.
Esta vez el objetivo era Italia pero el desembarco fue abortado en 2008
ante la irrupción de la gran crisis financiera. La compañía española
sigue siendo, no obstante, el número uno en Europa dentro del segmento
de los grandes almacenes con una masa crítica le permite encarar un
desarrollo corporativo de carácter multinacional. El Corte Inglés quiere
ahora conjugar sus previsiones de crecimiento orgánico con un plan
selectivo de compras, orientado principalmente a Europa y Latinoamérica,
pero sin descuidar el mercado asiático e incluso también algunos países
africanos.
La mejor definición de un precio justo
l renacimiento internacional de El Corte Inglés exigirá una dotación de
recursos frescos que, siguiendo las preferencias de la entidad, deberían
financiarse con fondos propios. La apelación a la deuda ha sido
considerada siempre como un lujo peligroso y la proyección de la marca
aconseja ahora una puesta en valor que induce a estudiar muy en serio la
eventual salida a bolsa. De otra forma no se entiende el fichaje de
Pizarro, uno de los mayores expertos que tiene España en todo los que
refiere a los mercados de valores, incluyendo sus fundamentos y también
sus entresijos.
El expresidente de Endesa tiene toda la confianza de Isidoro Álvarez
para diseñar una hoja de ruta al golpe de timón que irá marcando Dimas
Gimeno en su calidad de consejero director general. El sobrino del
actual presidente está llamado a actuar como máximo responsable de las
operaciones, tal y como ha quedado refrendado en su reciente
intervención pública ante los accionistas de la empresa. Gimeno encarna
los deseos de renovación dentro de una línea de continuidad como
garantía de un plan de sucesión que atraiga a los grandes inversores.
La apelación a la deuda ha sido considerada siempre como un lujo
peligroso y la proyección de la marca aconseja ahora una puesta en valor
que induce a estudiar muy en serio la eventual salida a bolsaEl Corte
Inglés ha iniciado este verano su particular ‘roadshow’ financiero de
una manera si se apura subliminal. Pero en esta ocasión las apariencias
no dejan lugar al engaño, aunque sólo sea porque a la fuerza ahorcan y
es imposible seguir dando la espalda a una realidad que se ha demostrado
especialmente tozuda, incluso con los ancestrales buques insignia del
panorama empresarial. La cotización de la compañía en los mercados
bursátiles está cantada y hasta casi se podría decir que responde
perfectamente a ese segundo proverbio de Areces que invocaba el sentido
común como elemento básico de cualquier negocio.
La bolsa brinda al mismo tiempo una oportunidad única para definir ese
gran enigma que supone la valoración efectiva de El Corte Inglés. El
núcleo estable de control quedará garantizado por la Fundación, pero la
puesta de largo en los mercados de capitales resolverá de una vez por
todas cualquier eventual litigio con todos aquellos socios que deseen
realizar beneficios con su propiedad accionarial. La llamada esclavitud
de los minoritarios será abolida con la fijación de un precio real de
mercado y la garantía de liquidez de unos títulos sometidos a
contratación bursátil.
El Corte Inglés satisfará de paso las expectativas de los sobrinos del
fundador, los hermanos Areces Fuertes, cuyo contencioso por la venta de
su participación en la empresa está hibernado después de un pleito en
los tribunales. María Jesús, Rosario y Ramón siguieron la estrategia de
César Areces, el heredero díscolo, pero a diferencia de éste no llegaron
finalmente a ningún acuerdo extrajudicial con la entidad, por lo que
sus reclamaciones siguen vigentes. La salida a bolsa puede resultar el
mejor bálsamo para aclarar de una vez para siempre cual es el precio
justo, algo que es muy de agradecer en una firma dedicada a la
distribución comercial como es El Corte Inglés. Probablemente, la
empresa que más ha vertebrado la imagen de marca España en las últimas
décadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario