20140907

«Ya te mandaré un cheque...»: las tácticas del moroso profesional para no pagar

normal: en Francia el que firma un cheque sin fondos va a la cárcel.. en hispanistán no pasa nada.. pero se consideran "europeos", claro..

disfruten lo votado..


«Ya te mandaré un cheque...»: las tácticas del moroso profesional para no pagar 

España es la primera potencia mundial en pufistas», sostiene Pere Brachfield, experto con más de treinta años de experiencia en el cobro a deudores

«España es la primera potencia mundial en morosos, tramposos y pufistas», sostiene Pere Brachfield, experto morosólogo con más de treinta años de experiencia como cobrador de deudores y autor de «Analisis del Moroso profesional», ensayo y antología sobre el «caradurismo» de hormigón armado marca España, en donde enumera la variedad de tácticas evasivas y excusas que utilizan los «morrosos», como dice que habría que denominarles, para escaquearse del pago de la deuda bajo el principio fundamental de «tarde, mal y nunca». Porque conviene matizar, tal como contó él mismo a ABC, la mayor parte de los morosos no son recalcitrantes sino fortuitos: la crisis no deja demasiado margen de maniobra.

En la obra, Brachfield ha llegado a tres conclusiones: que cuando no se está en un periodo de crisis económica, el 90% de los morosos son los culpables del impago, o sea que son «intencionales»; que el deudor pertinaz, a pesar de que afirme que pagara lo antes posible continuamente, sólo lo hará «cuando se le ponga entre la espada y la pared»; y la tercera que, salvo cuando exista una crisis insiste, los morosos se aprovechan de los acreedores para ganar dinero o para sobrevivir.

Las frases favoritas del deudor empedernido son «no debo nada», «no quiero pagar» y «no puedo pagar», que con el «hable usted con mi abogado», constituyen el recurso más habitual para eludir el pago. Incluso el autor apunta a otra variante del profesional del pufo, experto regateador en corto, denominada «el método japonés», y que consiste en «decir siempre sí a su interlocutor pensando en que no. Afirma que va a liquidar toda la deuda pero en realidad lo que pretende es ganar tiempo». Y también explica lo que los expertos llaman el «síndrome del Yate» (ya te pagaré, ya te llamaré la semana que viene, ya te mandaré un cheque, etc.), treta con la que buscan deliberadamente la ambigüedad, la falta de concreción.

«El moroso no acepta responsabilidades ni culpas por el impago: él es un caballero», cuenta Brachfield, que estima que el 90% de los deudores obcecados son varones. «Por lo general echa la culpa a terceros: socios, empleados, directivos, gobierno, coyuntura, bancos, etc.», añade. Y es que, relata el experto, se aprovechan de la ilusión del acreedor incauto para solicitarle paciencia.

«Estamos pasando un bache de liquidez»

Con el uso de «técnicas de programación neurolingüistica» para influir y manipular, cuenta Brachfield, el estafador trata de librarse sus obligaciones: «Yo no me niego a pagar, pero ahora me es imposible hacerlo», «en cuanto pueda, confíen en mí, les pagaré todo lo que les debo», «estamos pasando un pequeños bache de liquidez»,... buscando de esta manera la indeterminación, lo que el ensayista denomina el lenguaje del humo. Ninguna de esas frases tiene fecha exacta de cuando se va a realizar el pago, bajo la táctica de «las tres I»: indefinición, imprecisión, indeterminación.

El autor concluye que los pufistas profesionales suelen utilizar al final una estrategia similar para lograr su objetivo escapista, en este caso la de «las siete D»: demora, dilación, desorientación, desviación, desánimo, disuasión, desistimiento. Y además opina que, al no existir una escuela como tal que enseñe a esquivar a acreedores, los deudores contumaces han aprendido sus diferentes artimañas por ciencia infusa. Ni tan siquiera en la «escuela de la calle». Lo tenían ahí dentro, como si el «pufista» naciera, no se hiciera, aunque todavía no tengan deudas de las que zafarse...

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