El PP teme que Cascos se la juegue
Rajoy no sabe si respaldará el pacto de silencio en torno al caso Bárcenas
Mariano Rajoy está liderando la estrategia
del no a todo con la que el PP está haciendo frente al caso Bárcenas.
Por encima incluso de las recomendaciones de algunos de sus
colaboradores más cercanos, que le sugieren que solo se responsabilice
de lo suyo y que, en lo que afecta a los demás, cada uno «aguante su
vela», el líder del PP ha decidido jugarse su futuro a la arriesgada
carta de asegurar que en su partido no ha habido jamás la mínima
irregularidad contable. Ese plan aparentemente suicida se basa en el
convencimiento de que será imposible probar judicialmente los
sobresueldos a los que apuntan los papeles de Bárcenas.
Mientras todos los supuestos afectados mantengan un pacto de
silencio en torno a los papeles de Bárcenas será difícil probar nada.
Pero, según algunos populares, ese plan supone un serio peligro para
Rajoy, porque implica que su futuro no depende solo ya de su propia
fortaleza al negar todas las acusaciones. Y, lo que es peor, hace que
su supervivencia política dependa de la fidelidad de algunas de sus
víctimas en el partido.
El líder del PP ha dado el salto en el vacío sin consultar a los
exdirigentes que aparecen señalados como perceptores de sobresueldos,
que no le deben nada, y sobre los que no tiene ningún tipo de control.
En el PP preocupa muy especialmente Francisco Álvarez Cascos por el
hecho de que ya ni siquiera pertenezca al partido y por su carácter
imprevisible. Cascos, que tiene poco que perder, conoce todos los
secretos del PP. Y una fuga de información por su parte arrastraría en
cadena a todo el partido.
El ex secretario general del PP, o «general secretario», como se
le conocía en Génova para expresar su poder omnímodo, estuvo en el
corazón de las finanzas del PP durante años. Y fue, junto a Bárcenas,
el que abrió las puertas del partido a Francisco Correa, que, bajo su
mandato, organizaba casi todos los actos del PP. Incluso en su
posterior época como ministro de Fomento mantuvo ese contacto. «Paco
Cascos, con el que tenía cierta relación, me dio la cuenta de Aena», le
dijo Correa al juez.
El temor del PP es que si Cascos se viera acosado en el marco
del caso Gürtel, podría tratar de presionar a Rajoy para que lo
amparara, con la amenaza de desvelar la contabilidad B. Tampoco se
descarta, sin embargo, que Cascos aproveche ahora su respaldo a Rajoy
en el caso Bárcenas para tratar de limar asperezas y retornar al
partido.
Tampoco controla a Rato
Pero Rajoy tampoco controla a Rodrigo Rato, inmerso en graves
problemas personales, de los que el caso Bárcenas es el menor de ellos.
La relación de Rajoy con Rato está rota de nuevo porque este considera
que el partido no lo ha defendido en el caso Bankia. La necesidad de
que Rato respalde la versión oficial del PP podría suponer una mayor
implicación del partido en defensa del exministro de Economía. Aunque
nadie en el PP duda de su fidelidad, ni Jaime Mayor Oreja ni Ángel
Acebes están tampoco especialmente agradecidos a Rajoy. Y se teme
también que el empeño de Aznar de emprender la batalla judicial por su
cuenta a base de demandas complique la estrategia de defensa de Rajoy,
que aún no ha presentado la querella anunciada, como tampoco lo ha
hecho Dolores de Cospedal.
la estrategia de defensa del PP.
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