Calma antes de la tempestad
Mientras el Gobierno va presumiendo de unos brotes verdes minúsculos,
una gran tempestad económica se está formando a nivel internacional
Esta semana hemos conocido varios indicadores que corroboran lo que ya
nos anticipaban los indicadores adelantados, es decir, que la gravísima
recesión en la que estamos inmersos desde hace dos años está aliviando
su presión y que, aunque todavía sin entrar en crecimiento económico,
estamos en una situación muy cercana a la estabilización.
El más significativo ha sido la evolución de la actividad de los
servicios de mercado en el mes de abril. Desciende a su menor tasa desde
septiembre de 2011 (excluyendo agosto de 2012 por el efecto de la
subida del IVA), el 3,02%. Es desde luego una caída aún importante pero
debemos tener en cuenta que los indicadores adelantados (PMI de
servicios) nos están diciendo que la caída ha seguido suavizándose en
mayo y junio.
Existen básicamente dos causas para este empeoramiento más lento de la
actividad económica. Por una parte tenemos la mejoría de la demanda
interna, que se puede apreciar en el gráfico de disponibilidades
interiores de bienes de consumo, con el segundo menor descenso desde
enero de 2012.
Esto no puede deberse a una mejora en las condiciones del crédito, que
siguió empeorando (-18,3% respecto a abril de 2012), sino al incremento
brutal en el endeudamiento público, que hace que la demanda agregada de
la economía no caiga con mucha más fuerza (+16,67% en abril, máximo
desde junio de 2011).
La segunda razón es la fortaleza de las exportaciones, que aumentan
nuevamente en abril. Esto básicamente se debe a la mejoría en las
condiciones económicas de la zona euro. En el siguiente gráfico podemos
ver cómo el descenso de las importaciones se suaviza, reflejo claro de
que la demanda interna está cayendo con menos fuerza.
El índice flash PMI de la zona euro ha seguido subiendo en junio,
especialmente en la periferia, lo que indica que en este mes la economía
española seguramente esté muy cerca de la estabilización.
Sin embargo, hay varios factores que hacen pensar en que este amago de
recuperación es muy posible que tenga poco recorrido. El primero es que
está basado en buena medida en el incremento de la demanda pública, que
se refleja en el endeudamiento récord del sector. Esto evidentemente
contradice toda la retórica del Gobierno, que habla de austeridad y
ajustes desde el lado de la oferta. Lo que está ocurriendo es todo lo
contrario. Si bien las condiciones de la oferta no se siguen
deteriorando en su conjunto, tampoco están mejorando. Estamos asistiendo
a medidas keynesianas en el más estricto sentido de la palabra, pero
ese incremento de la demanda pública no se destina a mejorar el capital
físico o humano del país, sino a sostener una ineficiente estructura
político-administrativa basada en redes clientelares. Por ello hay que
ser muy pesimistas en lo referente a la sostenibilidad de tal
estrategia, que ha sido posible sólo debido a la coyuntura política
europea que ha priorizado el mantenimiento del euro sobre el discurso de
contención del déficit público. Pero eso, evidentemente, no puede durar
para siempre. Los límites del endeudamiento público se alcanzarán, más
bien pronto que tarde, y una nueva crisis de deuda y una nueva oleada de
presión se abatirán sobre nosotros.
El segundo factor que debe hacer pensar en que la situación empeorará
pronto es el fuerte deterioro en la situación internacional. El
epicentro de los problemas se está trasladando a toda velocidad desde
Europa hasta China, cuya monstruosa burbuja crediticia está a punto de
estallar. Otros emergentes (Brasil, Sudáfrica, Turquía...) están
sometidos a graves presiones, que se manifiestan en el deterioro de la
moneda y disturbios sociales. Japón, y su experimento monetario, está en
vías de fracasar, al menos parcialmente, y sólo en EEUU la situación
parece, aunque sin grandes alharacas, bajo control.
Prepárense y aprovechen el breve receso para tomar aire, porque a no
mucho tardar tendremos otra vez problemas, y sin casi enterarnos de que
estábamos mejorando nos veremos sumidos casi con certeza en una nueva
recesión.
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