20130621

Calma antes de la tempestad

Calma antes de la tempestad

Mientras el Gobierno va presumiendo de unos brotes verdes minúsculos, una gran tempestad económica se está formando a nivel internacional

Esta semana hemos conocido varios indicadores que corroboran lo que ya nos anticipaban los indicadores adelantados, es decir, que la gravísima recesión en la que estamos inmersos desde hace dos años está aliviando su presión y que, aunque todavía sin entrar en crecimiento económico, estamos en una situación muy cercana a la estabilización.

El más significativo ha sido la evolución de la actividad de los servicios de mercado en el mes de abril. Desciende a su menor tasa desde septiembre de 2011 (excluyendo agosto de 2012 por el efecto de la subida del IVA), el 3,02%. Es desde luego una caída aún importante pero debemos tener en cuenta que los indicadores adelantados (PMI de servicios) nos están diciendo que la caída ha seguido suavizándose en mayo y junio.

Existen básicamente dos causas para este empeoramiento más lento de la actividad económica. Por una parte tenemos la mejoría de la demanda interna, que se puede apreciar en el gráfico de disponibilidades interiores de bienes de consumo, con el segundo menor descenso desde enero de 2012.

Esto no puede deberse a una mejora en las condiciones del crédito, que siguió empeorando (-18,3% respecto a abril de 2012), sino al incremento brutal en el endeudamiento público, que hace que la demanda agregada de la economía no caiga con mucha más fuerza (+16,67% en abril, máximo desde junio de 2011).

La segunda razón es la fortaleza de las exportaciones, que aumentan nuevamente en abril. Esto básicamente se debe a la mejoría en las condiciones económicas de la zona euro. En el siguiente gráfico podemos ver cómo el descenso de las importaciones se suaviza, reflejo claro de que la demanda interna está cayendo con menos fuerza.



El índice flash PMI de la zona euro ha seguido subiendo en junio, especialmente en la periferia, lo que indica que en este mes la economía española seguramente esté muy cerca de la estabilización.

Sin embargo, hay varios factores que hacen pensar en que este amago de recuperación es muy posible que tenga poco recorrido. El primero es que está basado en buena medida en el incremento de la demanda pública, que se refleja en el endeudamiento récord del sector. Esto evidentemente contradice toda la retórica del Gobierno, que habla de austeridad y ajustes desde el lado de la oferta. Lo que está ocurriendo es todo lo contrario. Si bien las condiciones de la oferta no se siguen deteriorando en su conjunto, tampoco están mejorando. Estamos asistiendo a medidas keynesianas en el más estricto sentido de la palabra, pero ese incremento de la demanda pública no se destina a mejorar el capital físico o humano del país, sino a sostener una ineficiente estructura político-administrativa basada en redes clientelares. Por ello hay que ser muy pesimistas en lo referente a la sostenibilidad de tal estrategia, que ha sido posible sólo debido a la coyuntura política europea que ha priorizado el mantenimiento del euro sobre el discurso de contención del déficit público. Pero eso, evidentemente, no puede durar para siempre. Los límites del endeudamiento público se alcanzarán, más bien pronto que tarde, y una nueva crisis de deuda y una nueva oleada de presión se abatirán sobre nosotros.

El segundo factor que debe hacer pensar en que la situación empeorará pronto es el fuerte deterioro en la situación internacional. El epicentro de los problemas se está trasladando a toda velocidad desde Europa hasta China, cuya monstruosa burbuja crediticia está a punto de estallar. Otros emergentes (Brasil, Sudáfrica, Turquía...) están sometidos a graves presiones, que se manifiestan en el deterioro de la moneda y disturbios sociales. Japón, y su experimento monetario, está en vías de fracasar, al menos parcialmente, y sólo en EEUU la situación parece, aunque sin grandes alharacas, bajo control.

Prepárense y aprovechen el breve receso para tomar aire, porque a no mucho tardar tendremos otra vez problemas, y sin casi enterarnos de que estábamos mejorando nos veremos sumidos casi con certeza en una nueva recesión.

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