20130616

Los guardias civiles ven imposible vigilar el tráfico del verano por falta de agentes

Los guardias civiles ven imposible vigilar el tráfico del verano por falta de agentes

Denuncian que la Comunitat lleva dos años sin refuerzos estivales y que un tercio de la plantilla se va de vacaciones

En dos semanas, la Comunitat Valenciana se verá inundada de vehículos. Más desplazamientos en fines de semana, más consumo de alcohol, más ciclistas, más coches y motos en carreteras secundarias... Y quienes deben velar por la seguridad y perseguir a los infractores se echan a temblar. «La escasez de guardias de Tráfico es un mal endémico, pero en verano nos sentimos impotentes», lamenta un agente de la Asociación Nueva Coproper (ANC) de la Benemérita en Alicante. El malestar es generalizado. Otras agrupaciones, como AUGC Valencia, denuncian que el número de guardias de Tráfico en la Comunitat Valenciana es «absolutamente insuficiente» para atender la inminente avalancha de desplazamientos de verano.

Los motivos de su desesperación son varios. Según el delegado provincial de AUGC, «no se están cubriendo las vacantes por jubilación ni por cambio de destino» y, por segundo año consecutivo, «no llegan refuerzos de guardias de Tráfico procedentes de otros lugares de ciudades del interior de España». Además, alrededor de un tercio de los agentes de cada turno se toma vacaciones en este periodo, con lo que «los pocos que quedamos acabamos desbordados y trabajando en condiciones muy precarias». Así, concluyen, «no vamos a poder controlar todo el tráfico como sería deseable».

Según las asociaciones y guardias consultados, existe una gran diferencia entre lo que ocurre los días de operación especial de julio y agosto, «cuando sí se planea un gran dispositivo y se anulan las libranzas», y lo que sucede después, en el resto del periodo estival. «Entonces, nos quedamos cuatro gatos».

El año pasado, casi dos millones de vehículos tomaron las carreteras de la Comunitat en la operación especial de julio. «Pero parece que el Gobierno no se da cuenta de que son más los que vienen o se quedan que los que se van. Si un fin de semana normal tenemos alrededor de un millón de desplazamientos, en verano esa cifra puede llegar a triplicarse», calculan desde ANC.

Otro guardia civil de Tráfico pone el ejemplo de Cullera, donde la población «se multiplica por tres en verano». Y quienes patrullan a diario las carreteras saben que zonas como la N-332 «se ven desbordadas en esta época» a su paso por localidades costeras como Gandia, Oliva, Calpe, Altea o Benidorm. «Esta vía y otras muchas de conexión entre municipios de litoral se quedan pequeñas para tanto desplazamiento y no hay suficientes agentes para vigilar como sería deseable los atascos y problemas que se generan».

Incremento del 50%

Actualmente hay alrededor de un millar de agentes de la Guardia Civil de Tráfico en la Comunitat Valenciana. Las asociaciones de agentes calculan que sería preciso un aumento del 50% en la plantilla o, como alternativa, «incentivar el trabajo en verano para que haya más gente dispuesta a prestar servicio en esta época tan crítica, pero eso no ocurre».

Aunque la crisis ha hecho descender el número de desplazamientos por el encarecimiento del combustible, la Comunitat tiene hoy día un parque de 3,3 millones de vehículos, según los últimos datos de la DGT. «Muchos coches están anticuados, no han pasado la ITV, se quedan averiados o generan más accidentes y eso hace que se necesiten más intervenciones de la Guardia Civil», razonan los agentes. El número de carreteras y autovías, añaden, ha crecido hasta superarse los 8.000 kilómetros en la Comunitat «y nosotros seguimos funcionando con la misma cantidad de agentes que hace dos décadas».

Las quejas por la falta de efectivos no sólo llegan desde dentro de la Guardia Civil de Tráfico. Desde Automovilistas Europeos Asociados (AEA) también consideran que una región como la Comunitat «requeriría un refuerzo de plantilla en esta unidad de al menos un 20%, por ser un destino turístico de primer nivel y una de las zonas más transitadas en esta época por conductores nacionales y extranjeros».

Mario Arnaldo, presidente de la entidad, cree que la DGT está apostando por «una política de vigilancia robotizada a través de los radares, en vez de paliar el déficit de agentes que sufre desde hace tiempo la Guardia Civil de Tráfico» en la Comunitat. Y esto, considera, «es un grave error» y guarda relación con un «afán más recaudatorio que disuasorio».

Esta es su explicación: «la presencia de agentes en las carreteras hace que levantemos el pie del acelerador, que arriesguemos menos, que respetemos más las normas y que nos sintamos más vigilados, a la par que protegidos». Los radares «en general no evitan la infracción, sino que van muy dirigidos a la sanción y, además, tienen el problema de que no identifican al conductor, sino al vehículo».

Según las cifras de AEA en una región como la Comunitat Valenciana y una época como verano, una de cada cuatro sanciones vía radar «acaban en la basura» porque los vehículos 'cazados' pertenecen a ciudadanos extranjeros que residen en otros puntos de Europa. Son turistas o viajeros del paso del Estrecho. «Al no ser identificado el conductor y multado en el momento, su infracción queda impune», resume Arnaldo. «Hay aprobada una directiva comunitaria para evitar esta incongruencia pero todavía no se ha puesto en marcha», lamenta.

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