¿y cómo se va a reparar el daño hecho?
ah, no.. que Rajoy ya dijo que estaba "indignado".. con eso basta..
disfruten lo votado..
Un magistrado del Constitucional acudía a las cacerías de Granados con la red corrupta
Roberto García-Calvo, que fue magistrado del Tribunal Constitucional
hasta su fallecimiento en 2008, solía frecuentar las fastuosas cacerías
organizadas por varios de los empresarios implicados en la trama
corrupta destapada por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en
el marco de la Operación Púnica. Dos de los fijos en esas monterías,
animadas con comida gourmet, vinos gran reserva y partidas de póker
hasta altas horas de la madrugada, eran Francisco Granados, entonces
mano derecha de Esperanza Aguirre en el PP y la Comunidad de Madrid, y
David Marjaliza, uno de los presuntos cerebros de la red desmantelada el
pasado lunes en la macrorredada dirigida por Velasco.
El nombre de García-Calvo aparece en un manuscrito redactado y firmado
por David Merino, exdirector general del Grupo Dico, una de las
constructoras más beneficiadas en el reparto de contratas a cambio de
comisiones millonarias. Merino, que fue testigo de esos pagos y
participó en algunas de las cacerías donde se negociaban las
adjudicaciones de obras y el monto de las mordidas, entregó a Manos
Limpias una declaración, firmada ante notario y acompañada del citado
manuscrito, en la que describe con todo lujo de detalles el modus
operandi de la red corrupta. El sindicato liderado por Miguel Bernad
presentará hoy toda esa documentación en la Fiscalía Anticorrupción.
García-Calvo, gran aficionado a la caza, acudió a varias de las
monterías organizadas por los propietarios del Grupo Dico, Julián
Jiménez de los Galanes, alias el Tachuela, y Francisco Colado. En una de
esas batidas, cuyos gastos corrían siempre por cuenta de la
constructora, participó el propio Merino. El exdirectivo relata en su
manuscrito que el encuentro tuvo lugar en febrero de 2006 en la finca La
Parrilla, en la localidad toledana de Los Yébenes, y que él mismo
abatió "un venado y un jabalí, mis primeras piezas en una cacería
oficial, por lo que los demás cazadores me hicieron lo que se llama boda
de sangre". Granados fue el encargado de oficiar ese peculiar rito:
extrajo las vísceras del jabalí y se las puso a Merino sobre la cabeza.
Además de García-Calvo, Merino, Marjaliza y Granados –entonces consejero
de Presidencia de la Comunidad de Madrid y secretario general del PP
regional–, participaron también en esa montería el sustituto de este en
la alcaldía de Valdemoro, José Miguel Moreno; el constructor Ramiro Cid
Sicluna, uno de los reyes del ladrillo de esa localidad madrileña;
"alguien de El Corte Inglés del que no recuerdo el nombre", según reza
el manuscrito de Merino, y los anfitriones: el Tachuela y Colado. El
precio de la batida rondó los 10.000 euros por barba, que los dueños de
la constructora desembolsaron como una suerte de pago en especie por los
contratos recibidos.
El entonces magistrado del Tribunal Constitucional, fallecido dos años
después de esa cacería en Toledo, a la edad de 65 años, fue promovido al
cargo por el PP. García-Calvo, de ideología ultraconservadora,
desembarcó en el alto tribunal en 2001, siendo ministro de Justicia
Ángel Acebes, hoy imputado por el presunto uso de fondos de la caja B
del PP para la compra de acciones de Libertad Digital. El magistrado
ocupó varios cargos durante el franquismo en el sindicalismo vertical y
el Ministerio de Educación, y en 1976, tras la muerte del dictador, fue
nombrado gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Almería.
"Todas estas personas", dice el exdirectivo de Dico en su manuscrito,
"son las que asiduamente coincidían en las cacerías, partidas de póker y
demás festejos que, entre otros, tenían el objetivo de ir diseñando las
acciones", en alusión a las recalificaciones urbanísticas y
modificaciones de planes urbanísticos para beneficiar a la trama
corrupta. Merino asegura que las constructoras que sacaron mayor tajada,
además de la propia Dico, fueron Obras y Vías, propiedad de Cid
Sicluna, y la maraña de empresas controladas por Marjaliza, que llegó a
figurar en los consejos de administración de más de 125 compañías y
sociedades patrimoniales.
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