La exmujer de Roca compró 30 inmuebles en Francia con dinero desviado de Emarsa. Las Provincias
El juez ordenó su detención mientras declaraba como testigo y la Fiscalía pidió el ingreso en prisión de la expareja sentimental
Todo iba a nombre de la mujer. «Era una forma de demostrar confianza en mí»
Roca le envió un teléfono por correo para hablar con ella y gestionar las ventas
No le sorprendió que le diera un millón de euros. «Me dijo que tenía sus reservas»
La familia Roca alquilaba alguno de los inmuebles que compraba en Francia
La jornada judicial de María Águila Aladren en el juzgado no tuvo desperdicio. Compareció para declarar como testigo cerca de las diez de la mañana.
Comenzó su testimonio. A los pocos minutos se ordenó su detención. Fue conducida a comisaría y regresó de nuevo al juzgado de Instrucción número 15. Declaró de nuevo. Esta vez ya como imputada. Y, al terminar, la Fiscalía solicitó su ingreso en prisión. Se trata del primer caso en el expolio de la depuradora de Pinedo. La ex compañera de Roca tiene un problema. Y no parece que tenga fácil solución. Al menos, si como hasta la fecha, no se decide a contar todo lo que sabe. O lo que parece que sabe.
La importancia de su exmarido, Ignacio Roca Samper, es capital en toda la trama de desfalco de la depuradora de Pinedo. El facturero de la red delictiva. Una de sus empresas, Erwinin, se hizo de oro cobrando por el tratamiento de lodos cuando realmente no prestaba ningún servicio. También utilizó la misma mecánica con otras firmas. Nada más se destapó el caso, Roca se fugó. No le importó que su pareja estuviera embarazada. Desapareció del mapa. La Policía le busca, pero hasta la fecha no ha habido éxito.
Ahora, al menos, gracias al testimonio de su ex compañera con la que tiene dos hijos, se sabe dónde fue a parar parte del dinero desviado por Emarsa: a la compra de apartamentos en Francia. Hasta 30 inmuebles adquirió la sociedad Lot Monopoly de la que Aladren es la administradora única. El dinero procedía de Erwinin.
No tardó mucho en vender las mismas propiedades que había comprado. Algunas de las cuales, además, las alquilaba. Un beneficio a la inversión. ¿Y dónde fue a parar el dinero de esas ventas? A manos de Roca. ¿Y cómo establecía este contacto con su mujer si supuestamente estaba fugado? En este punto la historia cobra tintes de espionaje. «Me envió un móvil... Me dijo que lo tuviera siempre con batería para hablar conmigo cuando él quisiera».
No parece que Aladren conozca mucho a Roca pese a haber sido pareja. Para empezar supuestamente no sabía ni a qué se dedicaba. «Aparentemente no es lo que yo sabía. Me dijo que era una especie de asesor de inversiones».
Tampoco prestaba mayor atención. El empresario, al parecer, es un hombre muy tradicional: «Él tenía muy a gala que me ocupara de la casa y de los niños». «Él me mantenía», apostilló.
Y no sólo la mantenía sino que fue el artífice de que acumulara un capital ingente. «Todo lo ponía a mi nombre y él hacía. No me informaba de cada cosa. Me dijo de montar una CSI -una sociedad- y vi que era beneficioso para mi familia».
Una vida sin estrecheces
Antes de iniciar su periplo francés, la familia Roca vivió en Calatayud y en Igualada. Se marcharon a Francia por las malas relaciones que existían con la madre de Roca. En el país galo se establecieron en Salviac. No hubo problema para buscar residencia. El empresario compró una casa por 300.000 euros. No hizo falta acudir al banco a pedir una hipoteca. Todo en efectivo.
Esto fue a principios de 2008. Nada se sabía entonces del expolio que estaban sufriendo las cuentas de la depuradora de Pinedo. Es allí, durante los primeros meses, cuando surge la idea de crear Lot Monopoly. La puso de nuevo a su nombre. «Era una forma de demostrar plena confianza en mí». Y todo pese a que Roca sólo quería que se ocupara de la casa y los niños.
El ahora fugado de vez en cuando le comentaba a su pareja que tenía que viajar -lo hacía constantemente- a Valencia y Barcelona para ver «a sus clientes». Pero nada más desveló ayer en su declaración. «A él le gustaba estar en internet y ver qué tipo de mercados estaba mejor y estar informado».
Tal era el desconocimiento de los negocios que no pareció sorprenderle que su pareja le ingresara más de un millón de euros en aproximadamente un año. «Me dijo que él tenía sus reservas».
Una vez Roca 'abandona' a su mujer comienzan a vender todas las propiedades. Previamente tienen que sacar a la hija de ambos de la sociedad porque con ella no era posible traspasar los apartamentos. El dinero vuelve a fluir de nuevo hacia las cuentas de Lot Monopoly y de ahí «a donde él me dijo».
Es decir, que Roca mantenía un contacto estable con su pareja para conocer la marcha de las ventas y los importes. Parte de esta cantidad fue transferida a una empresa en Malta y a otras cuentas que le facilita el empresario. No supo concretar si alguna fue a parar a Andorra donde Roca está siendo investigado por un delito de blanqueo de capitales. No obstante, sí admitió que tienen al menos una cuenta en el pequeño país vecino.
Cuidaba a los caballos
La vida de Aladren, al parecer, no ha sido complicada hasta la fecha. Terminó el bachiller y llegó a trabajar como herradora. En una de sus residencias en España, en Santa Margarida de Montbui, se «encargaba de cuidar los caballos». Su marido tenía una finca para los equinos. Incluso ella llegó a ser miembro de la Asociación Española de Cría de Caballos Angloárabes.
La Fiscalía, según confirmó un portavoz del Ministerio Público, y el resto de acusaciones solicitaron el ingreso en prisión en la tarde de ayer, nada más terminar Aladren su declaración.
La medida se pidió por la falta de arraigo de la imputada. Ella no quiso concretar acerca de cuál es su ocupación en España y dónde se encuentra empadronada. Sólo dijo que sus padres viven en Zaragoza.
Aladren pasó la noche en los calabozos. A primera hora de la mañana será conducida de nuevo al juzgado de Instrucción número 15 de Valencia. Y será entonces cuando el magistrado instructor resuelva acerca de su situación personal.
El objetivo principal es encontrar a Roca. No obstante, su expareja ya no dispone del móvil que en su día le envió y que hubiera sido muy útil para intentar rastrear las llamadas. El día que le devolvió el último dinero, le dijo: «No quiero saber nada más de ti».
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