El sentimiento de "fatiga mutua entre España y Cataluña" agitado por Artur Mas para justificar la independencia tiene un precio. Y muy elevado. De aplicarse aquí la fórmula constitucional diseñada en Canadá para una eventual secesión de la región francófona de Quebec, el espejo en el que desde hace varias décadas se miran los soberanistas catalanes, la Generalitat tendría que negociar con Madrid el reparto de la deuda pública española antes de separarse. Y según se desprende de los últimos datos del Banco de España, el Estado de Cataluña nacería asfixiado financieramente, con una deuda superior a los 155.000 millones de euros.
El más reciente boletín estadístico del Banco de España es concluyente. La deuda del conjunto del Estado se eleva en la actualidad a 804.000 millones de euros, de los que 617.000 millones corresponden a la Administración central, 150.000 a las comunidades autónomas y 36.000 a los ayuntamientos. La deuda de Cataluña, por su parte, asciende a 44.000 millones, a los que hay que sumar otros 111.000 que le corresponderían por su peso -el 18% de cuota- en la economía española.
Esas cifras significan que, para alcanzar la independencia, Cataluña debería asumir antes una deuda pública de 155.000 millones euros, lo que, según varios expertos financieros consultados por El Confidencial, "obligaría a la Generalitat a elevar brutalmente los tipos de interés para poder financiarse en los mercados. Nacería con el cien por cien de deuda pública y se quedaría fuera de la moneda única. Sería un país prácticamente inviable".
Como sostiene Javier García Roca, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense, "el divorcio sería carísimo y con unos costes económicos inasumibles en tiempos de crisis. Habría que subir los impuestos para crear un Ejército, embajadas, federaciones deportivas... Y además, ¿cómo se repartiría la Seguridad Social, y los fondos de depósito, y las garantías salariales comunes? Harían falta normas o tratados que tardarían lustros en aplicarse, sin que los ciudadanos percibieran sus pensiones durante años, como ya ha pasado entre Serbia y Kosovo".
La 'conexión' Quebec-Cataluña
Los nacionalistas catalanes nunca han ocultado su profunda simpatía hacia las aspiraciones secesionistas de Quebec. Mucho mayor, si cabe, tras la victoria del independentista Parti Québécois (PQ) en las elecciones legislativas regionales celebradas a principios de este mes. Su líder, Pauline Marois, aseguró que "el futuro de Quebec es convertirse en un país soberano", y se comprometió a convocar un referéndum sobre la soberanía de esta provincia canadiense de casi ocho millones de habitantes, aunque no le puso fecha. Sería la tercera consulta popular desde 1980. En la primera ganó el no por una clara mayoría de casi el 60%; pero en la segunda, en 1995, el sí fue derrotado por tan sólo 1,1 puntos de diferencia.
CiU, ERC y el movimiento independentista catalán siempre han sentido admiración por el encaje del modelo secesionista quebequés en la Constitución canadiense, que fue resuelto en 1998 por la Corte Suprema de Canadá. Ésta emitió un histórico dictamen, a instancias del Gobierno federal entonces presidido por Jean Chrétien, en el que señalaba que "un voto que suponga la existencia de una mayoría clara en Quebec en favor de la secesión, en respuesta a una pregunta clara, conferiría al proyecto de secesión una legitimidad democrática que el resto de participantes en la federación tendría la obligación de reconocer".
En otras palabras: el alto tribunal reconoce al pueblo de Quebec el derecho a expresar en las urnas su voluntad de seguir formando parte de Canadá o convertirse en un Estado soberano, y advierte al Gobierno y a las demás provincias que forman la federación de que, si triunfa el sí, estarán obligadas a reconocer el resultado. Las únicas condiciones para la convocatoria de ese referéndum se resumen en el principio pregunta clara, mayoría clara. Ése es el nucleo de la sentencia. Pero el tribunal advierte a continuación que no le corresponde a él, sino al Gobierno federal y al Ejecutivo quebequés, "determinar en qué consiste una mayoría clara en respuesta a una pregunta clara".
Los magistrados, de esta forma, avisaban de que no tolerarían que en un futuro referéndum se repitiese una pregunta tan enrevesada como la formulada a los ciudadanos en 1995: "¿Acepta que Quebec se convierta en un Estado soberano después de ofrecer formalmente a Canadá una nueva asociación política y económica en el ámbito del proyecto de ley respecto al futuro de Quebec y del acuerdo firmado el 12 de junio de 1995?". La Corte Suprema también advertía que la mayoría a favor del sí o del no debía ser inequívoca, es decir, que no aceptaría una victoria exigua ni de los separatistas ni de los unionistas. El PQ siempre ha considerado suficiente la mitad más uno de los votos, mientras que el Gobierno de Ottawa defiende un margen mucho más amplio.
Negociación política
El pronunciamiento del alto tribunal contenía un tercer elemento clave: que la secesión de Quebec, si los independentistas ganaban el referéndum, tendría que ser pactada mediante una negociación política entre las partes. "En la medida en que las cuestiones abordadas en el curso de las negociaciones serían políticas", señala la sentencia, "los tribunales, conscientes del papel que desempeñan en el sistema constitucional, no tendrían ningún papel de supervisión que desempeñar". Y añadía que esas negociaciones deberían abordar las "eventuales condiciones" de la independencia y los "intereses de las otras provincias, del Gobierno federal, de Quebec y de los derechos de todos los canadienses dentro y fuera de Quebec, y en particular de los derechos de las minorías".
El dictamen de la Corte Suprema, obviamente, no enumera las condiciones que deberían ser pactadas antes de la separación efectiva de Quebec. Pero el Gobierno federal y los ejecutivos de las demás provincias siempre han dejado claro que uno de los elementos esenciales de una eventual negociación política sería el reparto de la deuda pública canadiense, además de otras cuestiones clave como las fronteras del Quebec escindido y los derechos de los pueblos aborígenes que habitan la provincia francófona.
Una de las incógnitas de la entrevista que Mariano Rajoy y el presidente de la Generalitat celebran hoy en el palacio de La Moncloa es si Mas pondrá sobre la mesa el desafío independentista lanzado tras la multitudinaria manifestación de la Diada en las calles de Barcelona, o si se limitará a abordar con su anfitrión el pacto fiscal, cuya meta es lograr un nuevo sistema de financiación para Cataluña mediante un concierto económico a la vasca. Lo que se da prácticamente por seguro es que CiU incluirá en su programa para las próximas elecciones autonómicas las tesis independentistas, avaladas en la Diada, en favor de un Estado propio.
Fuente: Una Cataluña independiente nacería ahogada por una deuda de 155.000 millones de euros - elConfidencial.com
Ya se está notando el miedo entre los separatistas de hispanistán a que Cataluña pueda decidir su futuro. Cada día salen artículos, con razones peregrinas, totalmente parciales, tendenciosos, contando medias verdads (y medias mentiras), para señalar lo catastrófico que sería para España perder a Cataluña (ellos lo enfocan desde el otro punto, pero se adivinan sus miedos).
Destacar que los separatistas siguen con la mentalidad del "derecho de conquista", con la que se han llevado tantos palos desde el siglo XIV, y con la que han perdido casi todo de lo que fué "el país donde nunca se pone el sol".
Primeo fallo del malnacido separatista español: los gastos (deuda) se reparten, pero el patrimonio no. O sea: todo eso que Cataluña ha pagado (parte del Ejército, embajadas, empresas públicas, fondos de pensiones..) no se reparte. Sólo se reparte la deuda. Lo de todos es mio, pero lo mio es mio. Vamos bien. En esas condiciones Cataluña simplemente declararía ilegítima la deuda de hispanistán.. y hispanistán se lo tendría que comer con patatas. Está por ver lo de asumir un 18% de la deuda, cuando Cataluña nunca se ha beneficiado ni siquiera de un 13% de inversión, y cuando la población representa un 15%.. y habría que descontar los 250.000 millones que Cataluña ha aportado como "solidaridad" a España desde 1978.. ¿en serio en hispanistán quieren hacer cuentas?
Segundo fallo del malnacido separatista español: insinuar que Cataluña nacería ahogada. Vamos a ver: asumamos que Cataluña tiene una deuda. Vamos a plantear dos opciones, y hay que buscar eué situación es mejor para Cataluña.
- primera opción: seguir como hasta ahora, sin control de las finanzas, asumiendo toda la deuda que el Estado dice que Cataluña tiene que asumir, sin decisión sobre si las inversiones están bien o es lo que necesita el pueblo, y pagando un "tributo" y viviendo de las migajas que vuelven (pocas, tarde y mal),
- segunda opción: control de las finanzas; decidir que inversiones hacer y cómo gastar el dinero.
Está claro que con la primera opción, donde Cataluña tiene que vivir como un país ocupado, nunca va a salir de su ahogo. España nunca se ha preocupado por el bienestar de Cataluña, sólo la va ordeñando y le va colocando deuda.
Si resulta que Cataluña nacería ahogada, es que hoy hispanistán ya está ahogado de deuda, y Cataluña también. Pero si Cataluña sigue en hispanistán, no sólo está ahogada de deuda, sino que nunca va a poder mejorar la situación.. pues las decisioes se toman muy lejos.
Tercer fallo del malnacido separatista español: Cataluña no tiene deuda. Quién tiene deuda con Francia, alemania.. es España. La deuda de Cataluña está avalada por España.. por lo tanto, si Cataluña no paga, la que debe pagar es España (eso son los avales.. seguro que muchos que avalaron a alguien que se compró un pìso han descubierto el significado de "aval")..y hoy la deuda de España es de 800.000 millones.
Lo vuelvo a repetir: Cataluña no tiene deuda, y la deuda de España son 800.000 millones. Está claro quién tiene un problema en la economía. Seguir con la mentalidad del "derecho de conquista" que tantos frutos le ha dado a España desde el siglo XIV no va a cambiar las cosas.
La recesión será eterna, porque en el fondo no es un problema económico, sino energético.. resumiendo mucho: el petróleo se acaba. siempre quedará, pero siempre será más caro. Subirán los costos de todo el sector primario (agricultura, pesca, extracción de minerales..). Eso lo ahogará todo.
La deuda de España no para de crecer, aún con los "recortes" que está imponiendo la casta para mantenerse en su sullón, y con los que esperan seguir lucrándose como en la época de la burbuja inmobiliaria.
A la larga, España no podrá pagar. La crisis va a más, y el dinero va a menos. Es cuestión de tiempo. Entonces irá a la quiebra, y en ese momento todas las comunidades se separarán (nadie va a querer quedarse con la marca "España" si tiene que hacer frente a una deuda astronómica)..
En ese momento cada Comunidad tendrá lo que ha sembrado. Los que han sembrado durante 30 años de democracia subsidios, paguitas, autovías a la nada, AVEs que no utilizan ni 50 personas en un año.. todo pagado con el dinero de los agarrados catalanes.. se van a encontrar de golpe por detrás del Tercer Mundo.. con unos costes brutales y unos ¿ingresos? de risa.
Cataluña, por contra, despegará al no ver su economía mermada por el "derecho de pernada" hispanistaní.
Todos los intentos de los separatistas españoles (como el del artículo) sólo refuerzan la idea de que Cataluña estaría muchísimo mejor sin España. No tienen ningún proyecto, y su única mentalidad de "derecho de conquista" y ocupación y expolio quedaron caducos.
Acerca de la deuda: el ejemplo más cercano es la URSS. Desapareció el pais, nacieron varios nuevos pero la deuda se quedó (en Moscú). La monumental deuda de las ex repúblicas que formaban la URSS se la
quedó la Federación Rusa, empezando de cero los nuevos paises que
nacieron.
Si a la "economía" española se le quita el PIB catalán y el vasco, se queda con lo "público" de Madrid. Se huele el miedo entre los separatistas españoles, de ahí los intentos vanos de éstos artículos asustaviejas.
Como decía alguien: siéntate a la orilla del río y verás pasar el cadaver de tu enemigo.
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