Niño Becerra, sobre la economía: "No se puede reanimar algo que ya está muerto" - elEconomista.es
"No es una 'W', es la continuación de la caída que se manifestó en 2007", asegura
Santiago Niño Becerra vuelve a hablar una vez más de la 'W', de la caída de la economía y de los planes de recuperación que se han hecho y que se van a realizar para intentar salvarla. El economista lo tiene muy claro, "no se puede reanimar algo que ya está muerto, y en el caso del PIB es imposible fabricar cosas que nadie puede comprar porque no tiene con qué pagarlas".
El Catedrático asegura que otra vez se vuelve a hablar de 'W' y ha dado su opinión de lo que piensa al respecto. "Se estaba cayendo porque el modelo se agotó; entonces se vio que aún podía hacerse el último negocio a la vez que se daba esperanzas a la clase que está desapareciendo: la media, y se inventaron los 'planes E'; pero un año y medio despues, la bola de esos planes ya era ingobernable, y se les puso fin y se sacó del cajón la motosierra; y nos pusimos a trampear hasta que ya na-de-na" explica.
Al hilo de esto, el experto considera que la economía no se encuentra en una 'W', sino en una 'L' en la que ha habido una pequeña inflamación. "Alemania está estirando lo que ya no da más de sí, otros ya ni eso" asegura Niño Becerra, al tiempo que critica que se diga que la solución está en las exportaciones: "Como no vendamos a Marte...", replica.
Asimismo, destaca en su artículo de La Carta de la Bolsa que ahora habrá alguien -"además del profesor Krugman"- que se atreva a hablar de la reactivación económica para que aumente el consumo y las empresas contraten factor trabajo, e incluso, alguien podría resucitar los famosos 'brotes verdes'.
Pero llegados a este punto, el economista se muestra tajante. "Vamos a ver, no se puede reanimar algo que ya está muerto", puntualiza de nuevo para explicar a continuación que "el crecimiento de los años que median entre 1992 y el 2006, y sobre todo en el período 02 - 06 se consiguió porque no se miraron los recursos que se gastaban y porque nadie se preocupó en averiguar si quienes consumían iban a poder pagar lo que se les estaba suministrando. Cuando la capacidad de endeudamiento de Estados, empresas, familias, regiones y ayuntamientos llegó a su límite físico, se acabó. Y en estas estamos".
Pocas expectativas
Para Niño Becerra, quienes aún son capaces de 'tirar del carro' lo hacen porque "se les sigue sosteniendo", como es el caso de Estados Unidos, porque "tienen pedidos de fuera", como Alemania, porque no han agotado su capacidad de endeudamiento (Brasil) o simplemente porque "su diversificación les permite seguir con un zapato y una alpargata (Francia)".
Eso sí, quedan países con pocas expectativas: aquellos que "deben poco, no dependen financieramente del exterior y tienen pasta (países árabes con petróleo, gas y fondos soberanos), Escandinavos, Japón, e Inglaterra por su capacidad de inventar filosofías y descubrir caminos, y poco más".
Por todo esto, Niño Becerra se atreve a afirmar una vez más que no es una 'W', sino que se trata de "la continuación de la caída que se manifestó en el 2007 y a la que se quiso poner remedio haciendo cheques de una cuenta en la que ya no quedaba saldo y creyendo que aún era posible el café para todos. Y no".
"El ajuste fino pone de manifiesto lo que siempre se ha sabido: que había varias Europas, al menos dos, y que eso va a seguir yendo a más hasta que se de paso a la Europa de los clusters: una nueva estructura para un nuevo modelo" sentencia su artículo el economista.
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