20121020
Bancos: 1.600% de beneficios por préstamo.
El banco tiene el poder inmenso de crear prosperidad y miseria, de producir inflación y deflación, de crear y destruir empresas. Los beneficios que obtienen son de todo punto abusivos. A este respecto es extraordinariamente clara la obra de Joaquín Bochaca “La finanza y el poder”, pero bastará para ilustrar este hecho hacer ver que el banco toma dinero prestado pagando por él el medio por ciento y lo deja a terceros cobrando el 8, es decir, obtiene como intermediario en mil seiscientos por cien de beneficio, dado que el dinero que deja no es suyo.
En un principio era costumbre guardar el dinero en grandes y pesadas cajas de caudales, dondegrandes cantidades en efectivo servían para pagar una inmensa mayoría de cosas al contado. Entonces los bancos se asemejaban más a empresas, pero en la actualidad, en medio de la dictadura financiera, los bancos son los señores, y como señores se comportan. Ellos eligen los clientes, cuando conceden un crédito hacen notar la confianza que depositan en el que lo recibe, dando la impresión de que el favor —como de hecho es en la actualidad— se lo hace el banco a la persona que solicita el crédito.
Ejercen una dictadura despótica, no sólo pueden aumentar artificialmente la circulación de moneda de un país —como se indica y detalla en la obra mencionada— sino que al conceder un crédito exigen garantías mientras que por su parte no ofrecen ninguna. Si el dinero, por cualquier motivo, pierde su valor, no puede exigirse al Banco que pague en valores efectivos, muebles o fincas, la cantidad estipulada, pero sí, contrariamente, la persona a la que ha sido concedido el crédito se ve obligada a cerrar el negocio, o —al perder su valor el dinero— no puede de volverlo, el banco entra en posesión de garantías tangibles y reales. Los bancos hacen buenos negocios en la prosperidad y mejores en la miseria. Un banco, por ejemplo, no concedería jamás un crédito a un campesino teniendo como garantía la futura cosecha, es decir, un banco no acepta como garantía para un crédito el trabajo; para el banco, entidad especialmente negativa, improductiva y perniciosa, símbolo del capitalismo, la vagancia, la indolencia y la perfidia, el trabajo de un hombre —es decir, lo único que tiene verdadero valor— para él no importa nada. Justamente eso, lo único que de valor se conoce en la tierra, es lo único que para el banco no lo tiene. Si tenemos en cuenta que toda la humanidad gira en torno al ser humano, al hombre, toda actividad le tiene a él como centro, así pues debe reconocerse detestable la postura de una entidad a la que no le importa en absoluto que una persona honrada y trabajadora le pida un crédito, que lo único que le interesa del hombre son sus posesiones, su oro. Si él como persona es detestable o incluso criminal, eso al banco no le importa, lo que el banco quiere son grandes sumas de dinero amontonadas a las que poder contemplar una y otra vez.
Es muy fácil pedir la nacionalización de la banca. No hay duda que los servicios públicos deberían ser nacionales, y desde luego La Banca es un servicio público. Pero si además de teóricos queremos ser prácticos tendremos que reconocer que las nacionalizaciones no son generalmente ninguna solución óptima. Sí creo que es necesario nacionalizar el crédito y ejercer un control considerable sobre los bancos para reducir no tanto sus beneficios como su poder, pero en todo caso no creo que el problema resida en la legislación concreta y precisa sino en el espíritu de esa legislación.
(Del libro de Jorge Mota “Hacia un socialismo europeo”- Ed. Bau 1974)
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