ahora falta saber dónde van a encontrar poltrona.. ya se sabe que para la casta no hay crisis y que son expertos en todo (lo mismo da una una eléctrica, que una telefónica, que una de autopistas..).
Botella echa al vicealcalde pero protege al edil de Seguridad pese al Madrid Arena
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha destituido a su número dos, Miguel Ángel Villanueva, y a la concejal de Seguridad, Fátima Núñez,
en un cambio de Gobierno que se produce apenas un año después de su
toma de decisión y a consecuencia de la tragedia del Madrid Arena. Sin
embargo, la regidora ha protegido a unos de los miembros de su Ejecutivo
al que mayor aprecio tiene, el delegado de Medio Ambiente, Antonio de
Guindos, pese a que es precisamente el que más en cuestión estaba por
este suceso; las familias de las cinco víctimas habían pedido su
imputación, que la fiscalía consideró “prematura”.
Villanueva, contra el que no existe indicio alguno en la investigación
judicial, pasa a ser concejal de a pie. Su puesto como vicealcalde no es
cubierto, pero la concejal de Hacienda, Concepción Dancausa, de total
confianza de la alcaldesa (hasta el punto de que dudó hasta el último
minuto si convertirla a ella en vicealcaldesa en lugar de Villanueva),
pasa a ser primera teniente de alcalde. Nominalmente, ocupa el mismo
lugar pues que el vicealcalde, un puesto creado por el anterior regidor,
Alberto Ruiz-Gallardón. Además, se refuerza con las competencias de
Economía, que antes suponían un área de Gobierno.
Como segundo teniente de alcalde, asciende meteóricamente Enrique Núñez,
que antes de la tragedia era concejal del distrito Centro, y ocupó el
puesto de Pedro Calvo tras la dimisión de este como delegado de Economía
al ser imputado por el juez. Calvo sigue siendo concejal de a pie. El
Ayuntamiento ha negado cualquier responsabilidad suya en la tragedia;
fue imputado como responsable político de alquilar el pabellón al
promotor de la fiesta. Enrique Núñez asume además las competencias de
Seguridad, que pasan a convertirse en un área de Gobierno propia,
desgajándose de la órbita de Antonio de Guindos. Su anterior
responsable, Fátima Núñez, pasa a ser responsable del distrito de
Carabanchel.
Entre en el Gobierno el hasta ahora jefe de gabinete de Botella, Diego
Sanjuanbenito, para asumir parte de las labores que tenía antes en
coordinación institucional el vicealcalde. Villanueva llevaba también
las competencias de Deportes y Turismo, que ahora pasan a la concejal
Patricia Lázaro, pero no dentro del Gobierno como área propia sino
dependiente del responsable de Las Artes, Fernando Villalonga.
Botella clausura así, con la excusa del Madrid Arena, la herencia
recibida de Gallardón, para quien tanto Miguel Ángel Villanueva como
Pedro Calvo eran hombres clave. Castiga al vicealcalde a partir de las
noticias infundadas sobre sus presuntos lazos de amistad con el promotor
de la fiesta de Halloween, pese a que no existe hasta la fecha indicio
alguno ni político ni judicial. Sin embargo, el diario El Mundo había
exigido a la alcaldesa su cabeza.
La regidora retira a Fátima Núñez de la primera línea, pero la convierte
en concejal de distrito, un puesto de cierta relevancia. Y, sobre todo,
protege a Antonio de Guindos, su número dos cuando era delegada de
Medio Ambiente (2007-2011), hermano del ministro de Economía y en el ojo
del huracán como responsable de la actuación de la Policía Municipal y
de los servicios médicos de emergencia del Samur en la tragedia.
El Partido Socialista, liderado por Jaime Lissavetzky, que fue quién
instó a realizar una investigación política de la tragedia, había
exigido la renuncia de Villanueva y de Núñez, pero también la de Antonio
de Guindos, al que considera máximo responsable de la descoordinación
esa noche. Más allá de los problemas que revelan las grabaciones de los
servicios de emergencia difundidas en los últimos días por el diario El
Mundo, a las que la Fiscalía ha restado relevancia, en la comisión de
investigación el responsable municipal de Emergencias reveló que no
había sido avisado con suficiente antelación de la celebración de la
fiesta, por lo que tuvo que improvisar el dispositivo. Tampoco la
Policía Municipal salió bien parada, ni su inspector jefe, Emilio
Monteagudo: se envió únicamente a 18 policías a vigilar la fiesta, y no
se impidió el botellón celebrado en los alrededores del pabellón.
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