Coroneles y comandandes implicados, salvapatrias que sólo miraron por su bolsillo mientras servía bazofia a los alumnos.. eran tan patriotas que recibieron lote de navidad por valor de 30600 Euros mientras los alumnos pasaban hambre.. ahora lo está mirando la justicia militar.. que ya veremos como acaba el asunto..
Procesados seis mandos militares por quedarse con dinero para estudiantes | Andalucía | EL PAÍS
Los responsables de una residencia universitaria de Sevilla están
acusados de desviar 300.000 euros destinados a comidas y recibir jamones
como regalos
El Juzgado Togado Militar Central 2 ha procesado a seis mandos militares
por quedarse supuestamente con 300.000 euros destinados a las comidas
de los estudiantes universitarios de la residencia San Hermenegildo en
Sevilla. Dos coroneles, dos comandantes, un capitán y un subteniente,
además de dos empresarios, han sido procesados por un delito contra la
Hacienda militar y otro continuado de deslealtad, ambos penados con un
máximo de seis años de prisión, dada la dureza del Código Penal Militar.
El juez analiza en su auto de procesamiento cuatro años de turbia
gestión entre 2005 y 2009, y detalla los regalos recibidos por los
militares mientras los alumnos denunciaban que pasaban “hambre”: jamón
ibérico, whisky Cardhu, caña de lomo, lotes de Navidad, gambas y
langostinos por valor de 30.600 euros.
Los responsables del centro universitario recibieron regalos de los
proveedores de alimentos, falsificaron cientos de albaranes, mintieron
para recibir más fondos del Ministerio de Defensa y perjudicaron la
Hacienda militar al no declarar ciertos ingresos, según el auto de
procesamiento del pasado 29 de noviembre. El juez define la alianza
entre civiles y militares como una “trama defraudatoria”.
“Los sucesivos jefes de alimentación y cocina, los administradores y
directores, todos ellos de la residencia, en concierto con los
administradores de las empresas proveedoras de alimentos Plataforma
Femas SL, Acacio SL y Hermanos Rosso han causado un perjuicio a la
Hacienda Militar que alcanza la suma de 299.602 euros”, detalla el auto.
Hace siete años esta residencia universitaria para hijos y nietos de
militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil comenzó a reducir
la calidad de los alimentos al mismo ritmo que se multiplicaban las
quejas de los jóvenes universitarios. La carestía se impuso en el
comedor. Para los que más se quejaron, la respuesta fue la expulsión.
Pero esto no sirvió para acallar las protestas y después de una rebelión
estudiantil en el verano de 2010 que culminó con más expulsiones,
finalmente meses después el Ministerio de Defensa descabezó a la cúpula
de la residencia y puso el caso en manos de la Justicia militar.
Ahora el juez ha procesado a los coroneles y directores de la residencia
Francisco Muñoz, Sebastián Clavijo, los comandantes Antonio Palmero y
José Maestre Romero, el capitán Manuel Ángel Martín, el subteniente
Carlos Borromeo y los empresarios Fernando Marín y Manuel Rosso como
cooperadores necesarios. El juez ha retirado los cargos contra los
empresarios Manuel García y César María Rosso, por no haber elaborado
los albaranes y facturas falsos.
“Pasábamos hambre y no es una manera de hablar. Llegabas al comedor, te
daban dos patatas y media y cuando pedías más, te contestaban que no
había dinero”, relató en su día el alumno de iniciales P. G. M. que
declaró como testigo ante el juzgado. Las quejas se repetían pero como
no había mejora, los alumnos optaron como alternativa por comprar comida
en los supermercados y consumirla en las habitaciones. “Comimos arroz
en mal estado, repetíamos menús… Hacíamos las cuentas y no cuadraban. El
coronel Muñoz nos repetía que los medios son los que hay”, explica este
estudiante. “Además de la comida, se resentía la limpieza porque de
entrar todos los días en los cuartos pasaron a cada tres días y al final
un día a la semana”, añade. A pesar de que la calidad de la comida
descendió, la cuota mensual de los alumnos aumentaba. Hasta el punto de
que subió 100 euros durante un solo año. El hospedaje y alimentación de
los hijos de militares rondaba los 300 euros al mes, mientras que ahora
la cuota ronda los 450 euros.
El juez explica el modus operandi de los mandos militares para recibir
bajo cuerda jamones y botellas de whisky y ron mientras ofrecían pésimos
menús a los alumnos, que consumieron carne en mal estado según sus
testimonios. “El procedimiento empleado para la defraudación ha
consistido básicamente en que los proveedores de alimentos procedían a
la elaboración de albaranes de entrega de alimentos no suministrados.
Alimentos que ni formaban parte de los menús, ni aparecían en las hojas
de pedido, ni en las hojas de recepción y que sin embargo, eran
refrendados”, subraya el juez.
Un “amplísimo, exhaustivo y riguroso” informe pericial de 1.600 folios
realizado por un comandante interventor detalla cómo los proveedores de
alimentos presentaban facturas por mercancías no suministradas, firmadas
por los mandos procesados, cuyo importe cobraban luego del Ministerio
de Defensa. A continuación, los proveedores “constituían un fondo, del
que existe constancia documental (…) que cabe suponer era repartido por
todos aquellos, civiles y militares, que participaban en la trama
defraudatoria”. El engaño incluía las comunicaciones al ministerio sobre
desayunos, almuerzos y cenas de todos los residentes (187) “para
períodos (días en Navidad y Semana Santa) en los que se sabe que no se
sirvieron comidas”.
Las irregularidades en los productos suministrados incluyeron cacao y
palitos de cangrejo que debieron haber formado parte de los menús, pero
que fueron excluidos de los contratos de suministro. Asímismo, productos
básicos como el aceite se incluyeron para la contabilidad oficial como
fuera de lote. Hoy los alumnos destacan la buena calidad del menú al
recordar esos “días negros”.
"Servían carne quemada"
Los trucos de los cocineros para enmascarar la baja calidad de la comida
y repetir los menús día tras día eran bastante chapuceros. “Te servían
carne que se les había quemado y luego te la ofrecían empanada para que
no lo notáramos”, describe la alumna Macarena Casado, que formó parte de
la comisión de alimentación de la residencia para intentar dar un
vuelco al descenso de la calidad de los alimentos. Todo fue en vano.
“Por más que me reunía con ellos, el brigada decía que no había dinero y
que en cualquier sitio con esas cuotas no tendríamos derecho a exigir”,
recuerda. El alumno de iniciales P. G. M. elogia el vuelco que ha
sufrido el menú los últimos dos años: “Ahora, de comer porquería hemos
pasado a comer solomillo, pescado y cada vez menos fritos”.
La mayoría de los alumnos se quejaban en sus casas, pero sus padres
desconfiaban de los testimonios y pensaban que eran exageraciones.
Aunque la insistencia de algunos hizo que ciertos militares elevaran
quejas al Ministerio de Defensa sobre la gestión de la residencia que
repercutía en sus hijos.
El mal ambiente tuvo su clímax un día de julio de 2010 después de que
fueran expulsados cinco residentes. El resto de estudiantes comenzó un
airado motín: llovieron platos desde las ventanas y el patio se llenó de
bolsas de basura, papeleras y muebles. Una empleada del centro
describió ese día como “un pueblo saqueado”. A esta rebelión siguieron
más expulsiones, que fueron el principio del fin para la cúpula militar.
La esposa del coronel Francisco Muñoz declaró a este diario que su
marido rechazaba opinar sobre su procesamiento.
El auto del juez aclara que el menoscabo de 300.000 euros a las arcas
públicas no cubre ciertos meses por falta de documentación. Y censura
cómo durante la instrucción, el capitán procesado cambió su firma para
librarse de culpa: “Requerido para estampar seis firmas en un folio y
preparar una caligráfica (...) estampa unas firmas con notables
diferencias, no ya con las de los albaranes que ha reconocido unas veces
sí y otras no, sino también con las plasmadas en su declaración
judicial”.
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