20130113

Vender hielo en Siberia

pero hay que ir un poco más allá.. a pesar de todos los despilfarros y las corruptelas, no ha habido consecuencias para la casta, pero es que además, el borrego de turno, en ésta "democracia", ha seguido eligiendo a los mismos.. y ahora no se queja por la corruptela, no (sacaron, de nuevo, mayoría): ahora se queja porque no le caen migajas.. la causa de que hispanistán sea un estercolero es la tolerancia del borrego a la corrupción institucionalizada, por eso: disfruten lo votado..


Vender hielo en Siberia

La exsubsecretaria de Agricultura, Amparo Montoro, explicaba las bondades de la gestión agrícola valenciana a una comitiva búlgara interesada en copiar ideas. Un 30 de octubre de 2012. El paseo triunfal por el edificio de La Cigüeña, sede de la conselleria, se interrumpió de forma abrupta por un fundido a negro. Gas Natural cortó la luz por impago.

La anécdota ilustra la dificultad de ser vendedor cuando el producto flaquea. El presidente Fabra viene reclamando un gran pacto para reflotar la imagen de esta nuestra comunidad. Ximo Puig, voluntarioso que es el hombre, anda metido a comercial. Siempre que puede, mete la cuña de la marca Valencia. De ello pueden dar fe interlocutores suyos de allende las fronteras valencianas como Cándido Méndez, Ignacio Fernández Toxo, Juan Rossell o el propio Rubalcaba.

Sin ánimo de imitar a Juan Roig como musa que inspira al jefe del Consell, éste podría elaborar un listado de prácticas poco higiénicas perpetradas en los últimos años y remitirlo a amigos, conocidos y compañeros de partido para que no se repitan «nunca máis». Desterrar episodios de corruptelas, a menudo chuscos, no sería mala estrategia para combatir la conspiración internacional contra la barraca, orquestada por la BBC o The New York Times.

Sacrilegios. A fin de facilitar el trabajo del presidente, he aquí una relación de eventos sucedidos que sería cuestión de erradicar para recuperar la reputación.

  1. La hermana Bernardina, de las carmelitas descalzas de Orihuela, va y le entrega al alcalde Luis Fernando Cartagena 49.000 euros para obras sociales. Escondió el dinero en un piano, luego se lo llevó y falsificó facturas para fingir su gasto en viviendas sociales.

  2. Canal 9 pagó 7,5 millones a una constructora (Teconsa) para que se encargara del montaje audiovisual de la visita del Papa. Luego adjudicaron a una empresa audiovisual (Apogee) la seguridad de la misa en el Parotet.

  3. Se alquilaron 7.000 urinarios y seis años después se debían los dos millones de euros que costaron.

  4. La constructora a la que le encargaron montar pantallas desvió millones en comisiones. Y fue la única empresa que cobró antes de que Ratzinger pisara Valencia.

  5. No queda bien que el director del Instituto Valenciano de la Discapacidad (Ivadis) desvíe 100.000 euros a cuentas que no son las de los proveedores que esperaban cobrar.

  6. No es necesario gastar 150 millones públicos en un aeropuerto que a poca carrerilla que coja el avión invade el aeródromo vecino.

  7. Ni inaugurar el velódromo sin que despegue ni aterrice un solo avión.

  8. Dado que no tiene actividad el aeropuerto, no hace falta un director y menos que cobre 84.000 euros por dirigir una granja de conejos silvestres con pista.

  9. Tampoco parece razonable gastarse 456.521 euros en halcones porque no ha nacido el palomo que amenace la seguridad de despegues y aterrizajes fantasmas.

  10. La piel de la marca Valencia se mantendría más tersa con cargos públicos que tengan menos suerte que Carlos Fabra, al que le ha tocado la lotería 10 veces en 12 años.

  11. Santiago Calatrava se equivocó en los cálculos de estructuras y volúmenes de las pirámides de la Ciudad de las Artes e incorporó ocurrencias. Se premiaron sus «reflejos» pagándole el 12% sobre el coste real de la obra para que se embolsara 94 millones, en vez de los 52 que habría recibido cobrando según presupuesto inicial.

  12. Se le ingresaron 15 millones a este paisano de Benimàmet, con residencia fiscal en Zúrich, por una maqueta con tres torres enroscadas que tocan tanto el cielo que no son de este mundo ni hay Dios que las construya.

  13. En la tarea de acicalar la imagen, el dinero para Cooperación, el del cero coma siete, no se lo debería repartir una banda de siete. Ni debería destinarse a comprar dos pisos y dos bajos en la calle Ausiàs March. No de Chinandega, en Nicaragua, sino en Valencia.

  14. Otras ayudas sirvieron para que Augusto César Tauroni, eternamente a rebufo de Rafael Blasco, comprara dos chozas en Miami.

  15. En esa misión de lavar, centrifugar y planchar la marca, sobran pagos de 4,2 millones por una foto con el yerno del Rey.

  16. Está de más invitar a Corinna Sayn, amiga del monarca, ni a Jaime de Marichalar a un convite con barra libre de una estafa llamada Summit que jamás debió montarse.

  17. El Consell del emperador Zaplana pagó 6 millones de euros libres de impuestos por una foto (la más cara de la historia) con Julio Iglesias en seis tomas internacionales. Ni un millón en banquetes para nativos y valencianos que viajaron a Moscú u Orlando a comer paella, mientras Julio decía que el arroz le da energía para «hacer el amor tres veces al día».

  18. Otro Consell, el de Francisco Camps, pagó 380.000 euros para que Urdangarín montara unos Juegos Europeos que nunca se jugaron.

  19. Canal 9 contrató por 634.000 euros tres reportajes que no valen 10.000 y finalmente apoquinó 300.000 a una productora ligada a un directivo de TVV.

  20. El expresidente Camps se dejó embaucar por un bigote velazquiano llamado Álvaro Pérez, conseguidor de contratos públicos a base de hipnotizar con regalos, te y simpatía, que diría Zaplana, y algo más.

  21. Las «traductoras» rumanas contratadas por el poliimputado exgerente de Emarsa, el enfermero Esteban Cuesta, no deberían traducir en el club Las Mimosas de Benidorm. No es lugar para concentrarse.

  22. Desfalcar más de 25 millones hinchando el precio del tratamiento de lodos en la depuradora de Pinedo es elevar la mierda a la enésima potencia. Y eso no limpia, ni fija, ni da esplendor a la imagen de Valencia.


Son despropósitos y corruptelas de la variante bananera, que encima daña más la imagen que la corrupción de alta costura o la «pret-à-porter». Soñar con resucitar la marca en estas condiciones es querer vender hielo en Siberia. Si este país fuera un restaurante, habría que constatar que la inmensa mayoría del personal es gente honrada, políticos incluidos, que se esfuerza en pelar patatas, glasear y darle al soplete de cocina, el I+D+i de los fogones. El problema es que unos cocineros conspiradores del terreno meten tropezones sorpresa a la sopa. Hoy un pelo de bigote, mañana una cucaracha. Y así no se puede entrar en ninguna guía «gourmet» aunque otros bares también sirvan caldo con rata flotando. Aunque la inspección sanitaria, con toga y puñetas, deje mucho que desear.

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