El drama humano de seis empleadas de Orizonia
Raquel, Mari Carmen, Silvia, Nieves, Mayte y Edelva acuden a diario a la
sede de Alcobendas de Orizonia. Y eso que el primer grupo turístico
español está en proceso de liquidación. El jueves retiraron el comedor.
Ya se han llevado las máquinas de café y no saben cuándo desmantelarán
el resto de la oficina. Allí trabajan 600 personas de las 5.000
empleadas en Orizonia, que el 15 de febrero presentó preconcurso de
acreedores.
Raquel Ruiz tiene 37 años y lleva 10 años trabajando en el sector, ocho
en Viva Tours y el resto en Orizonia). Tiene miedo. No sólo ante la
perspectiva del paro, sino por la incertidumbre total. Los empleados
siguen yendo al trabajo, a pesar de que no tienen nada que hacer. Si no
lo hacen, perderían sus derechos laborales. Pero la empresa no les
facilita la documentación para que soliciten el paro. Tampoco tienen
intención de pagarles la nómina del mes de febrero.
“Tenemos información a cuentagotas, no nos fiamos de nada. Cada vez
estamos más nerviosos y débiles. La ley está a favor de los
empresarios”, apunta Ruiz, que es madre de un niño de dos años. A su
marido, desempleado, se le ha acabado el paro. Va a pedir los 400 euros
de ayuda familiar. Y con los 900 euros al mes que gana (1.000 euros con
el prorrateo de las pagas extraordinarias), como el resto de sus
compañeras, se le va el dinero al tener que pagar el alquiler del piso y
un crédito que pidió a Bankia hace cinco años para comprar una vivienda
de protección oficial en una promoción inmobiliaria en Ciempozuelos. La
constructora carecía de licencia urbanística.
Quiere trabajar y le da igual que sea en el sector turístico o en otro.
Su titulación es auxiliar administrativo y ha trabajado anteriormente
como recepcionista. “Que se solucione todo esto cuanto antes y nos dejen
marchar”, señala Raquel Ruiz, amiga de Silvia Sardina, de 35 años, una
de las más activas trabajadoras de la sede de Orizonia en Alcobendas (la
sede principal está en Palma). Se palpó en la concentración de este
viernes, a las 20 horas, frente a la sede del Ministerio de Energía,
Comercio y Turismo.
“Ha sido una mala gestión, en subrayado, en negritas y en mayúsculas”,
denuncia Sardina. “Hace una semana generamos reservas de viajes por
valor de 25.000 euros. Yo me encargo de diseñar viajes a medida y la
gente sigue viajando, es verdad que no viaja igual que hace dos años,
pero la demanda no ha bajado tanto”. Lo que lamenta es cómo el
enfrentamiento entre Gabriel Subías (ex número uno de Orizonia) y José
Duato (exGlobalia y que fichó como consejero delegado de Orizonia) lo
han sufrido los empleados: ¿Quién dejó sin rescate a Orizonia: Botín,
Lazard, Barceló o Hidalgo?
8 millones de euros en rediseñar oficinas
Eduardo Millán, director general comercial de Orizonia y ex director de
Cóndor Vacaciones, les dijo a los empleados que ellos también tenían
parte de culpa. “Lo único que hemos hecho ha sido trabajar, hay dinero
para que nos paguen. La semana pasada contrataron con proveedores”,
apunta Silvia, que no entiende cómo hace apenas un año Orizonia se gastó
8 millones de euros en rediseñar las oficinas de la agencias de viajes
Vibo.
Hace una semana generamos reservas de viajes por valor de 25.000 euros.
Yo me encargo de diseñar viajes a medida y la gente sigue viajando, es
verdad que no viaja igual que hace dos años, pero la demanda no ha
bajado tanto
Nieves Arce, de 45 años, es madre soltera de una niña de 13 años que
estudia primero de ESO. “Venir aquí a la empresa es un infierno, física y
mentalmente, sabiendo que no vas a ganar dinero y la empresa no te
facilita nada para continuar tu vida, estás como retenida. A ver por
dónde tiro yo y salgo adelante. La ropa de la niña cuesta, comer y
vivir”, relata. Ella va a intentar no volver a trabajar en el sector, en
el que lleva vinculada desde que tenía 23 años, cuando acabó la
carrera. “El turismo está malísimamente pagado y vas aguantando porque
quieres un trabajo estable y no quieres ir dando tumbos; aunque sea
ganando 900 euros te vas adaptando, no soy de gastar mucho, ni de
grandes caprichos. Tenía un trabajo que me permitía de estar todas las
tardes con mi hija, entrando a las ocho de la mañana y saliendo a las
cuatro.
“Yo creo que Duato ha sido un submarino de Hidalgo. Íbamos muy bien.
Estábamos con un gran volumen de ventas y puedo entender que por la
crisis hubiera que reducir el número de empleados, en ningún caso dejar
caer a una empresa de este volumen. Con Subías teníamos problemas, pero
hay que recordar que Duato fue gerente de Club de Vacaciones y se
hundió”, denuncia Nieves.
“Que nos hagan lo de Iberia”
Mari Carmen Martínez, de 47 años, es una española que vivió durante más
de una década en Miami. Se separó y volvió a Madrid junto a su hija.
Trabaja en el departamento de operaciones de Orizonia. “No esperábamos
esto. Nos llevan engañando desde hace tiempo. Realmente es una cosa
planteada desde hace mucho tiempo para repartirse ellos el dinero y
dejarnos en la calle. Con el sueldo que pagan nadie puede pasar dos o
tres meses sin cobrar, hay muchos que no llegan a final de mes”,
explica.
Martínez reclama un ERE como el de Iberia para los 5.000 trabajadores
del grupo.”Que nos despidan con nuestro salario. Esto es mucho más grave
que lo de Iberia. Ellos luchan para que no les ocurra lo que ya nos han
hecho a nosotros. Mientras mi hija siga estudiando no me quiero ir a
otro lado. ¿Cómo busco un empleo ahora? No será fácil, aunque ya tengo
la casa pagada tengo muy pocos ahorros”.
Mayte Prieto, de 44 años, ve la situación “muy, muy negra”. “Esto”,
señala, “no tiene ninguna solución, pero no vamos a dejar de luchar.
Menos mal que mi marido está trabajando, pero en este país ya se sabe
que con un sueldo no se vive. El año que viene entra mi hijo en la
Universidad y aumentarán todos mis gastos. Es muy duro”.
Edelva Lizancos, de 29 años, está separada y tiene dos hijas, de seis y
dos años. Sus padres, sus tíos y hermanos están en el paro. Le quedan 23
años para pagar la hipoteca: 200.000 euros. “No me planteo irme fuera.
No puedo moverme a más de 50 kilómetros de Torrejón. Si lo hago perdería
la custodia de mis hijas y se irían con el padre”, confiesa.
Duato, por si fuera poco, tampoco ha tranquilizado los ánimos de los
empleados de Orizonia, tras desvelarse la foto que se publicó tomándose
copas en un bar del centro de Palma. Así, este viernes trabajadoras como
Silvia, Raquel, Mayte o Edelva (en la fotografía) portaban una pancarta
en la que denunciaban su situación, centrándose en los fondos Carlyle y
Vista Capital, “saqueadores, sin moral…”. Ellas niegan haber perdido la
moral. Facebook les ayuda. Han creado los grupos “Orizonia talentos” y
“Orizonia somos todos”. Quieren compartir su drama. Raquel, Mari Carmen,
Silvia, Nieves, Mayte y Edelva seguirán con la denuncia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario