¿Cada vez somos más tontos?
A la vista de los avances tecnológicos de los que disponemos en la
actualidad, y a los que estamos ya acostumbrados, es fácil mirar a
nuestros ancestros y verlos como seres primitivos. Pero en un documento
publicado en la revista “Tendencias en Genética”, un investigador de la
Universidad de Stanford llamado Gerald Crabtree afirma que el proceso
evolutivo nos está haciendo en realidad cada vez más tontos, y que el
coeficiente intelectual del ser humano está en declive después de
alcanzar su máximo antes de que el hombre cazador/recolector dejase
África.
¿La causa? La vida para el ser humano primitivo en los páramos era
realmente dura, y sus genes estaban sometidos a una presión evolutiva
tremenda, en un entorno en el que la supervivencia dependía de pequeñas
virtudes. En el caso de los seres humanos, la inteligencia, era un
factor clave para sobrevivir. El desarrollo de nuestras habilidades
intelectuales y la optimización de miles de genes relacionados con la
inteligencia ocurrieron probablemente en grupos dispersos antes de que
nuestros antepasados dejasen África.
La civilización que apareció tras el desarrollo de la agricultura
simplificó la supervivencia, relajando la presión evolutiva sobre el ser
humano, y limitando la selección natural sobre las mutaciones
relacionadas con la inteligencia. Crabtree estima que durante los
últimos 3.000 años (aproximadamente 120 generaciones), los seres humanos
hemos sufrido al menos dos mutaciones que han perjudicado nuestra
inteligencia intelectual y emocional.
Un cazador que no fue capaz de encontrar una solución para encontrar
comida y refugio seguramente muriese, y con él, todos sus posibles
descendientes. Sin embargo, un ejecutivo del Wall Street moderno que
cometiese un error conceptual similar recibiría un cuantioso bono y
sería visto por las mujeres humanas como un compañero atractivo para
tener descendencia. Si pudiésemos traer a nuestros días a un ateniense
del año 1.000 a.C. comprobaríamos que en realidad sería uno de nuestros
compañeros más inteligentes y emocionalmente estables de la sociedad
actual.
Sin embargo, no todo el mundo coincide con el razonamiento de Crabtree.
Steve Jones, un genetista del University College de Londres, cree que no
hay datos suficientes que respalden esta teoría.
No importa la hipótesis. Solo muéstreme los datos. Y en este caso no
los hay. Yo del mismo modo podría argumentar que las mutaciones han
reducido nuestra agresividad, nuestra depresión y la longitud del pene
también, pero ninguna revista divulgaría eso. ¿Por qué divulgaron el
documento de Crabtree?
Crabtree también afirma que no importa cómo nuestras habilidades
intelectuales se pudieron haber deteriorado durante los últimos
milenios, ya que los avances tecnológicos convierten a estos cambios en
algo insignificante.
Creo que algún día conoceremos cada una de los millones de
mutaciones que han afectado a la inteligencia humana, y cómo cada una de
esas mutaciones interaccionaron entre si y con otros elementos del
entorno. En ese momento seremos capaces de eliminar las mutaciones que
nos afectaron negativamente, haciendo al proceso de selección natural
algo ya sin sentido.
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