Es Chipre, pero ¡cuánto se parece a España!
Salvo catástrofe de última hora -o una nueva torpeza del Eurogrupo- es
de esperar que Chipre se convierta en el quinto país de la zona euro en
someterse a un programa de rescate. Los problemas del país se deben en
gran medida a un sistema financiero completamente sobredimensionado
-sirva como ejemplo que actualmente tiene 23.000 millones de euros (¡el
120% del PIB!) en mora- y demasiado expuesto a Grecia, donde el
Eurogrupo cometió la primera de sus torpezas: imponer una quita a los
tenedores privados de deuda del país, como los bancos chipriotas.
Pero Chipre recibirá un "rescate total", es decir, se exigirán unos
cambios macroeconómicos completos en el país, a diferencia de lo que
ocurrió con España donde la mayoría de las condiciones han estado
vinculadas al sector financiero.
Y, sin embargo, llama la atención el asombroso parecido entre España y
Chipre desde el punto de vista 'macro'. Los dos países fueron
protagonistas de una expansión económica descontrolada y sostenida por
los mismos desequilibrios, que ahora han salido a la luz junto a un
acuciante déficit y un fuerte crecimiento de la deuda pública. Aquí van
algunos ejemplos extraídos de un informe que acaba de publicar el
Instituto Internacional de Finanzas (IIF):
- Chipre creció anualmente un 3,6% de media entre 2000 y 2008 gracias a
una fuerte expansión del sector servicios, la construcción y el sector
inmobiliario. El crecimiento fue especialmente fuerte después de su
acceso en la UE (2003) y tras la entrada en la eurozona (2008), que
redujo de inmediato su prima de riesgo y los costes de financiación de
la banca, ayudando así a alimentar la expansión crediticia.
- El 'boom' inmobiliario, junto con la expansión del turismo, llevó a
reducir la tasa de desempleo hasta su mínimo histórico, un 3,7%, en
2008, a pesar de la fuerte entrada de trabajadores extranjeros.
- La construcción creció un 6,7% al año entre 2000 y 2008 y el número de
nuevas viviendas construidas se triplicó en el mismo periodo. Sólo
entre 2006 y 2008 los precios de las casas se dispararon un 50%.
- Debido al fuerte aumento del consumo interno, los ingresos de la
Administración aumentaron un 6,8% del PIB entre 200 y 2008, lo cual
ayudó a mejorar el balance presupuestario: De un déficit del 6,6% antes
de entrar en la UE se pasó a un superávit en 2007 y 2008.
- Las menores necesidades de financiación pública redujeron la deuda desde un 70% del PIB hasta un 49% en sólo cinco años.
Estas variables parecen calcadas a lo que ocurrió en España durante la
primera década del siglo XXI. Pero, claro, la rápida expansión económica
en Chipre provocó una acumulación de desequilibrios que también nos
resultan familiares:
- El escaso ahorro y el aumento de la inversión disparó en Chipre el
déficit por cuenta corriente desde el 5,1% del PIB hasta el 16,8% en
cuatro años.
- La competitividad de la economía cayó por los suelos debido a un
fuerte aumento de la inflación y de los costes laborales (un 20% en ocho
años).
- La deuda privada se desbocó debido a la facilidad del crédito. Pasó
del 190% del PIB a finales de 2004 al 235% en 2008, el segundo ratio más
alto de la UE (España era el cuarto).
- El sistema financiero aumentó peligrosamente su exposición al
ladrillo, de tal modo que los préstamos hipotecarios sobre el total de
créditos crecieron del 30% en 2005 al 45% en 2008.
Y si la historia del auge de la economía chipriota se parece a la española, la caída también tiene sus parecidos:
- El consumo se ha desplomado un 9% y la inversión fija un 27%. Como consecuencia, los ingresos públicos se han desplomado.
- Las medidas de estímulo que aplicó el anterior gobierno de izquierdas
(comunista) dispararon inútilmente el gasto un 4% del PIB, incrementando
así el déficit público que en 2012 ha cerrado en el 5,5%.
- La economía se ha financiado en gran medida con deuda pública, que ha
pasado de menos del 50% al 90% del PIB previsto para este año.
- La tasa de desempleo se ha más que triplicado desde 2008 llegando al 12,1% a finales de 2012.
- La mala situación de la economía, junto con un sistema financiero
descapitalizado, ha dificultado la financiación pública hasta el punto
de haber tenido que pedir un préstamo a Rusia de 2.500 millones de
euros.
- El consuelo de Chipre, al igual que en España, es que la caída de la
demanda interna y las importaciones ha mejorado el saldo exportador y,
con él, la balanza por cuenta corriente, aunque aún está lejos del
superávit.
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