20130320

La versión “bio” de la obsolescencia programada (gracias Latek)

La versión “bio” de la obsolescencia programada (gracias Latek)

Este post tenía originalmente el título “SOMA: una píldora en lugar de cada comida” pero en vista del comentario ralizado por Latek hemos decidido cambiarle el título y así colocar en un lugar bien visible su asombroso resumen en una frase del tema que hoy nos ocupa. Muchas gracias Latek…un saludo, considéralo tan tuyo como nuestro.

La oleada de obesidad que recorre el mundo industrial por estos días se explica de forma oficial haciendo alusión a la falta de actividad física y a la playstation, que junto con el sofá y el consumo de comidas no muy sanas ya que las personas ni cocinan se han convertido en el enemigo público número uno. La realidad es que una serie de decisiones basadas en criterios meramente industriales caracterizados por una peligrosa mezcla de miopía y cortoplacismo así como por una falta de comprensión global de las cosas ha desembocado en este fenómeno. Quizás algún lector pueda tildar este blog como anti-industrial y que lo que promulgue sea la vuelta a las cavernas, nada más lejos de la realidad. Es innegable lo que la industria ha traído al mundo en cuanto a bienestar material, pero el pensamiento industrial sirve para lo que sirve: para producir y eso no implica necesariamente el que sirva para gobernar absolutamente todos los aspectos de la vida humana, la alimentación entre ellos. Ámbito que pertenece más al mundo de lo biológico que de lo eficiente en términos industriales.

Tradicionalmente hasta los años treinta del siglo pasado la alimentación consumía aproximadamente el 30% de los ingresos familiares y en esos años comenzó la aplicación masiva de maquinaria, pesticidas y semillas híbridas. Los primeros experimentos en este sentido se dieron en los USA a comienzos de los años veinte cuando inmensas superficies se pusieron en cultivo mediante estos adelantos hasta que pasados diez años sucedió algo que nadie previó: una inmensa y abrumadora sequía. Los suelos esquilmados de toda materia orgánica luego de diez años de cosechas sin parar y ante la falta de humedad se disgregaron en lo que se conoció en los años treinta como la inmensa pelota de polvo (The Great Dust Bowl) , donde pueblo tras pueblo agrícola quedó enterrado bajo montañas de polvo estéril producto de inmensas tormentas de viento que asolaron la zona central de los USA y Canadá . La Wikipedia trae un artículo al respecto donde se puede contemplar la magnitud del desastre. Esto puso de manifiesto el que la moderna agricultura industrial necesita asegurar el suministro de agua a como dé lugar, lo que dio origen a inmensas obras hidráulicas en ríos y canales para asegurar el vital líquido. Irrigación y agricultura industrial fueron desde aquel entonces de la mano durante otros cuarenta años, hasta que a comienzos de la década de los años setenta el precio del petróleo se multiplicó por tres producto de una guerra en el medio oriente y de un embargo petrolero. Esto puso de manifiesto otra verdad: la agricultura moderna aparte de agua sin límites necesita también petróleo barato sin límites.

Y como los males nunca vienen solos a comienzos de los años setenta los USA se encontraban enfrascados en la guerra de Vietnam que consumía más del 5% del PIB de su economía y que equivalía a casi un 20% del presupuesto del estado de entonces. En vista de la falta de dinero, el tesoro y la reserva federal comenzaron a fabricarlo por lo que la inflación que históricamente había estado en torno al 1,5% en poco tiempo llegó al 6% en un mundo regido por el patrón oro. A finales de la segunda guerra mundial todos los países del mundo acordaron con los USA el que este país respaldaría su moneda en oro y los demás países la respaldarían en dólares, esto se conoció como el acuerdo de Bretton Woods de Julio 1944. Es decir: los USA se comprometieron a no crear dinero inorgánico, cosa que evidentemente ya no era cierta en 1970 por lo que el gobierno de Nixon rompió el acuerdo unilateralmente de forma de proseguir con la creación de dólares. Esto desató las iras del resto de países quienes comulgaron con semejante rueda de molino ante la apabullante ventaja militar y económica de los norteamericanos, menos los franceses que enviaron una flota de barcos a rescatar su oro en New York convirtiéndose en personas non-gratas por aquellos lares. Lo cierto es que se juntó un aumento descontrolado de la masa monetaria y un aumento de los precios del petróleo que hicieron que el rubro de alimentación subiera de precios en un 15% en 1970 y ya para 1973 la inflación de este sector era del 20% anual.

Aquí haremos un inciso para recalcar la adoración casi fanática que la sociedad industrial ha llegado a tener para con el pensamiento mecanicista, el cual cree aplicable a casi todo. La guerra de Vietnam fue la primera guerra “científica” del mundo según sus gestores, donde se aplicaron las mismas técnicas de control de recursos y rendimientos típicas de la industria. Fue una guerra implementada con métodos y tiempos tal como si fuese una fábrica. Para esto se llevaban estadísticas de enemigos muertos, terrenos conquistados y aldeas incendiadas. Todo se traducía a dólares por unidad y se estableció un sistema de incentivos para los mandos “más productivos”. Esto fue la creación de Robert MacNamara quien a la sazón era el ministro de defensa y ex alto ejecutivo de la Ford Motor Company quien con toda probabilidad pensaba que la guerra era lo mismo de una fábrica de coches en Detroit. Quizás si hubiese estudiado algo de historia, se hubiese preocupado de localizar a Vietnam en el mapamundi o simplemente hubiese preguntado a alguien más viajado y con una visión más amplia hubiese comprendido que Vietnam es uno de los países más antiguos del mundo, creado en el año 2879 antes de Cristo, luego conquistado por los Chinos con el resultado de 1100 años de revueltas y guerras donde a de forma intermitente fue independiente. Finalmente en el año 950 logró la independencia definitiva para mantenerse así hasta la llegada de los ejércitos franceses en 1946. Estos últimos luego de diez años de luchas abandonaron el intento ante la estoica resistencia local para ser substituidos por los USA que pensaban revertir 3000 años de historia con métodos importados de las fábricas de automóviles que evidentemente fracasaron al cabo de otros diez años, 58.000 cadáveres norteamericanos otros 4.000.000 vietnamitas y 500.000 millones de dólares de 1970. El pensamiento industrial no se convence de que solo sabe producir, lo que evidentemente es necesario, pero no lo es todo.

Lo cierto es que la situación (por no decir el desastre) preocupaba al gobierno de Nixon, que tenía toda la población en contra protestando contra semejante disparate de guerra, con una inflación galopante, una alimentación que no paraba de subir de precio y unas elecciones en el horizonte. El diagnóstico de la situación no fue el que la guerra había sido un error o que el imprimir dólares de esa forma no era algo bueno para la economía o sobre la excesiva dependencia petrolera. El diagnóstico fue el que la comida era muy cara y algo había que hacer, la culpa era de la comida, todo un alarde de pensamiento mecanicista donde una única causa tiene un único efecto. Por lo tanto se instó al ministro de agricultura de aquellos días un tal Earl Butz a que diseñase una revolución agrícola que cambiara las cosas. Y vaya si las cambió.

Hasta ese entonces en los USA se seguía una política agraria parecida a la que hoy se practica en Europa, es decir: limitar la producción para asegurar precios. Earl lo cambio todo, eliminó toda restricción y estableció importantes subvenciones de forma que los agricultores se centraran en producir las cosechas que mas toneladas rindiesen por hectárea. El maíz el trigo y la soja ganaron por goleada, muy especialmente el primero, el resto de la industria colaboró con maquinaria, productos químicos y semillas de diseño.

Básicamente al día de hoy un campo de maíz se planta de la siguiente manera. Primero se ara y se abona utilizando amoníaco gaseoso para luego sembrar unas 77.000 semillas en una hectárea las que al cabo de unos cuantos meses de riego rinden unas 9,5 toneladas de maíz. Hace cuarenta años el rendimiento era de 1,5 tonelada por hectárea. Algo parecido ha sucedido con la soja y el trigo que han bajado de precio verticalmente y han desplazado la producción de casi todo lo demás. Un 50% del maíz producido se dedica al engorde animal, un 33% al etanol o a la exportación y el resto se utiliza para fabricar un substituto del azúcar llamado High Fructose Corn Syrup o HFCS para los amigos. Este tema se encuentra magníficamente tratado en el documental titulado King Korn dirigida por Aaron Woolf, yo le hubiese titulado Franken Korn.

El azúcar de toda la vida químicamente se denomina sacarosa, el HFCS es una mezcla de glucosa y fructosa producto de un proceso patentado por Mitsui Chemical en Japón y que básicamente permite convertir maíz en una melaza líquida con un poder endulzante del doble que el del azúcar tradicional y a mitad de precio por tonelada. Ni que decir que toda la industria se pasó al HFCS y ahora lo comemos en casi todo alimento que sea procesado, solo hay que leer las etiquetas. Grupos de médicos en el mundo vienen alertando a contracorriente sobre los efectos nocivos de la fructosa sobre el organismo, solo hay que buscarlo en internet, pero para ser breves la sacarosa llega un momento en que produce saciedad o empacho al disparar los niveles de insulina en el cuerpo, la fructosa es mucho más dulce y placentera pero no sacia ya que no activa los mecanismos de autorregulación del metabolismo de los azucares. En pocas palabras usted puede comer kilos y kilos de azucares en forma de fructosa que ni se entera, pero endulza y es barato y por lo tanto la industria lo ha adoptado. Por otra parte el ganado criado con cereales produce una carne con un contenido de grasas saturadas que es del triple del criado con pastos.

Toda esta superabundancia de cereales y azucares extradulces y baratos ha creado una industria alimentaria dedicada a procesarlo para venderlo en sus mil y una formas, esto se originó en los USA y fue exportado al resto del mundo. Este es el origen de la comida procesada de hoy: cereales, aditivos (sobre todo sal y sulfitos ) y jarabe de fructosa todos abundantes y baratos. Hoy día una familia dedica en promedio el 16% de sus ingresos a la alimentación pero esta alimentación se encuentra fuertemente escorada hacia los azucares sintéticos, carbohidratos refinados sin fibras, grasas saturadas y sodio, es verdad que esto es mucho más barato que lo que había antes pero cada vez más voces se levantan contra el atentado a la salud pública que este tipo de alimentación implica. En cuarenta años se ha dejado atrás la alimentación de toda la vida donde hasta las sociedades mediterráneas con una tradición milenaria de alimentación sana van sucumbiendo, solo vaya usted a cualquier supermercado y observe la oferta de alimentación basada en cereales y azucares procesados contra el resto, no nos extrañe entonces la epidemia de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y afecciones cardiovasculares. Básicamente comemos basura barata o se alimenta a la población con pienso endulzado: como se le quiera ver. Un caso paradigmático son las bebidas gaseosas, esta industria consume la mitad de la producción mundial de jarabe de fructosa. Aquel espectáculo que se montó a mediados de los años ochenta con el cambio de sabor de una de las gaseosas de color negro, no se debió a un supuesto cambio de fórmula, se debió a la substitución del azúcar por jarabe de fructosa….cuatro veces más barato.

Esto es lo que sucede cuando a la alimentación humana se le aplican las técnicas y las ideologías industriales, el objetivo deja de ser el producir una oferta de alimentos balanceados a producir el mayor número de toneladas de calorías al menor coste posible como sea, sin tener en cuenta que el organismo humano requiere de un balance entre los diferentes grupos de alimentos para funcionar correctamente. Una cosa es producir un coche o una lavadora y otra muy diferente es el intervenir en la cadena alimentaria de esta forma, sin conocimiento de los efectos a largo plazo, con la prepotencia del que todo lo sabe y buscando el beneficio a corto plazo sin tener en cuenta los estragos a largo plazo que esto pueda causar en la salud. Hay médicos que hoy día argumentan que esta dieta acorta la vida entre 20 y 25 años, esto solo lo sabremos a ciencia cierta dentro de cien años cuando este disparate se estudie en los libros de historia.

¿ Y porque no se subvenciona la comida de calidad ?…porque detrás están los grandes intereses industriales alrededor de alimentar a la población con piensos endulzados, mientras en una fábrica se fabrica el de los animales de engorde en la fábrica vecina se fabrica el de las personas. Lo más triste de todo es que a la final el balance económico es nulo o desfavorable para la población, porque si hoy una familia gasta el 16% de sus ingresos en alimentación cuando hace cuarenta años gastaba el 30%, ahora gasta el 50% de sus ingresos en vivienda cuando hace treinta años gastaba el veinte y hoy día esa familia está veinte veces más endeudada que en aquel entonces. Por otra parte la especulación financiera y el cambio climático que provoca sequias e inundaciones donde antes eran raras hace que el precio de esta alimentación siga imperturbablemente un camino ascendente anulando buena parte de sus supuestos beneficios económicos, solo entre el 2009 y el 2012 el índice de precios de alimentación de la FAO ha subido un 75%.

Para ofrecer una visión equilibrada de este problema no podemos olvidar el otro lado de la balanza: la población. A comienzos del siglo XX la población Europea incluyendo Rusia no superaba los 200 millones, hoy son más de 700. Los USA han experimentado un crecimiento durante el mismo período desde los 75millones hasta los doscientos, mientras que el mundo ha pasado de 1600 millones a 7000. Solo mire usted el centro histórico de cualquier ciudad: donde antes vivía una familia ahora viven cuatro, donde antes había una casa ahora hay un edificio de varios pisos. Evidentemente la agricultura industrializada productora de carbohidratos basada en maquinaria, mas tierras y petróleo tiene mucho que ver con esto. ¿ Cómo se alimenta a algo que crece sin control como si fuese un cultivo de bacterias en un lugar donde los recursos son finitos ?, pues con lo más barato y abundante que exista.

Tampoco hay que perder de vista la intensa dependencia de todo el montaje en cuanto al petróleo, hoy día convertimos petróleo en alimentos a razón de 10 calorías del primero por cada caloría del segundo. Como siempre la naturaleza tiene sus terribles métodos de restablecer los equilibrios y en este caso será de una forma extremadamente cruel.

Como siempre esto es una decisión personal, el comer de forma saludable en países intensamente desarrollados cuesta prácticamente el doble que comer comida procesada. Una familia que tome esa decisión pasaría de gastar en promedio el 16% de sus ingresos al 30% que gastaban sus abuelos. Hay cosas que nunca cambian. En los países mediterráneos el tema es un poco diferente ya que en esos países todavía sobreviven, aunque cada vez menos, las tradicionales cadenas de distribución de alimentos frescos y los mercados.

¿Estaremos ya comiendo SOMA y no nos enteramos?

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