Los impagos del Govern colapsan hospitales, colegios y entidades
Piden créditos y se endeudan para salir adelante. Recortes de plantillas, retrasos en las nóminas o cierres son las consecuencias de la inmensa deuda
Hospitales, colegios concertados o entidades sociales están en apuros. Apenas llegan a final de mes, en parte por culpa de las cantidades que les debe la Generalitat en materia de conciertos o subvenciones. El inmenso ‘agujero’ modifica el día a día de estos centros y pone muy cuesta arriba la supervivencia: se ven obligados a pedir créditos, reducir plantillas o pagar con retrasos cada vez más frecuentes a sus trabajadores.
Las situaciones van de mayor a menor gravedad en función de la entidad y el ámbito, pero en casi todos los sectores –desde las farmacias a las residencias, pasando por agrupaciones que trabajan con grupos vulnerables– hay dificultades para llegara final de mes. «En concepto de tres subvenciones del año pasado, nos deben unos 53.000 euros por parte de Benestar Social i Família. Unos 40.000 son por nuestro Centre Obert. Así es muy difícil seguir adelante. El año pasado ya pagamos con retrasos y si todo sigue así en abril empezaremos a tener problemas», explica Jordi Collado, director de la Fundació Casal L’Amic, una entidad de acción social y educativa con la infancia y la adolescencia que tiene especial arraigo en los barrios tarraconenses de Ponent.
‘Aún no hay convocatorias’
Ellos, como muchos otros, han aprendido a vivir entre estas apreturas económicas. «Nosotros vamos a las entidades a pedir crédito y no nos los dan por miedo a que si nos embargan se lleven una mala fama, por trabajar nosotros con infancia y demás. Nos dicen: ‘¿Cómo te voy a ejecutar un impago’?. Fuimos a 13 entidades y ninguna nos aceptó. Trabajamos con bonos de personas individuales que nos aportan líquidez».
El panorama no podría ser más incierto: «Además, aún no hay presupuestos y, por lo tanto, a estas alturas aún han salido convocatorias para 2013».
También la Asociación Provincial de Parálisis Cerebral La Muntanyeta muestra su inquietud ante la gravedad de la situación: «En nuestro caso la deuda es de unos 200.000 euros, correspondientes al mes de julio pasado y a algunas otras partidas. Sólo tiramos adelante endeudándonos, pidiendo créditos… y cumpliendo con ellos, no como está haciendo la Generalitat. La situación es muy grave. Si no pagan de una manera más o menos inminente, habrá un problema grave. La situación es complicada pero se puede complicar más. En unos meses podría ser límite», explica Jaume Marí, director de esta entidad que trabaja con grandes discapacitados: «No podemos prescindir de trabajadores. Tenemos a los que necesitamos. Al final acabaremos teniendo a las personas aparcadas en un rincón».
La sombra del reajuste de plantillas planea sobre entidades sociales pero también en ambulatorios, hospitales, residencias o farmacias. En total, la factura social de la Generalitat de Catalunya ronda los 1.500 millones.
Agobios constantes
Xavier Nogués es presidente de la Federació Ecom, una agrupación que cobija a algo más de una decena de entidades de la provincia: «El año pasado se cortó un dinero que iba para un servicio de asesoramiento laboral a personas con discapacidad. Eso provocó despidos que aún se arrastran, por la imposibilidad de pagar las indemnizaciones. Era un dinero que venía de Madrid y que gestionaba la Generalitat».
«A eso se añaden –continúa Nogués– las dificultades que pueden tener la asociación de las esclerosis múltiple o los enfermos de parkinson. Los que más sufren son los que hacen actividades periódicas y que funcionan en régimen de subvención anual».
La situación está cerca del colapso. «A nosotros no nos deben demasiado pero me preocupa que la ley de la dependencia no tenga los recursos suficientes. Las familias ya no pueden asumir más y nuestro sector está económicamente muy tocado», afirma Maite Sánchez, presidenta de la Fundació Estela. Es otro rostro más de la difícil situación por la que pasan muchas organizaciones y entidades tarraconenses debido a los impagos de las administraciones en general y, en concreto, del Govern; una deuda, además, que afecta de pleno a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Ante esto, apenas sobresale un tímido factor positivo, como resume Nogués: «Las entidades han descubierto cómo empezar a financiarse a nivel privado, buscando vías alternativas. Eso, a su vez, les está permitiendo darse a conocer más en la sociedad».
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