Los guardias civiles ven imposible vigilar el tráfico del verano por falta de agentes
Denuncian que la Comunitat lleva dos años sin refuerzos estivales y que un tercio de la plantilla se va de vacaciones
En
dos semanas, la Comunitat Valenciana se verá inundada de vehículos. Más
desplazamientos en fines de semana, más consumo de alcohol, más
ciclistas, más coches y motos en carreteras secundarias... Y quienes
deben velar por la seguridad y perseguir a los infractores se echan a
temblar. «La escasez de guardias de Tráfico es un mal endémico, pero en
verano nos sentimos impotentes», lamenta un agente de la Asociación
Nueva Coproper (ANC) de la Benemérita en Alicante. El malestar es
generalizado. Otras agrupaciones, como AUGC Valencia, denuncian que el
número de guardias de Tráfico en la Comunitat Valenciana es
«absolutamente insuficiente» para atender la inminente avalancha de
desplazamientos de verano.
Los motivos de su desesperación son varios. Según el delegado provincial de AUGC, «no
se están cubriendo las vacantes por jubilación ni por cambio de
destino» y, por segundo año consecutivo, «no llegan refuerzos de
guardias de Tráfico procedentes de otros lugares de ciudades del
interior de España». Además, alrededor de un tercio de los
agentes de cada turno se toma vacaciones en este periodo, con lo que
«los pocos que quedamos acabamos desbordados y trabajando en condiciones
muy precarias». Así, concluyen, «no vamos a poder controlar todo el
tráfico como sería deseable».
Según las asociaciones y guardias consultados, existe una gran
diferencia entre lo que ocurre los días de operación especial de julio y
agosto, «cuando sí se planea un gran dispositivo y se anulan las
libranzas», y lo que sucede después, en el resto del periodo estival.
«Entonces, nos quedamos cuatro gatos».
El año pasado, casi dos millones de vehículos tomaron las carreteras de
la Comunitat en la operación especial de julio. «Pero parece que el
Gobierno no se da cuenta de que son más los que vienen o se quedan que
los que se van. Si un fin de semana normal tenemos alrededor de un
millón de desplazamientos, en verano esa cifra puede llegar a
triplicarse», calculan desde ANC.
Otro guardia civil de Tráfico pone el ejemplo de Cullera, donde la
población «se multiplica por tres en verano». Y quienes patrullan a
diario las carreteras saben que zonas como la N-332 «se ven desbordadas
en esta época» a su paso por localidades costeras como Gandia, Oliva,
Calpe, Altea o Benidorm. «Esta vía y otras muchas de conexión entre
municipios de litoral se quedan pequeñas para tanto desplazamiento y no
hay suficientes agentes para vigilar como sería deseable los atascos y
problemas que se generan».
Incremento del 50%
Actualmente hay alrededor de un millar de agentes de la Guardia Civil de
Tráfico en la Comunitat Valenciana. Las asociaciones de agentes
calculan que sería preciso un aumento del 50% en la plantilla o, como
alternativa, «incentivar el trabajo en verano para que haya más gente
dispuesta a prestar servicio en esta época tan crítica, pero eso no
ocurre».
Aunque la crisis ha hecho descender el número de desplazamientos por el
encarecimiento del combustible, la Comunitat tiene hoy día un parque de
3,3 millones de vehículos, según los últimos datos de la DGT. «Muchos
coches están anticuados, no han pasado la ITV, se quedan averiados o
generan más accidentes y eso hace que se necesiten más intervenciones de
la Guardia Civil», razonan los agentes. El número de carreteras y
autovías, añaden, ha crecido hasta superarse los 8.000 kilómetros en la
Comunitat «y nosotros seguimos funcionando con la misma cantidad de
agentes que hace dos décadas».
Las quejas por la falta de efectivos no sólo llegan desde dentro de la
Guardia Civil de Tráfico. Desde Automovilistas Europeos Asociados (AEA)
también consideran que una región como la Comunitat «requeriría un
refuerzo de plantilla en esta unidad de al menos un 20%, por ser un
destino turístico de primer nivel y una de las zonas más transitadas en
esta época por conductores nacionales y extranjeros».
Mario Arnaldo, presidente de la entidad, cree que la DGT está apostando
por «una política de vigilancia robotizada a través de los radares, en
vez de paliar el déficit de agentes que sufre desde hace tiempo la
Guardia Civil de Tráfico» en la Comunitat. Y esto, considera, «es un
grave error» y guarda relación con un «afán más recaudatorio que
disuasorio».
Esta es su explicación: «la presencia de agentes en las carreteras hace
que levantemos el pie del acelerador, que arriesguemos menos, que
respetemos más las normas y que nos sintamos más vigilados, a la par que
protegidos». Los radares «en general no evitan la infracción, sino que
van muy dirigidos a la sanción y, además, tienen el problema de que no
identifican al conductor, sino al vehículo».
Según las cifras de AEA en una región como la Comunitat Valenciana y una
época como verano, una de cada cuatro sanciones vía radar «acaban en la
basura» porque los vehículos 'cazados' pertenecen a ciudadanos
extranjeros que residen en otros puntos de Europa. Son turistas o
viajeros del paso del Estrecho. «Al no ser identificado el conductor y
multado en el momento, su infracción queda impune», resume Arnaldo. «Hay
aprobada una directiva comunitaria para evitar esta incongruencia pero
todavía no se ha puesto en marcha», lamenta.
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