20130710

'Nuestra imagen en el extranjero es peor de la que tenemos'

'Nuestra imagen en el extranjero es peor de la que tenemos'

Josep Pi, editor del libro '¡Me voy! Trabajar en el extranjero y cómo afrontar el traslado', prevé que el número de expatriados seguirá creciendo

La crisis ha impulsado que muchas personas busquen nuevas oportunidades laborales fuera del país. El número de expatriados, sobre todo de jóvenes, sigue creciendo y ante esta realidad algunas editoriales ya han empezado a publicar libros que abordan esta cuestión. Uno de los últimos que han salido al mercado es el manual ‘¡Me voy! Trabajar en el extranjero y cómo afrontar el traslado’ (Editorial Alma). Esta guía, editada por Josep Pi a partir de la traducción de un texto en alemán por la consultora Brigitte Hild ‘Going Global’, aborda cuestiones como la toma de la decisión, los preparativos, el traslado, la necesidad de tener un plan B o cómo gestionar esta decisión con la pareja y los hijos. Pi, fundador dela Editorial Alma junto a su socio austríaco Hans Venier, destaca que irse a trabajar al extranjero no debe ser considerada “una derrota” sino “una cuestión de valentía”.

- ¿Por qué puede ser beneficioso irse a trabajar al extranjero?
- Uno aprende a espabilarse y en el plano personal la persona crece de una forma tremenda. No hay nada como tener otra visión del mundo. Lo que hacemos aquí a veces parece que es lo normal y lo único posible, sin plantearnos otras cuestiones. Además, es bueno para el currículum haber trabajado en el extranjero.

- ¿Cómo combatir la nostalgia de los familiares, amigos o recuerdos del país de origen?
- Una solución es comunicarse a través de los muchos y variados medios que ofrece internet, ya sea a través de Facebook, Twitter, con programas que permiten realizar llamadas o con webcams. Es bueno también relacionarse con las demás compatriotas del país de destino que pueden ayudar en el proceso de integración.

- ¿Por qué es esencial seguir en contacto con los vínculos del país de origen?
- Uno no puede irse y desaparecer. Cuando uno se va hay que cuidar a la familia, a los amigos y los contactos profesionales. Hay que intentar mantener los vínculos para que cuando uno regrese, si es que vuelve, pueda también retomarlos con más facilidad.

-¿Cómo cree que nos ven desde el extranjero?
- En primer lugar, creo que ahora entendemos mucho mejor a los inmigrantes cuando nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo han tenido que irse. Por otro lado, nuestra imagen en el extranjero aún es bastante crítica, incluso es peor desde el extranjero que no la que nosotros mismos tenemos porque las noticias que llegan allí son realmente malas.

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