aqui no pasa nada, circulen, circulen..
Arias Cañete, mitad ministro de medio ambiente mitad empresario del bunkering
Una compañía de la que era presidente y es
accionista el ministro, vende combustible a las empresas que reparten
carburantes en aguas del Estrecho
El bunkering en Gibraltar y en la Bahía de Algeciras
consiste en el suministro de carburante desde gasolineras flotantes a
los barcos que transitan por el Estrecho. Hay que dejar claro que esta
actividad, que implica repostar y suministrar combustible libre de
impuestos desde buques nodriza anclados en la bahía, es una acción legal
si se realiza cumpliendo los reglamentos y protocolos que la regulan.
De hecho este servicio se presta en todos los puertos. Una normativa de
seguridad regula su actividad para evitar accidentes ambientales y
ecológicos que un mal uso podría producir. Un negocio que tan solo en la
Bahía de Algeciras implica el trasvase de más de siete millones de
toneladas anuales de fuel, en unas aguas en las que pasan
aproximadamente 100.000 buques al año.
El bunkering no tiene fronteras ni entiende de conflictos internacionales
Una muestra de lo que un accidente de este tipo podría generar lo explicaría el caso del buque petrolero Prestige que se partió a 250 kilómetros de la costa gallega cuando iba cargado con 77.000 toneladas de fuel oil. El destino del Prestige, si no se hubiera truncado su viaje cerca de la costa de Finisterre, con toda probabilidad era servir de buque para hacer bunkering y repostaje en el Estrecho. En palabras de Juan López de Uralde, líder de EQUO, “el bunkering
es el gran negocio en aguas de la bahía de Algeciras: miles de buques
que pasan cada año por el Estrecho repostan combustible allí. Para el bunkering no hay fronteras, ni conflictos internacionales, ni colores políticos”.
Muchos intereses y dinero en juego
Con este riesgo y con esta amenazas se convive desde hace años en las
aguas de la Bahía de Algeciras y por ende en las de Gibraltar. Muchas
han sido las veces que se ha amagado con regular esta práctica y no
menos las que no se ha hecho nada. Son muchos y millonarios los
intereses que están en juego. Siempre se ha cuestionado desde las
organizaciones ecologistas que el bunkering que se realiza en Gibraltar puede que no se haga con todas las medidas de seguridad necesarias ni con buques de doble casco.
Las aguas no son británicas
Una cuestión no menor es que, aun admitiendo la dudosa legitimidad que a
Reino Unido le daría el Tratado de Utrecht sobre la incorporación de
Gibraltar a territorio británico, dicho acuerdo del año 1.713 no
contemplaba que las aguas que rodean al Peñón sean de su titularidad.
Con ello y con una lectura de rigor histórico, España podría legislar en
materia de aplicación de la normativa del bunkering, amén de
que un accidente de una de estas gasolineras flotantes en Gibraltar
supondría un desastre de inmensas consecuencias medioambientales para la
Bahía de Algeciras.
Arias Cañete un bunkerista de pro
En la guerra fría que mantienen en estos momentos España y Reino Unido a propósito del conflicto de Gibraltar, el bunkering, su
regulación, cambios y exigencias de normativas de esta actividad en
aguas de la colonia está entrando como medida de presión del Gobierno de
Rajoy. En una crisis que desde un principio el ministro Margallo ha
gestionado de manera pésima, hablar ahora de cambiar las normas del bunkering donde ondea la Union Jack suena
a risa. ¿Por qué? Pues porque sencillamente uno de los poderosos grupos
empresariales que operan como gasolineras flotantes en la Bahía de
Gibraltar pertenece en parte nada más ni nada menos que al ministro
español encargado del Medio Ambiente, a Miguel Arias Cañete. Bien
valdría el refrán castizo de “a buenas horas mangas verdes”.
Los socialistas reclamaron que Cañete explicara sus negocios en el Parlamento
Este asunto ya fue abordado en anteriores ocasiones. Los socialistas
quisieron que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
explicara en el Parlamento qué intereses poseía en las gasolineras
flotantes algecireñas y ceutíes. Lo cierto es que a todas luces ser
ministro de Medio Ambiente y accionista y ex presidente de este tipo de
empresas es cuando menos poco presentable sino contradictorio o
incompatible moralmente.
Arias Cañete, un ministro muy rico, rico
Cabe recordar que Cañete, uno de los ministros con más patrimonio y
recursos económicos personales del Gobierno de Rajoy, fue presidente de
la compañía Petrolífera Ducar S.L. En concreto el ministro es dueño de 85.349 participaciones en esta petrolífera. También cuenta con participaciones en Petrologis Canarias S.L. El 3 de febrero de 2012, un mes después de ser nombrado ministro, dejó el cargo y se lo “pasó” a su cuñado Miguel Domecq Solís.
Un negocio que mueve 5 millones de toneladas de combustible solo en la bahía
Petrolífera Ducar cuenta con depósitos de combustible tanto en las
aguas de la Bahía de Algeciras como en los muelles de Gibraltar y de
Levante en Ceuta y distribuye fuel a las compañías que ejercen el bunkering en
esas aguas. Estas prácticas son reiteradamente cuestionadas y
criticadas por los colectivos ecologistas que advierten de manera
permanente de la contaminación que producen en el Estrecho y en la Bahía
de Algeciras así como del riesgo de una hipotética catástrofe
medioambiental.
Cañete: “Pondré todo mi empeño en luchar contra la contaminación de nuestras costas”
Por eso oír a Arias Cañete decir “pondré todo mi empeño en luchar contra
la contaminación de nuestras costas” suena a chanza plagada de cinismo
político. Se ha llegado a calcular que la empresa del ministro llegó a
albergar hace cuatro años en Ceuta 83.400 metros cúbicos de fuel. Los
servicios de bunkering en la zona del Estrecho podrían mover
anualmente 5 millones de toneladas. Sus buques navegan desde Ceuta hasta
el Estrecho y sirven de expendedores móviles a los buques que se hallan
en la zona o circulan por allí o rellenan los tanques de las
gasolineras flotantes.
Las amenazas del Gobierno de denunciar a Reino Unido por el bunkering, un brindis al sol
Vista la situación, advertir ahora a Gibraltar de que España podría
revisar -que no prohibir pues la actividad es lícita si se cumple la
normativa- la situación del bunkering en la colonia, suena más a
un brindis al sol con caparazón pseudoecologista que a una medida a
adoptar en beneficio del medioambiente de la bahía. De paso añade más
tensión al conflicto y a la estrategia errónea de la diplomacia
española. Que España denunciara ante la UE a las empresas de bunkering parece
poco probable y si lo hiciera sería más una declaración testimonial y
sin recorrido político que una acción contundente. Por tanto si sumamos
lo testimonial más los intereses económicos, entre ellos los de miembros
del propio Gobierno español como es el caso reseñado del Ministro de
Medio Ambiente y Agricultura, pocas esperanzas habrán de albergarse en
que desaparezca este peligro que amenaza día a día a parte del litoral
andaluz.
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