de cuando hispanistán "iba bien" y uno se podía nacionalizar con un bonobús..
Impacto de la inmigración en el mercado laboral
Manuel Pimentel
12-07-2006
Nuestra economía crece y crea
empleo que no es cubierto por los españoles. En consecuencia, vienen
trabajadores inmigrantes para satisfacer esa demanda, lo que a su vez
realimenta la bomba del consumo. Mientras la fiesta dure, estamos
inmersos en pleno círculo virtuoso del empleo, aunque debemos recordar
que los periodos de crecimiento nunca son eternos, y que, tarde o
temprano, las vacas flacas regresarán. Pero eso será objeto de otro
artículo. Ahora analizaremos cuánto del empleo neto creado durante estos
últimos años se debe a la inmigración.
El verdadero efecto llamada no es la calidad de vida mostrada en la
televisión. Es la demanda de trabajadores. Los inmigrantes acuden allá
donde hay empleo. Razones demográficas -caída de la natalidad-,
envejecimiento de la población -menos jóvenes y más alto porcentaje de
población mayor-, fuerte crecimiento económico en sectores que demandan
mano de obra no cualificada (por ejemplo, agricultura intensiva,
construcción, servicio doméstico u hostelería, entre otros) y una
acendrada hidalguía laboral entre los españoles (no estamos dispuestos a
realizar los trabajos considerados inferiores) se combinan entre otras
razones para dar como resultado el espectacular incremento de población
inmigrante.
Como botón, una muestra. Hemos pasado de una población total española en
1995 de casi 39 millones de habitantes a los más de 43 en 2005. Hace 10
años los inmigrantes eran 700.000, el año pasado ya eran más de cuatro
millones y en estos momentos rozarán los cinco millones. La inmigración
supone cerca del 80% del crecimiento de la población española. Una
auténtica revolución en nuestra estructura poblacional que nos
condicionará para el futuro, tanto en lo positivo como en lo negativo.
El verdadero efecto llamada no es la calidad de vida mostrada en la televisión. Es la demanda de trabajadores
Para analizar este fenómeno resulta recomendable leer con detenimiento
el excelente trabajo que hace el profesor Josep Oliver en su estudio
titulado Efecto llamada e inmigración: razones del choque inmigratorio e
impacto en el mercado de trabajo español 1995-2005 recogido en la
XXVIII edición del Índice Laboral Manpower, que ya he reseñado en
anteriores ocasiones, y que llega, entre otras, a las siguientes
conclusiones.
Entre 1995 y 2005, la población activa española ha aumentado cerca de
4,7 millones de personas, de los cuales 2,4 fueron inmigrantes,
superando a los 2,3 millones de activos nacidos en España. A pesar del
aumento de la tasa de actividad de los nacidos en España producido
mayoritariamente en el grupo de edad a partir de 45 años, en especial de
mujeres de más de 44 años, el peso de la inmigración se acentúa en el
segundo quinquenio. Entre 2003 y 2005, los inmigrantes han aumentado a
una tasa media anual superior al 16%, aunque a partir de 1999 la
inmigración acelera su avance con más de 400.000 nuevos efectivos al año
y un crecimiento medio del 22% anual.
Nuestra economía lleva años creciendo, y todos los indicadores apuntan a
que la situación no sufrirá grandes cambios al menos en los dos
próximos años, si don petróleo lo permite. De los 6,4 millones de nuevos
empleos creados entre 1995 y 2005, la inmigración ha absorbido un 34%
(2,2 millones). ¿Qué pasará en el futuro? No lo sabemos, aunque es
probable, dado nuestro modelo de crecimiento, nuestra estructura
económica y nuestras variables demográficas, que la inmigración continúe
creciendo con fuerza.
Y todo este inmenso flujo de trabajadores inmigrantes se ha producido
sin ningún tipo de regulación ni previsión. De hecho, la mayoría de
ellos entró de forma irregular para ser posteriormente regularizados en
cualquiera de las sucesivas regularizaciones que todos los Gobiernos
hicieron y que, a tenor de lo visto, continuarán haciendo en el futuro.
Como no hay forma legal de entrada, el mensaje urbi et orbe que lanzamos
es claro. Entre usted en España como pueda, dado que encontrará trabajo
y tarde o temprano será usted regularizado. Ese es el verdadero efecto
llamada.
Dado que la inmigración continuará creciendo, debemos aspirar a regular
los flujos migratorios. Para ello la actual Ley de Extranjería resulta
del todo inútil, sólo obsesionada por blindar fronteras y expulsar a los
que logran entrar. ¿Cómo pueden entonces venir legalmente los que
necesitamos? Necesitamos una nueva ley inmigratoria ya. Si no,
terminaremos pagando las consecuencias.
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