20130810

Que poco “valemos” los trabajadores

Que poco “valemos” los trabajadores

3 muertes laborales cada 2 días

El 10 de Febrero de 2010, Eñaut Labaien, natural de Hondarribia, falleció realizando un trabajo subcontratado en San Andrés, donde yo trabajo (aquí la noticia). Como miembro del comité de empresa y del comité de prevención, acudí en cuanto me avisaron de la tragedia. Fue un mazazo tremendo, llegar y ver al pobre chaval enganchado en la máquina, sin vida, destrozado, me parecía estar viviendo una pesadilla.


Foto de Eñaut, con compañeros de la trainera de Hondarribia.

Allí me encontré, además de con bomberos y policía foral, con el Director de recursos humanos de la empresa, con quien, mientras esperábamos a que viniera el juez para poder sacar el cuerpo de Eñaut de allá, hablé de parar las maquinas y realizar un acto de luto. Javier Garde Malo, que así se llama el Director de recursos humanos, me dejó aun más helado. No solo se negó a parar la producción, sino que me dijo que podíamos hacer un minuto de silencio y seguir trabajando, como si nada hubiera pasado. Que poca sensibilidad y humanidad, me lo dijo a escasos metros de Eñaut, sin inmutarse.

En el Comité lo teníamos claro, parar la fábrica y un mínimo de 24 horas de luto, que menos, y así se lo comunicamos a la dirección de la empresa. Esta se negó, no quería parar la producción, a pesar de que ese año incluso teníamos excedentes de producción y se solían hacer paradas programadas, no les hubiera costado mucho adelantar una de esas paradas. Hablamos con los trabajadores y fue unánime, PARAMOS y luto de 24 horas. La Dirección de la empresa, cuando ya no quedaba ningún trabajador en la planta, que llevaba unas horas parada, nos comunicó que aceptaba el paro y luto de 24 horas, a buenas horas. Después vimos la noticia del comunicado de la empresa, de vergüenza. Tampoco nunca hemos tenido noticias de esa “investigación interna” que se supone iban a hacer.

Pues hace unos días, más de tres años después, el juzgado de lo penal Nº1 de Iruñea dio el visto bueno al acuerdo que el fiscal y los abogados de los acusados alcanzaron antes de celebrarse la vista oral, por el cual se condena a María Isabel Azanza Muguruza, Fernando Jesús Gardezabal Ayala y Miguel García Manso como autores criminalmente responsables cada uno de ellos, de un delito contra los derechos de los trabajadores por “imprudencia en concurso ideal con una falta de homicidio por imprudencia leve”.

¿LEVE?, pero como va a ser una imprudencia leve si causo el fatídico accidente mortal.

El Fiscal explicó que queda demostrado que las máquinas donde Eñaut estaba trabajando, situadas en las instalaciones de Abelan San Andrés (antes Newark San Andrés), cuando sufrió un accidente mortal, no tenían las medidas adecuadas de seguridad y faltó la prevención. Ni la mutua Fremap, de la que García Manso era responsable, identificó el peligro del puesto. Gardezabal Ayala incumplió su obligación de coordinar las actividades de San Andrés y de Predictove (subcontrata para la que trabajaba el fallecido), y Azanza Muguruza incumplió su obligación de asegurarse que sus trabajadores recibieran la formación adecuada.

Lo que no es de recibo es que después de demostrar todo esto, se acuerde que les condenan a tres meses de carcel, que pueden solventar pagando una multa por delitos leves de 2.400€ cada uno. ¿Qué clase de justicia es esta?, ¿tan poco vale la vida de un trabajador?

Son días muy tristes para los trabajadores de Abelan San Andrés, para los familiares, amigos y allegados de Eñaut Labaien, y en general para la clase trabajadora.

Escribo esto para expresar mi malestar y cabreo por lo livianas que son las penas, malestar y cabreo que tenemos todos los trabajadores de San Andrés. No somos más que maquinas de producir, cuando ya no producimos lo suficiente o morimos, pues se nos cambia por otro, y aquí no ha pasado nada.

Esto además, redundará en más accidentes laborales graves y mortales, ya que es evidente que a los empresarios les sale más económico pagar las sanciones que invertir en la salud y seguridad de sus trabajadores.

Para que luego nos digan que estamos en el mismo barco…

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