- él está sonriendo (a pesar que en teoría le han golpeado multitud de veces, y que la feminazi pensó en abandonarlo si no había dinero suficiente para los dos)..
- y ella también está sonriendo (a pesar que en teoría la han violado infinidad de veces, han jugado a la ruleta rusa con ella, pensó en suicidarse, tuvo no-se-qué de la boca a la mejilla)..
Secuestrados y torturados durante meses en Somalia
Cuando Amanda Lindhout, de 24 años, decidió el 31 de diciembre de 2006 que quería dar un vuelco en su vida, no se imaginaba el infierno que le iba a tocar vivir en los siguientes 3 años. Unos meses en los que los golpes, el hambre, las violaciones y el temor por su vida serían lo habitual, tras ser secuestrada por terroristas somalíes.
Amanda, evidentemente, no podía saber lo que iba a pasar, pero sí que era consciente de los riesgos. Unos riesgos que no le importaban en su búsqueda de la fama, ya que la decisión que había tomado esa Nochevieja fue la de abandonar su trabajo como camarera y convertirse en una conocida periodista. ¿Y cuál era la mejor forma de darse a conocer?
La canadiense no lo dudó y en mayo de 2007, sin ninguna experiencia y armada con un libro ‘Reportajes de TV para dummies’ (principiantes, novatos), aterrizó en Afganistán. Primera parada de un viaje que después la llevó a Irak, en enero de 2008, donde estuvo secuestrada durante unas horas hasta que pagó a sus captores. Allí, su bravuconería y desdén le granjearon el rechazo de los periodistas desplazados, muchos de los cuales transmitían desde la Zona Roja, la de mayor peligro.
Por eso decidió buscar otro país. Llamó a su exnovio, Nigel Brennan, un fotógrafo australiano de 36 años, y le pidió que fuese con ella a a un nuevo destino: el lugar elegido era aún peor que los anteriores: Somalia, donde no hay bases internacionales e incluso Médicos sin Fronteras se ha marchado hace apenas un mes por la inseguridad.
Razones de peso para abortar en su idea, sin embargo para Amanda era una ventaja, teniendo “menos competencia”. Si hubiera escuchado los consejos del veterano periodista de National Geographic, Robert Draper, en el hotel Shamo de Mogadiscio, Amanda se habría ahorrado mucho sufrimiento. Pero su decisión era firme y decidió ir, acompañada de Brennan, al lugar donde hubiese más atentados.
Tras solo 3 días en el país, la pareja fue secuestrada por los terroristas somalíes, que habían estado vigilando el hotel y habían cambiado de objetivo. En un primer momento, Draper y el cámara de National Geographic; tras comprobar la seguridad que llevaban, lo serían Amanda y Nigel.
Sus captores le pusieron precio a su libertad: 3 millones de dólares por los dos. Una cifra inasumible para las dos familias, habida cuenta de que los gobiernos canadiense y australiano decidieron no pagar el rescate.
Conscientes de que les esperaba un largo periodo en cautiverio, decidieron convertirse al Islam, creyendo que de esta forma les tratarían mejor y no les matarían. Las condiciones, lejos de mejorar, empeoraron. Palizas diarias, amenazas, violaciones, hambre…Incluso jugaron con Amanda a la ruleta rusa en unos meses de terror y temor en los que contrajeron enfermedades: ella unos hongos que iban desde su boca a la mejilla: él disentería.
La gota que colmó el vaso fue cuando una noche despertaron a la canadiense y la condujeron al desierto. Allí, con un cuchillo en la garganta y de rodillas en el suelo, tuvo que suplicar por su vida en una situación límite.Amanda Lindhout antes de viajar a Somalia (AP).
Su intento de escapar pocos días después por la ventana del baño fracasó. Tras huir y llegar a una mezquita cercana, sus captores les atraparon y les golpearon salvajemente en público. Vuelta a las palizas, al sufrimiento y a las violaciones, incluso Amanda llegó a contemplar el suicidio como una posibilidad.
Pero los padres, cansados de las autoridades, tomaron las riendas de la situación y decidieron contratan una empresa privada de seguridad especializada en secuestros y rescates. Entre las dos familias reunieron 500.000 dólares, necesarios para la liberación y los secuestradores aceptaron, aunque Nigel se sintió traicionado cuando oyó a Amanda suplicar a su madre que cogiese el dinero y la rescatase solo a ella si no era suficiente.
Finalmente, el 25 de noviembre de 2009 fueron puestos en libertad y volvieron a casa tras 15 meses prisioneros. Una experiencia traumática que a buen seguro no olvidarán jamás y de la que ya están sacando rédito. Nigel en 2009 con su libro ‘El precio de la vida’ y Amanda ahora con ‘Una casa en el cielo’. Lo que la canadiense se niega a confirmar es si llegó a tener un hijo en cautividad llamado Osama. Pasó tanto sufrimiento que hay cosas que nunca volverá a compartir.
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