es curioso que para ésto sí que funciona la Justicia.. y rapidito..
disfruten lo votado..
Florentino Pérez se apunta el primer tanto legal ante Soria por el conflicto de Castor
Las pretensiones del ministro de Industria, José Manuel Soria, de evitar
el pago por un hipotético cierre del almacén de gas submarino de Castor
han embarrancado nada más zarpar. El Tribunal Supremo ha desestimado
admitir a trámite el recurso contencioso-administrativo presentado por
Industria para considera “lesivas” las condiciones en que se otorgó la
concesión del almacén de gas. La sentencia puede ser la piedra angular
para que el presidente de ACS, Florentino Pérez, y sus socios
canadienses exijan reparaciones multimillonarias al Estado.
En su sentencia el Supremo no sólo desestima las pretensiones de Soria
sino que además condena al Estado a abonar las costas, lo que no apunta
nada bueno, ya que como mínimo Escal UGS, la empresa controlada en un
66% por ACS que explota Castor, puede solicitar el valor contable de la
compañía, que al cierre de 2012 se fijaba en 1.570 millones. Soria
intentó este movimiento jurídico después de paralizar la actividad de
Castor por haber provocado más de 500 terremotos en el norte de
Castellón y el sur de Cataluña.
“Sería manifiestamente injustificado interpretar el artículo 29.1 de la
Ley del Sector de Hidrocarburos en el sentido ya indicado de hacer
inviable cualquier tipo de compensación en todo supuesto de anulación o
extinción de una concesión, con independencia de las causas que la han
motivado y de las circunstancias concurrentes”, señala la sentencia,
tirando por tierra las pretensiones del Ministerio de Industria al
recurrir al alto tribunal.
Por tanto, lo que hace la sentencia es marcar las reglas de juego de una
batalla judicial que será larga, y que según fuentes jurídicas cercanas
al caso puede prolongarse durante cinco años o más si las partes no
llegan a un acuerdo.
La primera regla es que el Gobierno no puede esperar liberarse de sus
compromisos, a priori, algo que si se generalizase podría conllevar lo
que en los razonamientos jurídicos de la sentencia se califica como “un
hipotético enriquecimiento injusto del Estado”. Esto se debería a que,
en teoría, el Estado recibiría la reversión de unas instalaciones en
perfecto funcionamiento, algo que en todo caso sería discutible ya que
es dudoso que el almacén de Castor vaya a servir en el futuro para lo
que se construyó: almacenar gas.
La segunda regla es que si el Gobierno pretende por no abonar lo
pactado, lo que debe hacer es demostrar que ha habido “dolo o
negligencia”, tal y como marcaba el BOE en su decreto de adjudicación.
Así, el Tribunal Supremo advierte que su fallo no debe interpretarse
como definitivamente favorable al pago a ACS y sus socios porque “no
significa que aunque medie dolo o negligencia de la empresa
concesionaria en todo caso vaya ésta a percibir la indemnización
prevista en el inciso litigioso”. Y en este sentido añade: “la efectiva
percepción por parte de la empresa titular de dicha compensación
dependerá de las causas que hayan llevado a la caducidad o extinción de
la concesión y de las circunstancias concurrentes en el caso concreto en
que se hayan producido”.
El Supremo ha denegado a Soria la nulidad preventiva del decreto ley de
adjudicación que hizo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, en la
época en que Miguel Sebastián era ministro. Y por tanto la pelota está
ahora en el tejado del informe encargado al CSIC y al Instituto de
Geología y Minerología de España. Si éste no demuestra que ha habido una
mala praxis de Escal UGS –empresa que consiguió 42 permisos en regla de
tres administraciones, incluyendo la Generalitat Valenciana y el
Ayuntamiento de Vinaroz, ambos en manos del PP– Florentino Pérez y sus
socios de Dundee Energy deberán ser compensados.
Es una incógnita lo que reclamará Escal UGS pero en esencia hay tres
escenarios: pedir el valor contable, que es el que reconoce el BOE,
aproximadamente 1.570 millones; exigir el valor residual, que reconoce
el BOE en algún caso, los 1.700 millones, que cifró Soria y que se
justificaría porque las instalaciones son nuevas; o demandar incluso el
lucro cesante, que supondría añadir a la factura 3.000 millones más. En
cualquier caso, como el Gobierno carece de estos fondos en medios del
sector energético, se da por hecho que se acabaría cargando a la factura
del gas.
Otra alternativa para Soria sería dar la batalla legal. Una vía sería
intentar demostrar el “dolo”, ya que como mínimo Escal UGS valoró mal
los riesgos, ya que en el folleto de colocación de deuda se reconocía
que podía haber riesgo de fuga de gas.
O también podría agarrarse a un tecnicismo: intentar considerar que el
valor residual de un depósito de gas del que no se puede sacar gas por
problemas sísmicos es cero y que, por tanto, cifrar en esta cantidad la
indemnización. Pero eso debe ganarlo el Ministerio de Industria en otras
instancias judiciales. Una batalla legal que Soria ha querido ahorrarse
infructuosamente.
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