puede que tengan un poco de frío, pero es normal porque ya se sabe que en invierno hace frío.. un país no acaba en la miseria en dos días, y hay miles de responsables de la situación..
de lo que no hay duda es que seguro que están disfrutando lo votado.. de hecho llevan décadas disfrutando lo votado.. pues que aproveche.. y sigan así, que ya ven que es muy provechoso..
La pobreza energética golpea en Asturias
Más de 65.000 asturianos no pueden tener una temperatura adecuada en sus
casas - El recibo medio anual de la luz y el gas ronda los 1.100 euros -
Escalada en todos los precios regulados
"¿La calefacción? No la pongo todavía, andamos muy
apretados", comenta un jubilado avilesino que pide reservar su
identidad. Vive con su esposa, su hija y un nieto de corta edad. Con
temperaturas en Avilés que en estos días han sido inferiores a los siete
grados, la familia ha procurado "aguantar" y no poner aún los
radiadores eléctricos. "La luz es casi un artículo de lujo; alguien se
está poniendo las botas", comenta el pensionista. El de su hogar es un
perfil propio de la llamada "pobreza energética", un tipo de precariedad
económica que está avanzando en Asturias y en el resto de España,
cebada por la combinación de tres circunstancias: el deterioro en la
renta de los hogares, la baja eficiencia energética de edificios y
viviendas y la escalada en los costes de la energía, precios en buena
medida regulados por la Administración. Las cuentas oficiales dicen
además que todos los recibos de los servicios que dependen del sector
público, no sólo los de la luz o el gas, están minando los presupuestos
familiares.
La Asociación de Ciencias Ambientales, colectivo nacional que reúne a
científicos y profesionales de variopintas procedencias, hizo en 2012
una evaluación de la pobreza energética en España y la definió de este
modo: "Aquella situación que sufren los hogares que son incapaces de
pagar una cantidad de servicios de la energía suficiente para la
satisfacción de sus necesidades domésticas o cuando se ven obligados a
destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura
energética de sus viviendas".
Los datos disponibles sugieren que no son pocas las familias asturianas
que encajan en la citada definición. Según la Encuesta de Condiciones de
Vida, elaborada cada año por el Instituto Nacional de Estadística
(INE), el 6,6% de los hogares no puede permitirse mantener la vivienda
con la temperatura adecuada. Tal proporción equivale a 30.000 hogares y a
más de 65.000 personas, tantas como la población agregada de Langreo y
Castrillón. Y el número de esas familias que durante los meses de frío
no pueden permitirse calentar la casa lo suficiente se ha duplicado
desde 2009.
Las imágenes que ayer reprodujo este diario de los estudiantes de la
Facultad de Económicas abrigados y con los guantes puestos dentro del
aula por los recortes de la Universidad en el gasto de calefacción
pueden resultar cotidianas puertas adentro de una parte de los
domicilios asturianos. Sobre todo en aquellos golpeados por el
desempleo. José Luis López, coordinador de proyectos de la Asociación de
Ciencias Ambientales, subraya cómo la combinación del alto paro y el
encarecimiento de los suministros ha disparado desde 2009 la gravedad
del problema de pobreza energética. En ese tiempo, la renta anual media
de los hogares bajó en unos 1.300 euros, mientras se encarecían la luz,
el gas natural, el gas butano y el gasóleo de calefacción. También,
otros recibos asociados a la vivienda e igualmente sometidos a
regulación pública.
La Encuesta de Presupuestos Familiares, otra de las que confecciona el
INE, deja al aire cómo los asturianos han ajustado notablemente su gasto
en capítulos básicos donde los precios han evolucionado de manera más
contenida, como la alimentación, la ropa o la telefonía, pero no han
podido hacerlo con la energía, un mercado caracterizado en España por el
enorme déficit (cerca ya de 30.000 millones) del sistema regulado de
tarifas y por la insuficiente competencia en precios en el mercado
libre. En las siguientes líneas se explica cómo han evolucionado varios
de esos gastos.
Luz y gas. La factura anual media de un
hogar asturiano por los suministros de luz, gas y otros combustibles era
en 2007 de 788 euros. En 2012, llegó a los 1.092 euros (un 39% más).
Es una cantidad superior a los ingresos medios mensuales de un
pensionista (1.016 euros) y equivale al 11% de los ingresos de un parado
que esté cobrando la prestación contributiva (el subsidio más
generoso). El gasto medio por hogar ha crecido en esas proporciones
incluso a pesar de que el consumo eléctrico de las familias retrocedió
un 4% de manera agregada. Esto es, los ciudadanos han procurado ahorrar
en luz, pero el recibo ha seguido subiendo.
Basura y agua. El capítulo de los recibos de basura, agua,
alcantarillado y comunidad, en los tres primeros casos con precios
marcados por la Administración, pasó de 632 euros en 2007 a 797 en 2012
(aumento del 26%).
Otros gastos básicos. El comportamiento altamente inflacionario de la
energía y de los citados servicios contrasta con el gasto de los hogares
en otros productos básicos. Las familias han metido tijera en la cesta
de la compra y la factura de los alimentos ha bajado en casi 600 euros
anuales desde 2009. Ese ajuste ha estado favorecido por un entorno
comercial de alta competencia en precios. En el caso de la ropa, el
gasto se ha desplomado: en un solo año cayó el 22,6%. Y el gasto en
telefonía, mercado liberalizado durante las últimas décadas y con altos
niveles de competencia, también ha retrocedido (de 802 a 790 euros
anuales por hogar), a pesar de que en este tiempo ha aumento el número
de usuarios, de servicios y de dispositivos, al contrario de lo ocurrido
con la electricidad.
"La luz es casi un lujo", comenta el jubilado avilesino que aún no pone
la calefacción y que también ha prescindido de enchufar una secadora
cuyo funcionamiento disparaba el recibo. El último fue de 175 euros. "Me retrasé ocho días en el pago y el banco me cobró veinte euros de recargo",
protesta. Su familia, como muchas otras asturianas, muy pendiente de no
activar un interruptor de más en la casa para no sobrecargar las
cuentas familiares. Pero la llamada pobreza energética no es sólo un
problema económico, según José Luis López, de la Asociación de Ciencias
Ambientales: "Se sabe que está relacionada con una mayor prevalencia de
ciertas enfermedades que afecta más intensamente a poblaciones
vulnerables como los ancianos y los niños". Está en juego la salud,
previene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario