pues nada: que pongan más asesores, más altos cargos,, y más directivos inútiles, y que sigan despidiendo investigadores.. que seguro que la cosa mejora..
"El sistema de ciencia español no responde a las necesidades del siglo XXI"
El científico Oscar Marín se va de España. Le ha fichado el prestigioso
King’s College británico para dirigir, en Londres, el Centro de
Neurobiología del Desarrollo, así que sobran calificativos sobre su
nivel como investigador. Marín, profesor de investigación del CSIC, se
va porque el sistema español de I+D no le brinda las oportunidades de
seguir creciendo, dadas las estructuras obsoletas “que no responden a lo
que es un sistema de investigación del siglo XXI”, explica. Y, a sus 42
años, tiene mucho camino que recorrer. Al menos eso han debido valorar
en Reino Unido. Pero visto desde el panorama español, la pérdida de este
neurocientífico del desarrollo es un hachazo grave puesto que es uno de
los máximos exponentes de la generación de investigadores de alto nivel
internacional que tiene ahora que tirar del sistema de I+D.
Estudió biología en la Universidad Complutense, se formó como
neurocientífico en Estados Unidos y regresó a España en 2003, reclutado
como joven promesa en el Instituto de Neurociencias de Alicante (del
CSIC y la Universidad Miguel Hernández). Ha pasado allí más de una
década fructífera de investigación haciendo hincapié en las neuronas
inhibidoras, esas células que han pasado inadvertidas durante un siglo,
explica, “pero que son como el director de orquesta de las conexiones
neuronales del cerebro”. Ahora, para proseguir su ciencia, este profesor
de investigación del CSIC considera que lo mejor es irse. Se lleva
parte de su equipo y la financiación del prestigioso Consejo Europeo de
Investigación (dos millones y medio de euros para cinco años), que va
asignada al investigador independientemente de dónde desarrolle su
trabajo. ¿Han influido los recortes en ciencia en su decisión? “El
dinero es muy importante, cuanto más se financie la ciencia mejor, pero
el problema español es fundamentalmente estructural y no vale ya seguir
poniendo parches, hay que rehacerlo”, dice rotundo durante la
entrevista, en la Fundación BBVA, en Madrid, donde ha sido secretario
del jurado de los premios Fronteras del Conocimiento.
Pregunta. ¿Cuándo se va a trabajar a Londres?
Respuesta. Nos vamos en julio, también se va mi esposa, Beatriz Rico,
que es investigadora del CSIC, y el King’s la ha reclutado como
catedrática. Y nos vamos con buena parte de nuestros equipos. El Centro
de Neurobiología del Desarrollo se fundó en 2000 y depende del King’s
College y del Consejo de Investigación Biomédica británico. Ahora
trabajan allí unas 150 personas, en una veintena de grupos de
investigación, y calculo que aumentaremos hasta unos 200.
Ahora no hay nada en España que me permita evolucionar”
P. ¿Por qué se va?
R. Como científico necesito nuevos retos, nuevos estímulos, nuevas
colaboraciones... y el King’s me lo ofrece. Ahora no hay nada en España
que me permita evolucionar. El instituto de Alicante es la culminación
de lo que se puede hacer en este país con las herramientas y estructuras
que tenemos.
P. ¿Qué investiga usted en el cerebro?
R. Intento comprender cómo se desarrolla el cerebro y qué ocurre cuando
no se desarrolla correctamente. Sobre todo me interesa la corteza
cerebral, la región que nos permite mantener esta conversación, en la
que están las funciones superiores.
P.¿Cuándo se forma?
R. En los humanos, es un desarrollo muy temprano, pero es a partir del
segundo trimestre de gestación cuando ocurre la mayor parte de los
procesos que hace que la corteza tome la forma que conocemos... Luego
sigue desarrollándose, no acaba nunca.
P. ¿No es cierto eso que se dice que el cerebro no crea nuevas neuronas?
R. No. Es cierto en el sentido de que genera muy pocas neuronas nuevas,
pero cambia, y la forma de cambiar en el adulto no es a base de formar
nuevas neuronas, sino haciendo que las que ya tenemos se conecten de
forma diferente. Y eso sucede toda la vida. El envejecimiento es un
proceso de pérdida paulatina de esa plasticidad del cerebro que le
permite reconfigurarse a medida que uno aprende.
P. Durante toda la vida.
R. Sí. El cerebro es una estructura muy dinámica que cambia
constantemente... Se establecen nuevas conexiones con cosas que
aprendemos o que consideramos importantes... unas se pierden y otras se
refuerzan y permanecen ahí toda la vida. Nuestro cerebro no es solo un
almacén de información, sino también cómo se relacionan las neuronas,
cómo se conectan y desconectan durante toda la vida.
P. Así que el cerebro no es más que las conexiones entre un tipo especial de células que son las neuronas.
R. Si, nada más que eso. Las conexiones de las neuronas que son capaces
de procesar la información que obtenemos de nuestro entorno y, con ella,
recrear la realidad.
P. Dicho así parece sencillo.
“El envejecimiento es la pérdida de la capacidad de aprender”
R. Pero es muy complicado, ya que cada cerebro tiene muchas neuronas y
conexiones. En neurociencias hay ahora un impulso muy importante, con
mucho dinero, para identifica lo que se ha dado en llamar el conectoma.
Los dos grandes proyectos de la UE y de EE UU pretenden ser capaces de
reproducir con todo detalle cada una de las conexiones de un cerebro
humano. Es un objetivo titánico porque son billones de neuronas con
miles de conexiones cada una.
P. Esos dos programas han sido cuestionados en la comunidad científica.
R. Sí, yo no creo que vayan a producir mucho porque, aunque tengas un
mapa de la realidad a escala 1:1, si no lo sabes interpretar no te vale
demasiado. Además, en nuestra visión del desarrollo, el cerebro cambia
todo el rato, así que lo que quizás nos ayudaría sería una “foto” del
mismo antes de aprender algo y otra después, para ver cómo ha cambiado y
poder inferir cómo funciona. Pero una visión estática de las conexiones
no creo que sirva de gran cosa. Esos programas tienen de positivo el
poner de manifiesto la necesidad de invertir en neurociencia. En ciencia
siempre que se invierte dinero sale algo nuevo, aunque ese enfoque no
sea, en mi opinión, el correcto.
P. ¿Cuáles son las grandes incógnitas del cerebro?
R. La gran pregunta sigue siendo cómo esas neuronas, que sabemos cómo
responden a estímulos externos y codifican información sobre la
situación de la persona o el animal en el espacio, integran todo para
que el sujeto tenga consciencia de donde está. Es decir, sabemos cómo
una neurona integra información, lo que no sabemos es cómo un conjunto
complejo de neuronas lo hace de una manera coherente. Ese salto de la
neurona individual al conjunto grande de neuronas funcionando para
controlar un comportamiento específico todavía se nos escapa. La otra
gran cuestión es que no tenemos ni idea de qué es lo que va mal en la
mayoría de las enfermedades del cerebro. Todavía no sabemos qué se ha
roto en un niño autista o en una persona que desarrolla esquizofrenia.
P. ¿Cómo aborda la investigación en su laboratorio?
“Mi instituto no podrá dedicar el dinero de mi sueldo para un sustituto”
R. Trabajamos con ratones como modelo experimental porque es la manera
más sencilla para entender la función de los genes en el desarrollo del
cerebro, y en concreto lo vinculado a enfermedades del sistema nervioso.
En los ratones eliminamos genes concretos, o hacemos que se expresen
más o menos, para ver qué consecuencias tienen esas manipulaciones en el
animal. Abordamos una visión completa, desde la molécula hasta el
comportamiento.
P. ¿Y la enfermedad?
R. Los problemas de desarrollo del cerebro no se pueden abordar como si
fuera un puzle al que al final le faltan dos piezas concretas; el
remedio sería entonces encontrar las dos piezas o buscar algo que
encajase en esos dos huecos. Pero el cerebro no funciona así: si faltan
dos piezas se reorganiza, encuentra otro estado para funcionar cubriendo
los huecos y puede que esa reorganización no sea muy útil. La
enfermedad no será solo la falta de las dos piezas, sino que puede ser
resultado de una reorganización patológica. Necesitamos conocer a fondo
cómo se han producido esos cambios porque a lo mejor el cerebro se ha
reconfigurado de tal forma que la terapia no tendría que atacar la causa
original sino orientar el resultado de esos cambios hacia un estado
saludable.
P. ¿Cuál cree que es su mayor aportación a la neurociencia?
R. [Se lo piensa] Es algo que deberían decir los demás... En la corteza
cerebral hay dos tipos de neuronas: las que excitan y las que inhiben,
que son solo el 20% y han pasado inadvertidas durante cien años. Ramón y
Cajal prestó mucha atención a estas neuronas inhibidoras, pero luego
cayeron en el limbo. Pero es que no solo inhiben, sino que son como
directores de orquesta que controlan el concierto. Y estas neuronas, con
las que trabajo, están ahora en el centro de interés de la
neurociencia. Empecé hace años, cuando estaba en California en un equipo
que trabajaba precisamente en el desarrollo complejo de esas neuronas,
que migran en el cerebro y tienen que acabar en el lugar adecuado y
conectadas correctamente para que todo funcione bien. Empezamos a darnos
cuenta de que cualquier pequeño defecto en esas neuronas inhibidoras
tendría un impacto muy grande en el resto. Casi todo lo que he estado
investigando en España tiene que ver con esto.
P. ¿Qué nivel tiene la neurociencia en España?
R. Tiene una escuela espectacular, pero no una estructura a su altura, y
no hemos sido capaces de convencer a los responsables políticos de
dotar al país de esa estructura. No tenemos un centro como el CNIO
[Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas] de neurociencias.
P. ¿Por qué regresó a investigar en España, desde Estados Unidos, hace una década?
R. Queríamos vivir en España, retomar nuestra cultura, la calidad de
vida europea... Y, profesionalmente, porque el Instituto de
Neurociencias de Alicante me daba la oportunidad de poner en marcha el
laboratorio de forma independiente. Es un sitio capaz de apoyar a la
gente que empieza.
P. ¿Influyen en su marcha ahora los recortes en la financiación de la ciencia?
R. Obviamente. Pero, aunque el dinero es muy, muy importante y cuanto
más inviertas en I+D mejor, creo que el problema del sistema español de
ciencia es que, con la excepción de algunos pocos centros, su estructura
no responde a lo que es un sistema de investigación en el siglo XXI.
Por ejemplo, los científicos no tienen por qué ser funcionarios, sino
que hay que tener un ambiente más competitivo en el que se premie la
excelencia, que haga distinciones entre los que trabajan más y mejor y
los que lo hacen menos y de peor manera... El funcionariado se inventó
para otras cosas y en ciencia necesitamos unas estructuras que den más
plasticidad al sistema. La falta de fondos es terrible, pero es
coyuntural: las estructuras obsoletas seguirán igual cuando salgamos de
la crisis.
P. ¿No existe una oferta en España como la que le han hecho en el King’s College?
R. Sería absolutamente imposible. No solo la oferta para mí, sino la
capacidad que voy a tener de reclutar investigadores, cambiar
personal... ese dinamismo en España no existe. Y esto afecta a todo el
sistema, a las universidades y al CSIC. Necesitamos una política
científica que esté adaptada a la actualidad y que nos permita decidir
de forma más coherente en qué nos gastamos el dinero. Un ejemplo: mi
director en Alicante no puede contar con el dinero que libera mi sueldo
para contratar a un sustituto.
P. Su generación es la que tendría que empujar ahora... ¿Pagará España caro la pérdida de científicos como usted?
R. No quiero personalizarlo en mi caso. Lo que me parece terrible es que
no haya ahora capacidad de atraer gente como yo fui atraído hace una
década, es decir, gente de arranque. En un sistema de nuestro tamaño, es
más fácil y más barato trabajar con la cantera que con las grandes
figuras. Pero es que tampoco damos oportunidad de crecer a
investigadores en mi situación. Quienes me conocen saben que he
intentado poner mi granito de arena para cambiar las cosas y crear
nuevas estructuras.
P. ¿Regresará?
R. Quizás... ¿Por qué no?... Si cambian las circunstancias. Lo que si
haré será mantener los mayores vínculos con el instituto de Alicante y
con la ciencia en España.
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