todo ésto está muy bien, pero las cosas no van a cambiar hasta que los responsables asuman sus responsabilidades, o la Justicia (de chiste) les haga asumir sus responsabilidades;
porque cobrar cantidades astronómicas para encima enchufar a conocidos y proporcionar negocio a los amiguitos, sin tener ninguna responsabilidad.. cuando recordemos que el ejercicio público es voluntario.. es lo que ha matado al país..
los malos gestores deberían perder todo el patrimonio, y ni aún con esas serviría para resarcir el daño que han causado con su ineptitud.. y si no, que se hubieran quedado en casa, sin molestar a nadie..
Juan Laborda - La deuda pública ilegítima de España
La mayoría de los análisis que se han hecho a lo largo de la
actual crisis sistémica sobre la economía española, además de ser
incorrectos, están cargados de una profunda ideología. Ahora nos vuelven
de nuevo a mentir, no hay ningún proceso de recuperación en ciernes, ni
lo habrá, mientras no se reduzca de manera drástica, bien por
reestructuración o bien por extinción, nuestro volumen de deuda total.
Tenemos un volumen de deuda privada y pública que no se va a poder
pagar, salvo que se pretenda arruinar las expectativas de vida de los
españoles –ya están en ello-.
Lo que empezó siendo un
problema de deuda privada ha acabado contaminando definitivamente a la
deuda pública. Las dinámicas de ambas están fuera de control. Bajo este
escenario, quien financió la mayoría de esta deuda, el sistema bancario,
es insolvente.
En este contexto diversas voces urgen identificar qué parte de nuestra
deuda pública es ilegítima, cómo y por qué se ha generado. Y una vez
identificada, proponer como extinguirla.
Los
créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública
de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de
gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.
Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras
se ajusten a las condiciones de la Ley de emisión.
¿Qué es la deuda ilegítima?
La
deuda ilegítima sería aquella deuda contraída por un gobierno, creada y
utilizada contra los intereses de los ciudadanos del país. Dicha deuda
entonces no tendría por qué ser pagada. Legalmente el concepto es
análogo a la nulidad de los contratos firmados bajo coacción.
Técnicamente se consideraría deuda ilegítima aquella deuda emitida por
las administraciones públicas cuyos fondos se destinan no a sufragar
gastos operativos corrientes o de capital, sino a ser nuevamente
prestados a terceros.
Sin embargo, también debería incluirse dentro del concepto de deuda
ilegítima toda aquella obra pública inútil, muy extendida en nuestro
país por los distintos gobiernos de turno, y aquella cuyo coste final
supere con creces lo recogido y asumido por las partes en los distintos
concursos públicos. Estas últimas podrían considerarse personales,
debiendo responder quienes las hayan contraído -bien sea el presidente
del Gobierno o de una comunidad autónoma, el alcalde de turno, el
gobernador del Banco Central…- y no el Estado en su conjunto y por tanto
los ciudadanos.
Auditoría de la deuda
El objetivo sería calcular la parte de la deuda generada no con la
finalidad de cubrir déficits públicos no financieros. El origen de esta
conducta es que el Estado pide prestado para luego, a su vez, prestar a
terceros y favorecer a intereses privados espurios al margen de la
ciudadanía. Se trataría de repudiar todas aquellas deudas contraídas
por las administraciones públicas a espaldas a sus ciudadanos, sin su
consentimiento y con fines de enriquecimiento personal o de
enriquecimiento corporativo. Estas deudas en última instancia
conllevan un empeoramiento de los servicios públicos y el sometimiento
de la ciudadanía a una represión social y política y, en definitiva, en
contra de los intereses de los propios ciudadanos.
Los cálculos realizados en nuestro país para el periodo 2008-2013 se aproximarían a los 250.000 millones.
No hubiese hecho falta implementar ningún recorte en sanidad,
educación, o jubilación, ni haber sometido a la población española al
mayor empobrecimiento de los últimos 40 años.
Sin embargo, no se preocupen, tal auditoría no se va a hacer. Los
distintos lobbies oligopolistas beneficiados de estas prácticas
–bancario, eléctrico, telecomunicaciones, constructor…- han actuado en
connivencia con el aparato político, y ambos tendrían mucho que perder.
Además controlan la inmensa mayoría de los medios de comunicación, salvo
muy honrosas excepciones.
Deuda ilegítima e inseguridad jurídica
Desde diversas voces se considera que el mero hecho de plantear una
auditoría de la deuda generaría inseguridad jurídica. Todo lo contrario:
la inseguridad jurídica se deriva de la confusión de lo que son intereses públicos e intereses espurios privados.
En nuestro país la mayor parte de la deuda ilegítima se deriva de un
acuerdo tácito entre el Banco Central, el Tesoro público y la banca
privada. Según el mismo, esta última, la banca, insolvente y zombi, se
rescata con dinero de los contribuyentes –FROB, EPAs, SAREB…-, y se
financia a coste cero en el BCE, con colaterales cada día de peor
calidad. A cambio presta al Estado porque es la única forma de que tiene
de generar beneficios en un contexto de mora en máximos (13% del total
de créditos según cifras oficiales, 23% mora real) y nula actividad
crediticia al sector privado.
Si realmente
queremos dejar atrás lo peor de la crisis será necesario, aunque no
suficiente, un proceso de reestructuración de nuestra deuda.
En primer lugar, habría que reducir el tamaño del sector bancario
privado acorde a la economía real y a una valoración objetiva de los
activos en balances. Los agujeros deberían ser asumidos por accionistas y bonistas.
A su vez, tal como ya recomienda incluso el FMI, debería realizarse una
quita a familias con el fin de evitar ejecuciones masivas de hipotecas.
Finalmente, una vez hecha la auditoria de la deuda pública, la definida como ilegítima no debería pagarse. Pero no se preocupen, no se hará nada de esto, les es más rentable seguir exprimiendo a la ciudadanía. ¿Hasta cuándo?
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