lo peor no es que les vaya a estallar la burbuja inmobiliaria (porque eso es una burbuja, por mucho que los del sector digan que es "lógico"),
lo peor es que millones de analfabetos de hispanistán volverían a "invertir" en ladrillo si el banco les diera un crédito por el 100% (que se dieron, y más, hasta del 130%).. lo que demuestra que no se ha aprendido nada..
disfruten lo invertido..
¡Negocio inmejorable! Vendo sótano sin ventanas en Copacabana por 200.000 euros
Si
por casualidad tiene a mano 150.000 euros y su deseo es mudarse y
probar fortuna en Río de Janeiro, puede que todo lo que consiga comprar
con dicha cantidad sea un sótano sin ventanas. Esa cifra es lo que pide
William Figueira por una infravivienda ubicada en un edificio de
Copacabana, la playa convertida en una de las postales típicas de la
ciudad brasileña. Si aún sigue interesado en adquirirlo, deberá tener en
cuenta otros factores, como, por ejemplo, su estatura: el lado derecho
del sótano tiene tan sólo 1,75 metros de altura.
Pese a todo, el inmueble, promocionado en una web de venta y alquiler de
viviendas, se describe como “un negocio inmejorable”. “Es una
oportunidad única. Ni en la favela podrá usted encontrar algo por este
precio”, asegura el propietario en el anuncio. “Si contrata un
decorador, un arquitecto y un ingeniero especialista en ventilación,
podrá vivir en él. En Nueva York es común vivir en garajes”, añade. En
definitiva, con las reformas necesarias para convertirlo en un espacio
habitable, la factura final superará fácilmente los 200.000 euros.
'No quiero que mis palabras suenen alarmistas, pero en Brasil los
precios han registrado una subida muy brusca. Esto puede terminar muy
mal. Habíamos pensado que los brasileños aprenderían de la burbuja
inmobiliaria estadounidense, pero parece que interpretan su propia
burbuja como una señal de la eclosión del país', advirtió Shiller en
diciembre.
La locura que supondría pagar por un sótano sin ventanas el
equivalente a lo que costaría un piso de dos habitaciones en Madrid es
una pequeña muestra de la irracionalidad que rodea a los precios de la
vivienda en Brasil en los últimos años. El importe que pide Figueira
(con quien ya han contactado quince personas interesadas en el inmueble)
es la mejor prueba de que en Brasil se cuece una especie de burbuja
inmobiliaria, una burbuja de precios, no de crédito, como aquellas que
explotaron en Europa y EEUU en el ya lejano año 2008.
Shiller: “Esto puede terminar muy mal”
El premio Nobel de Economía Robert Shiller, que auguró el estallido de
la crisis estadounidense, asegura que la situación en Brasil le recuerda
mucho a la que se vivía en EEUU en el año 2005. “No quiero que mis
palabras suenen alarmistas, pero en Brasil los precios han registrado
una subida muy brusca. Esto puede terminar muy mal. (…) Habíamos pensado
que los brasileños aprenderían de la burbuja inmobiliaria
estadounidense, pero parece que interpretan su propia burbuja como una
señal de la eclosión del país”, comentó durante una conferencia en São
Paulo el pasado diciembre.
Sin embargo, a diferencia de la burbuja que vivió Estados Unidos y que
provocó el estallido de una crisis mundial, la de Brasil no es
consecuencia del crédito. Por establecer una comparación, cuando la
crisis de las hipotecas explotó en EEUU, el 79% del PIB estadounidense
estaba comprometido con el crédito inmobiliario. Sin embargo, en Brasil
la tasa es inferior al 10%. La burbuja brasileña tiene personalidad
propia: responde al aumento astronómico (e irreal) de los precios, que
no sigue ningún criterio y provoca que un sótano se valore como si se
tratase de una mansión.
De hecho, el coste de las viviendas en Brasil se ha triplicado en los
últimos seis años, según el índice FipeZAP, que analiza el importe de
los inmuebles en el país. En Río de Janeiro el promedio fue incluso más
alto: los precios hoy son un 240% más altos que en 2008. La urbe elegida
como sede de los próximos Juegos Olímpicos tiene hoy el metro cuadrado
más caro de Brasil: 4.200 euros. Es decir, cualquier piso de 40 metros
cuadrados no saldrá por menos de 168.000 euros.
Un obrero trabaja en un complejo de viviendas sociales en Olinda (Reuters).
Esta subida desorbitada de los precios no se reduce al eje Río-São
Paulo-Brasilia, tradicionalmente ciudades más caras que las del resto
del país. En Porto Alegre, capital de la provincia de Río Grande do Sul
(sur de Brasil), dicho aumento también sigue el mismo patrón. El ejemplo
que mejor lo ilustra es lo que sucedió en el barrio Cidade Baixa, la
típica zona de clase media de la ciudad.
“Compré. En una semana me ofrecían 21.000 euros más”
Hace un mes, un piso de dos habitaciones fue vendido por 105.000 euros.
En la misma semana en que firmó la compra, el nuevo dueño recibió una
propuesta de venderlo por mucho más dinero. “Hubiera ganado 21.000 euros
sin mover un dedo. Me ofrecieron de pronto 126.000 por revenderlo”,
asegura Marco Antonio Bombassaro, el comprador del inmueble. Lo más
impresionante es que el mismo apartamento valía 26.000 euros en el año
2005. Bombassaro no tiene ninguna duda: esperará a que su nueva
adquisición valga todavía más.
Otro ejemplo es la mansión del actor estadounidense Chuck Norris. Una
residencia de 680 metros cuadrados, con piscina y gimnasio, que se vende
por 1,2 millones de dólares. ¿Qué podría comprar en Brasil por el mismo
precio? Una casa la mitad de grande con tres habitaciones en el barrio
Vila Madalena de São PauloUna burbuja nace cuando las personas huelen
dinero fácil en algún sector o negocio. Por lo tanto, cuando en la
compra-venta de inmuebles el objetivo es la especulación, como en el
caso de Bombassaro, esto puede interpretarse como una señal de burbuja.
El problema es que la gente piensa que los precios no pueden caer… hasta
que un día lo hacen. “Más pronto que tarde el mercado se va a
concienciar del aumento de los precios de los inmuebles y, como en un
efecto dominó, va a corregirlos rápidamente, como suele pasar con las
burbujas”, comenta a El Confidencial el economista Samy Dama, profesor
de la prestigiosa escuela de negocios de la Fundación Getulio Vargas de
São Paulo.
Eso es exactamente lo que sucedió en Japón. Durante la década de los
ochenta, los precios en el sector inmobiliario registraron unos ascensos
irracionales, hasta que, a finales de los noventa, comenzaron a bajar.
Una casa en Japón cuesta hoy en día un tercio de lo que valía hace
veinte años.
Viviendas para todos
Una de las razones por las que los precios subieron tanto en Brasil
durante los últimos años fue que la demanda de inmuebles era muy
superior a la oferta. El hecho es una novedad en el mercado brasileño,
que durante los ochenta y noventa, décadas marcadas por la crisis y la
hiperinflación, vio cómo el sector de la construcción se estancaba.
La posibilidad de comprar un inmueble se convirtió en una realidad para
muchos brasileños a partir del año 2003, gracias a la expansión del
crédito inmobiliario en Brasil, la caída de los intereses y la
estabilización de la inflación. Pero los bancos mantienen la cautela a
la hora de prestar: una condición es que las cuotas no superen el 30% de
la renta mensual. Ello demuestra de nuevo que el problema brasileño no
pasa por el crédito, sino por los precios desorbitados que se pagan por
los inmuebles.
La locura de los precios ha provocado que, recientemente, dos brasileños
crearan una página web, llamada Tem algo errado ou estamos ricos? (¿Hay
alguna equivocación o somos ricos?), en la que comparan el coste de
inmuebles en venta en Brasil con otros lugares del mundo. No sólo hacen
una comparación de los precios, sino también de las condiciones de los
inmuebles y de las zonas donde se encuentran. La web ironiza con el
hecho de que, por la misma cantidad con la que se adquiere una casa en
un barrio pobre de Brasil, un comprador puede hacerse con una vivienda
mejor ubicada, más grande y con más seguridad en otro país.
Un ejemplo: la comparación entre una casa en Malmö, Suecia (país con uno
de los costes de vida más altos del mundo), y un piso en Bauru, en el
interior de São Paulo. Por los dos piden la misma cantidad, 60.000
euros. Y, sin embargo, lo que uno recibe en cambio es muy distinto, como
muestran estas imágenes.
Otro ejemplo es la mansión del actor estadounidense Chuck Norris. Una
residencia de 680 metros cuadrados, con piscina y gimnasio, que se vende
por 1,2 millones de dólares. ¿Qué podría comprar en Brasil por el mismo
precio? No mucho. Una casa la mitad de grande con tres habitaciones en
el barrio Vila Madalena de São Paulo, tal y como puede verse en la
descripción de la vivienda.
Las empresas del sector de la construcción sostienen que la subida de
precios es algo lógico, “tan sólo un ajuste del periodo de
hiperinflación y estagnación del mercado”, en las palabras de José
Carlos Martins, vicepresidente de la Cámara Brasileña de la Industria de
la Construcción. Puede que desde el ladrillo nieguen la burbuja de
precios; el anuncio del sótano de Copacabana y las fotografías de Tem
algo errado ou estamos ricos? hablan por sí solos.
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